«Me inspira todo lo que esté bien hecho, con estilo y personalidad»
La cantante y compositora Travis Birds actuará este viernes en el Guggenheim, dentro del ciclo 'Art&Music' ·
La música es para Travis Birds (Madrid, 1990) la vía para conciliarse con sus obsesiones. Pero tiene más válvulas de escape. Está corriendo por la Sierra madrileña y se detiene para coger la llamada de este diario. Se siente a gusto en la naturaleza. De ahí podría venir su apellido artístico, Birds (pájaros), pero no. «Me decían, con razón, que tenía muchos pájaros en la cabeza. Quise burlarme de eso».
Lo de Travis da más miedo. Es por el solitario peligroso encarnado por Robert de Niro en 'Taxi Driver', la película de Martin Scorsese. «Me aterrorizó cuando la vi, pero resulta que el final, cuando Travis ayuda a que Iris (la prostituta) se libere, me sorprendió un montón. Tomé su nombre como homenaje».
Es uno de los grandes valores de la música popular actual, sin etiquetas, que actuará el viernes en el atrio del Guggenheim, dentro del ciclo Art&Music. El precio de la entrada es de 25 euros para amigos del museo, 30 para seguidores del centro (dados de alta en su web) y 40 para el público general. Incluye la visita a la exposición de Miró de 20.30 a 22.00 horas, con el museo cerrado para el resto de visitantes
.«Las etiquetas te limitan y te obligan a dejar cosas fuera. Me considero compositora, con humildad, y quiero acercarme a distintas músicas e influencias según el momento de de vida que estoy pasando», explica. En sus dos elepés, 'Año X' (2016) y 'La costa de los mosquitos' (2021), fluyen las canciones populares con instrumentos de viento, el flamenco y ecos de Jorge Drexler, Depedro o de Leiva.
«Todo lo que esté bien hecho, con estilo y personalidad, me resulta inspirador y trato de acercarlo a lo que yo hago», comenta esta artista que comenzó a tocar a los 19 años con una guitarra que le regaló su tía y a la que faltaban dos cuerdas. Travis Birds pone mucha atención en las letras. «Es algo en lo que desde muy pequeña me he fijado un montón. Intento cuidarlas todo lo posible y procuro analizar por qué las cosas que me parecen buenas son buenas».
Euskadi, lo mejor
Con esa combinación de influencias de variadas y sus visiones personales, ha conseguido reunir a públicos de distintas generaciones. «Me sigue sorprendiendo un montón porque, sí, vienen desde chavales que se saben las canciones, algunas con cierto nivel de complejidad, hasta gente de generaciones mayores a la mía, a la que en principio no esperas pero luego ves que entra bien en la actuación», incide la autora de 'Coyotes, tema que pasó a la serie 'El embarcadero'. Junto a su versión de '19 días y 500 noches', le han dado un empujón hacia la popularidad.
De Euskadi le gusta todo. «Llegué por primera vez y sentí una hermandad instantánea con su gente. Luego me hice un test genético y me salió que era 90% vasca y 10% balcánica. No tengo familia de sangre en País Vasco pero, si no me dedicara a la música, probablemente viviría allí, porque el tipo de naturaleza, por el ambiente que se respira. Me parece absolutamente inigualable».
Bilbao le parece de lo mejor del mundo. Es la segunda vez que va a tocar en la ciudad. «La primera fue en una biblioteca (Bidebarrieta, en el festival Bilbao Poesía), preciosa, por cierto».
