Las Migas, repertorio corto y resultado irregular
Tras su concierto atroz de enero en el Arriaga, las flamenquitas catalanas regresaron «sanas y salvas» al 39º Getxo Folk para presentar otra vez y de modo irregular su álbum 'Libres', premiado con el Latin Grammy y que en vivo no alcanza el potencial de la grabación
Nos juntamos 444 almas este sábado en el Muxikebarri de Algorta, en la cuarta de las cinco citas de abono del 39º Festival Internacional de Folk de Getxo, donde se presentaron Las Migas, basadas en Barcelona y premiadas con el Latin Grammy al mejor disco de flamenco por su último álbum, 'Libres', una grabación que suena mucho mejor que ellas en directo. Recordemos que un domingo de enero, en esta misma gira, Las Migas reunieron 711 almas en el Teatro Arriaga y dieron el peor concierto que hemos visto, sufrido en 2023.
La lideresa, la jefa de la empresa, la guitarrista casi siempre en segundo plano Marta Robles, una sevillana, dijo en Getxo que con este disco habían venido dos veces a Bizkaia, y en las dos estuvieron «gafadas»: a la primera, en septiembre de 2022, en el Urdufolk de Orduña, vinieron con una cantante suplente porque la titular estuvo enferma, y la segunda, en enero de 2023, en el Arriaga, actuaron con la jefa Marta afónica y la guitarrista Alicia con faringitis, y añadió que recibieron «una crítica atroz», pero que no mintieron (ejem, no mentimos). Pero, menos mal, aseguró que este sábado habían venido «sanas y salvas. Y libres, libreak».
El repertorio fue muy parecido al del Arriaga, al igual que las presentaciones, la escenografía y la alineación: un sexteto con dos mercenarios masculinos al bajo y la batería. 13 piezas (contando el fin de fiesta) en 81 minutos sonaron en el Arriaga en enero, y 14 piezas (contando las presentaciones con la rumba 'Barcelona tiene poder') en 90 minutos sonaron en Getxo, adonde arribaron las cuatro con vestimentas menos glamurosas (esta vez se impuso el cuero y el negro) y con las facultades justas, pues Las Migas con unas músicas muy sencillas, más tenues que sutiles. Además, dos de ellas se revelaron evidentemente nerviosas en escena (la violinista madrileña Laura y la otra guitarrista, la cordobesa Alicia), y la que mostró el mayor desparpajo, aunque aún sin el cuajo suficiente, fue la cantante con atisbos de cantaora, la extremeña Carolina La Chispa.
Desde el primer tema, por el sonido y su prestancia, se barruntó que no se iba a repetir el desastre, el fiasco del Arriaga. Sin embargo, Las Migas no acabaron de volar, a veces sonaron muy descompensadas en la mezcla de sonido (parece ser que no se oían bien: la jefa Laura a final dijo que tenía demasiado reverb pero que lo dejaran ya que estaban acabando, y la otra guitarrista Alicia hacía señas a la mesa para que la equilibraran), y entre las catorce piezas hubo tres descaradamente flojas y aburridas que, paradójicamente, ¡fueron las más ovacionadas por el respetable poco exigente!
La indulgencia y la auto-indulgencia destacaron en ese encuentro sabatino con ellas poniendo esporádicamente poses visuales que se agradecían. Las Migas pidieron palmas desde la primera canción (la flamenquita e incluso lolaila 'La maleta'), y el público se prestó. El público además dio palmas flamencas desacompasadas en la segunda, 'Tu boca', una rumba de Lola Flores, y la jefa reclamó la igualdad entre hombres y mujeres antes de la tercera, 'Milonga del corazón'. El violín hillbilly (country) de Laura abrió 'El querer de una morena', que también resonó a la Lola, La Chispa rapeó andalusí en 'La cantaora', y ellas cuatro sin mercenarios y con el abanico desplegado de La Chispa interpretaron la alegría lentísima, ralentizada, 'El mar', que les quedó pobrísima y lentísima, aunque el público la premió con una ovación tan luenga como desconcertante.
'La desgana', el tema que compusieron cuando les comunicaron la nominación para el Latin Grammy (estaban en la India, en la embajada española), fue flamenquito aserejé (esa onomatopeya de arrikitaun…), y de seguido un número muy mal montado con violín, luego cante a capella y palmas de ellas fue el segundo peor momento muy ovacionado. Y el tercer desastrillo aplaudidísimo fue un instrumental con dos guitarras más percusión para tapar las cacencias 'Asturias' de Albeniz, un instrumental oscuro, timorato y aburrido antes del cual Alicia deseó que más chicas se decantaran por la música, no sólo para cantar y bailar, sino también para tocar y dirigir sus grupos.
Con un repertorio tan corto y una gira tan larga, de año y medio pasado, Las Migas deberían mostrar más seguridad, pero no pasan de lo tenue e irregular. Y así hasta el adiós prosiguieron con los flojos 'Tangos de la Repompa' (cantaora gitana malagueña, 1937-59), el flamenquito pop 'Me mueve el aire', las presentaciones rumberas, el recuerdo a sus madres presentes en la sala (Perla y Ale) antes del popurrí también rumbero con el público en pie a petición de ellas (cosas de El Junco captamos en el animado medley) y el bis con el flamenco pop a lo Tomasito 'Antonia', con el público aún en pie, porque Marta no nos permitió sentarlos.
Durante su concierto pensamos que ojalá el año que viene el Getxo Folk traiga flamenco más serio. Israel Fernández habría estado mejor que Las Migas y seguramente salga más barato.