No deja de ser un lujo el hecho de contar en el foso con la orquesta más veterana de Alemania. Bajo la dirección del maestro ... Andris Nelsons, el conjunto alemán nos deparó una versión exquisita de la Sinfonía 'La Reforma' de Mendelssohn con cautivadores movimientos como el segundo 'Allegro Vivace' y el tercero un 'andante' que hizo llorar a las cuerdas y emocionarnos. El director letón dispuso del Orfeón Donostiarra cuya labor fue encomiable durante el 'Requiem' de Brahms que siguió en la segunda parte.
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Desde el susurrante pianíssimo inicial 'Bienaventurados los que padecen', el Orfeón manifestó su acoplamiento vocal unísono. La severidad y a la vez la plácida exquisitez del segundo movimiento tuvo una atronadora explosión fruto de las noventa voces que lo formaban. Su potencia y brillantez se tradujo al mismo tiempo en una alta exigencia en la zona alta para las sopranos muy bien mantenida. El barítono alemán Christian Gerhaher se encargó de cantar las meditaciones acerca de la vida y la muerte. Nos enseñó una voz lírica y potente, tal vez algo engolada en ocasiones.
Su compañera, la soprano Julia Kleiter, también alemana, interpretó el quinto movimiento 'Ihr habt nun' acompañada por el coro brindándonos su mensaje de consuelo con voz potente. No nos pareció siempre una voz lírica porque al atacar las notas altas sonaba más ligera. El maestro Nelsons captó con gran sensibilidad el sentido misericordioso de la obra en la órbita del luteranismo. Hizo que el Orfeón lograra un completo éxito y que la orquesta mantuviera el brillo de su veteranía.
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