Festival de Jazz de Vitoria
Un concierto deslumbrante para abrir bocaChristie Dashiell, poderosa y brillante, firma una gran actuación en el inicio de los conciertos del Festival de Jazz en el Teatro Principal
Los Dashiell no son tan conocidos como los Marsalis o los Heath Brothers. Pero queda claro que por sus venas también corre ese veneno musical ... que pasa de generación en generación. La historia de la cantante Christie Dashiell (Washington, 1988) es la de una pasión irremplazable. Hija de Carroll Dashiell, un músico que ha trabajado con grandes como Ray Charles o Maceo Parker, descubrir el jazz no era una opción, sino que venía marcado en la cartilla de nacimiento.
Ayer, todo ese conocimiento del que empezó a beber nada más salir al mundo se mostró durante su actuación de hora y media en el Festival de Jazz de Vitoria. Dashiell abrió la tanda de conciertos en el Teatro Principal junto a su hermano, el bajista Carroll, el pianista Allyn Johnson y el bajista Romeir Mendez. En una semana en la que el jazz se convierte en la banda sonora de la capital alavesa, la artista firmó una poderosa actuación y una gran bienvenida al certamen con un alarde de un rango vocal anchísimo.
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Pasadas las ocho y media, después de que sus escuderos tomaran posiciones vestidos elegantemente de traje. Cuando Carroll (III) se desabrochó el botón de la chaqueta, la cantante se dirigió al centro del escenario para iniciar ese particular viaje que es la presentación de 'Journey in Black', un álbum que habla de su experiencia como mujer negra a través de emociones. El arranque le correspondió a 'Ancestral Folk Song', con un contrabajo que paseaba a ritmo tranquilo mientras ella recordaba a Vera Hall con ese canto africano. Se enlazó -al igual que en el disco- con 'Grief', una gran balada que ella misma reconoce que es una de sus mejores canciones y en la que su alarde vocal puso los pelos de punta al respetable.
Lo hacía sin estridencias para después echarse a un lado, buscar la sombra en el escenario y dejar protagonismo a su hermano baterista, que recordaba a esa imagen tan manida de un pulpo a la batería por la velocidad de su golpeo.
En el arranque del concierto tocó 'Grief', una emotiva canción con una técnica indiscutible
No fue el único acompañante que se metió a un patio de butacas lleno en el bolsillo. No se trataba tan solo de una actuación familiar. «Una de las mejores cosas que tiene la música es estar con la gente», decía en una pausa Dashiell tras entonar uno de sus temas más souleros, 'How it ends', y antes de versionar con maestría el 'I Just Called to Say I Love You', de Stevie Wonder, con el pianista luciendo galones.
El recital dejó una gran sensación en un arranque del certamen, cita en la que colabora EL CORREO. Una nota altísima antes de que empiecen los conciertos en Mendizorroza mañana. Aunque se habla con demasiada ligereza de los músicos que marcarán el rumbo del género, la progresión de Dashiell y su expresividad la sitúan en una primera línea del jazz vocal bajo la influencia de grandes como Carmen McRae, Ella Fitzgerald, Donny Hathaway y Mary Mary. La artista -que creció cantando en una iglesia bautista- y su trío brillaron especialmente en 'Influence', un tema en el que derrochó tanta energía que tuvo que reconocer después que estaba cansada. Siempre sonriente. Para el tramo final del concierto dejó 'Invitation', quizá la más floja del repertorio, y 'Brother sister', un bis aclamado.
Los instrumentistas también se lucieron en un repertorio que iba del jazz más clásico al R&B
En esta primera visita a España se mostró agradecida -repitió varios 'eskerrik asko', para todos, desde los técnicos hasta un chico que le enseñó algunas palabras de español- y exhibió un repertorio que viaja de la expresión más romántica a las letras reivindicativas, deudoras de esa música negra combativa sin necesidad de gritar. Seguro que habrá muchas otras visitas.
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