Hoy tocan mujeres, y los demás días también

Empezamos con droga dura: Anna Michaela Ebba Electra Von Hausswolff, conocida simplemente como Anna Von Hausswolff, es una artista sueca empeñada en dar forma a su versión personal de lo gótico, ese vasto concepto que puede abarcar desde el folk oscuro hasta el metal. Anna, amante del órgano y de la tensión vocal al estilo de Diamanda Galás, cubre todo ese espectro y todavía más, en creaciones como este tema de su ambicioso y devastador cuarto álbum.

La virginiana Lucy Dacus cautivó a la crítica con su primer sencillo, aquel 'I Don't Want To Be Funny Anymore' que reveló al mundo su estilo autobiográfico hasta el impudor. Ahora acaba de sacar su segundo álbum, grabado con más medios y paciencia que el primero: eso se nota en los arreglos de temas como este 'Addictions', una canción sobre relaciones tóxicas para la que ella misma ha dirigido el vídeo.

La artista texana es conocida, sobre todo, por sus colaboraciones con David Lynch: una canción suya suena en el cierre de 'Inland Empire', han grabado un par de discos juntos y, por supuesto, interpreta a una agente del FBI en la continuación de 'Twin Peaks'. «La primera vez que la vi actuar, pensé que era como un extraterrestre, el extraterrestre más hermoso que ha existido», ha dicho el director. Con esas amistades, ya se puede imaginar que su estilo no es exactamente sandunguero: su nuevo EP homónimo suena más enérgico que sus trabajos con Lynch, pero sigue siendo oscuro, sugerente y atmosférico.

Vamos con una veterana: Tracey Thorn es una presencia ineludible del pop inglés desde Everything But The Girl (algunos dirán que desde antes aún, cuando estaba con The Marine Girls) y además nos viene al pelo para esta pequeña selección: el tema estrella de 'Record', este 'Sister' con coros de Corinne Bailey Rae, es un himno feminista en que Tracey se asombra de que sigamos discutiendo sobre «la misma mierda» a estas alturas y nos recuerda que ella vive, ama, piensa y lucha «como una chica». La del vídeo es la versión recortada, porque la del álbum dura ocho minutos.

La galesa Gwenno tiene una carrera singular que la ha llevado a actuar en musicales en Las Vegas, tocar el sintetizador para Elton John o formar parte de The Pipettes, exitoso grupo que recuperó a su manera el estilo de los grupos de chicas de los 60. Pero, más allá de todo eso, está aquí por su carrera en solitario, en la que factura un electropop cantado en galés y en córnico (o cornuallés, como prefieran) con su dosis de esa excentricidad psicodélica tan característica de sus paisanos. 'Le Kov', que significa 'lugar de recuerdo' en cornuallés (o córnico, como prefieran) es su segundo álbum de estudio. El disco está cantado íntegramente en esa lengua, de la que solo quedan unos pocos cientos de hablantes.

La cantautora de Oregón parece llamada a convertirse en una de las revelaciones del año, pese a ese apellido endiablado de ortografía traicionera que obliga siempre a repasar posibles errores. Haley (que, por cierto, tiene orígenes filipinos) hace una música recogida y melancólica, acompañada por su sobresaliente guitarra (es fan de Hendrix, aunque reconoce que su atracción inicial pudo deberse al 'parentesco' de los apellidos) y por unos arreglos prudentes pero a menudo deslumbrantes.

Luz, que recordaba el otro día en este periódico que un locutor de radio le dijo que se marchase a casa a fregar, merece todo el reconocimiento del mundo como roquera pionera, pero hay que reconocer que su salto a estilos más tranquilos fue todo un acierto: su voz personal, plena de potencial dramático, lo mismo borda un bolero que una canción tradicional gallega. En su nuevo álbum, que hace el número quince, incluso se ha permitido componer e interpretar esta morna caboverdiana.

Borusiade es el nombre artístico de la rumana Miruna Boruzescu, una de las primeras DJs femeninas de su país, que ahora edita su álbum de debut en Cómeme, el sello de Matías Aguayo. Su historia no es la más habitual dentro del mundillo, porque cantó en el coro infantil de la radio de Bucarest, tiene formación clásica, adora a Bach y es licenciada en dirección cinematográfica, pero se le metió dentro el virus de la música electrónica y ahí sigue, con su concepción elástica del baile: «Mientras haya un ritmo, y por ritmo no me refiero necesariamente a percusión, se puede bailar», ha declarado a 'Shape'.

No se dejen engañar por el nombre: esta mujer es australiana, hija de un emigrante vasco que acabó trabajando en una papelera de Millicent, al sureste del enorme país. Allí creció Amaya, que cita como referentes para este cuarto álbum suyo a Cocteau Twins, Yo La Tengo y sus paisanos The Go-Betweens.

Terminamos este recorrido en Corea y quizá con la música menos convencional del lote. Park Jiha se ha especializado en combinar instrumentos tradicionales con estructuras musicales de vanguardia, en un híbrido envolvente de folk ancestral y minimalismo contemporáneo. 'Communion' es su disco de debut, editado en su país hace un par de años y lanzado ahora al mercado internacional, en el que utiliza instrumentos como el yanggeum, variante coreana del dulcimer.