Iñaki Alberdi abre los 28º Encuentros de Música Contemporánea Kuraia
El acordeonista y el Kuraia Ensemble, ambos adscritos a la vanguardia, dieron en el Conservatorio Sarriko el primer concierto de los 12 que conforman el curso 21-22
El lunes en el Conservatorio Sarriko arrancaron los 28º Encuentros de Música Contemporánea Kuraia, que se prolongarán hasta marzo de 2022 ofreciendo una docena de conciertos en distintos escenarios: en San Sebastián (Musikene y Museo San Telmo), Tolosa, el Conservatorio de Vitoria, y la mayoría de actos en Bilbao, en el Conservatorio Juan Crisóstomo Arriaga de Sarriko, en el Arriaga (el miércoles 16 de marzo, un homenaje a Laboa dentro del festival Loraldia) y en el Guggenheim.
El segundo concierto se celebrará este próximo lunes 4 de octubre en Sarriko, con un programa doble: proyección del documental '2020: soinuen hiria', de Joseba Lopezortega, más concierto multidisciplinar.
El concierto de apertura se ha celebrado este lunes en el Conservatorio Sarriko, ante un centenar de almas (mayoría de damas), y sostuvo el repertorio ruidista y heterodoxo el propio Ensemble Kuraia (Bilbao, 1997). Su fundadora y directora artística es la compositora María Eugenia Luc, y así se describe en su web a la formación: «El grupo tiene como prioridad difundir las obras de los compositores de nuestro tiempo y dotarles de un conjunto profesional de excelente calidad con el cual colaborar estrechamente».
El encuentro del lunes duró hora y cuarto, 74 minutos para las presentaciones, los cambios de formación y las cuatro piezas interpretadas, muy difíciles todas (de ejecución por parte de los músicos y de audición por parte del respetable), muy bien dirigidas por Andrea Cazzaniga (tuvo su mérito hacer coincidir tanto golpe de efecto percusionista volátil, tantos ruiditos consignados en el pentagrama), y tres con el protagonismo del acordeonista Iñaki Alberdi.
Las dos primeras piezas fueron las más arduas y herméticas: el estreno de 'La noche', en origen una soleá cantada por Soleá Morente pero transformada por Francisco Domínguez, quien describió a esa pieza flamenca como «lenta y desgarradora» y a la que aplicó percusiones varias bien coordinadas (desde taconazos hasta golpes contra el piano) en una reinterpretación exagerada, expresionista, presuntamente vanguardista y que a base de chasquidos tras chasquidos sus veinte minutos fueron algo así como sucesivos principios en falso que derivaron en numerosos falsos finales («como las películas de miedo, igual», juzgó al acabar una dama de la fila de atrás, con razón, pues tal ejercicio virtuoso y desabrido podría amenizar la película 'El faro'), y luego el momento solista del acordeonista Iñaki Alberdi tocando 'Basalt' de Gabriel Erkoreka, un tema como de labores en un puerto, pero con trasfondo muy técnico explicado por el ejecutante en la presentación.
Difíciles en su ejecución aunque más fáciles para el oído fueron las dos últimas piezas: la única sin el acordeonista Alberdi, 'Forest' (Bosque), de María Eugenia Luc, quien lo presentó describiéndolo como «un paseo por un paisaje sonoro donde aparecen todo tipo de ruidos: los pasos, las piedrecillas del camino, los pájaros, el riachuelo…», y el Kuraia Ensemble lo recreó con fidelidad al bucolismo orgánico y bastante etéreo; más la despedida con la única selección del repertorio no explicada, la titulada 'Double', de Jesús Torres, otro ejercicio virtuoso que comenzó con ambiente de película de Hitchcock y prosiguió lúdico cual exótico prólogo eviterno, siempre bien dirigido por Andrea