

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Miente Sting cuando bautiza su gira 'My Songs', porque no son sus canciones: son las nuestras. Hace ya tiempo que Gordon Matthew Thomas Sumner renunció ... a la experimentación y abrazó sin rubor la causa de la nostalgia. Y con él, todos los espectadores de edad digamos mediana, que anoche llenaron el Bilbao Arena, inicio del tramo español de su tour, para mecerse con temas que nos devuelven a una época más simple y feliz. Seguro que si hubiéramos hecho una encuesta, muchos habrían recitado de carrerilla los cinco álbumes de Police: 'Outlandos d'amour', 'Regatta de Blanc', 'Zenyatta Mondatta', 'Ghost in the Machine' y 'Sinchronicity'. Que sí, que Sting en solitario tiene canciones preciosas, pero las que se corearon anoche con emoción fueron las de su etapa en Police junto a Andy Summers y Stewart Copeland.
No todos los días se tiene en Bilbao a una superestrella del rock, al ganador de 16 Premios Grammy, al comandante del Imperio Británico, conciencia ecológica y paladín de los derechos humanos. A los 71 años, Sting sigue siendo cool. Aquel pelo que se tiñó de platino cuando cambió el jazz por la New Wave continúa en su sitio. Y los brazos nervudos que revelaba la camiseta gris acompañada de pantalón blanco demuestran que sigue en forma gracias al yoga, el veganismo, el sexo tántrico o lo que sea. Bueno, esto último no, que su mujer Trudie Styler confirmó que cuando el cantante dijo en una entrevista que hacía el amor durante ocho horas estaba borracho.
Sí, Sting está más bueno que su hijo, Joe Sumner, de 46 tacos, que calentó el ambiente en acústico durante media hora antes de que papá saliera al sobrio escenario a las diez de la noche con puntualidad británica. El actor de 'Quadrophenia' y 'Dune' cantó durante una hora y cuarenta y cinco minutos. Sin pausas, sin alardes físicos ni parrafadas para ganarse a la concurrencia. Fibroso, bronceado y aferrado al bajo en una imagen icónica. Las canciones se sucedían una tras otra sin pausas. Apenas una referencia a Bilbao, «beautiful city», y una broma con su armonicista. Un Sting lacónico, que en alguna tema se apoyó en un taburete, pero con el carisma intacto.
Sonaron los primeros compases de 'Message in a Bottle' y, bum, ahí estaba The Police, la única banda nacida en la era del punk que se convirtió en masiva y logró llenar estadios. Sí, a principios de los 80, Police era el grupo más popular del mundo. Capaces de blanquear en pop los ritmos del reggae, de ir de intelectuales y al mismo tiempo tener el talento necesario para componer estribillos comerciales y pegadizos. Después llegó 'Englishman in New York' para recordarnos que este paseo por la memoria y cuarenta años de carrera también comprendía su etapa en solitario.
Y es que aquel monaguillo de Newcastle, hijo de lechero y peluquera, al que un músico apodó Sting (aguijón) cuando le vio llegar a un ensayo con un suéter a rayas amarillas y negras, ya iba por libre a mediados de los 80, cuando el choque de egos desintegró Police. A tenor de cómo se gozaron en el Bilbao Arena tres himnos casi seguidos, 'So lonely' 'Walking on the Moon' y 'King of Pain', solo cabe concluir lo grandes que fueron.
'If You Love Somebody', 'If I Ever Lose My Faith in You', 'Fields of Gold'... Sting demostró que reinó en las radiofórmulas durante décadas y lo hizo rodeado de músicos que sonaron como un mecanismo de relojería. Aquel profesor de primaria y secundaria en colegios católicos, que por las noches se desdoblaba en bajista de combos de jazz locales, en 1975, tocó en el Puerto Viejo de Algorta con camisa de arrantzale y pasó diez días en Getxo con su banda Last Exit. ¿Se acordará de aquellas noches de kalimotxo el multimillonario que vendió su residencia londinense por 26 millones de euros?
Y llegó el tema más esperado de la noche, un acelerado 'Every Breath You Take', la canción por la que el rapero Sean Diddy Combs le paga a Sting 5.000 dólares al día tras usar parte de ella en 'I'll Be Missing You'. Aunque lo más probable es que ese dineral se lo embolse Universal, que el año pasado compró todo el catálogo musical del cantante, incluidos sus temas para Police, por 250 millones de dólares. El pabellón se convirtió en un mar de móviles.
'Roxanne' y 'Fragile', una canción que llegó a grabar con Julio Iglesias, pusieron el colofón a esta cita con la nostalgia comandada por un profesional impecable, frío y sin sorpresas, que quizá viva de las rentas. Pero vaya rentas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Ingresan en prisión 6 de los 11 detenidos en la macrooperación antidroga en Bizkaia
Ainhoa de las Heras y Luis Gómez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.