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Hendrik, lacónico por su sangre teutona. Carlos Gª Azpiazu

Bailar sentados con Los Deltonos

El cuarteto cántabro pilotado por el guitarrista Hendrik Röver desplegó en la Fever un repertorio adulto y rotundo de Nuevo Rock Americano apto para ser degustado en las condiciones pandémicas

Sábado, 10 de octubre 2020, 14:52

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Realmente, resulta desalentador para salas y promotores de conciertos la caprichosa y cambiante legislación en lo que a la música en directo respecta. Así, la enésima prohibición del Gobierno vasco (juegos y espectáculos) de que el público se siente en mesas y la obligación de que repose sus culos en sillas separadas provocó que el viernes (y hoy sábado) el aforo de la Santana 27, de 1500 personas en condiciones normales pre-covid, se rebajara de las 220 de las mesas a las 150 de las sillas. De hecho llegó a preguntar Hendrik, el jefe de la banda: «¿Qué tal el Ayuntamiento aquí?» (aunque precisemos que el ayuntamiento se ocupa de bares y salas pequeñas, no de las grandes discotecas como la Fever). Y una voz del respetable gritó un título del combo actuante: «¡'Gasolina'!». A lo que concluyó Hendrik: «Esta canción se titula 'Vergüenza'». Y, vaya, el que no se consuela es porque no quiere: menos mal que no estamos en Madrid.

Al final sobraron varias sillas, pues un centenar escaso de almas («las mujeres reinan en las primeras filas, ¿eh?», observó Azpiazu, «y la cola también estaba llena de ellas», replicó el que suscribe) se presentaron el viernes para catar a los durante más de 30 años infalibles Los Deltonos (Muriedas, Cantabria, 1986). Y, no es por nada, también resulta desalentador e incomprensible la posición de muchos presuntos aficionados que se niegan a ir a ver conciertos sentados y separados y alegan que esas no son condiciones asumibles. ¡Y eso que se oye y se ve mejor que nunca en los bolos! ¿No será que tienen miedo a contagiarse, a pesar de que al entrar en la Santana 27 hasta nos tomaron la temperatura?

En fin… Como indicó el líder deltónico Hendrik Röver: «Todo es cuestión de acostumbrarse. Ya lo dijo ese poeta catalán, 'bailar sentados es bailar'», en referencia a Sergio Dalma y su 'Bailar pegados'. Y en la Fever la roquería centenaria bailó retrepándose en sus sillas, brindó alzando sus botellas, cantó en una ocasión ('Soy un hombre enfermo', la resaca es mi enfermedad), jaleó, ovacionó y pidió hasta dos bises durante un rotundo bolo de 22 canciones en 100 minutos en los que también advirtió Hendrik: «Hemos adaptado el repertorio a las circunstancias», y así dilataron varias canciones en modo jam band y primaron los ritmos reposadamente adultos.

Fernando Macaya, Hendrik Röver, Fernando Macaya, Javi Arias (batería) y Pablo Z Bordas (bajo). CARLOS Gª AZPIAZU

A dos guitarras conocedoras del camino (muy serio Macaya a la Gibson SG, a veces sonriendo de contento Hendrik a la Fender Telecaster), Los Deltonos se pusieron más camperos ('Noroeste') y de carretera country ('Elvis', las slides de la citada 'Vergüenza' –«tengo un topo en la comisión»-, 'Circunvalación'...) que bluseros (el rollo ZZ Top de la inaugural 'Feliz', el blues espeso 'Revolución' -«qué se cree el gobierno, qué se cree la ONU»-, el poderío de Los Paladins y los punteos del Kinsey Report aleados en 'Taquicardia'...) y que funkies ('Saluda al rey' dedicada al difunto Eddie Van Halen, de seguido 'Listo').

Y, sobre todo, facturaron una suerte de ochentero Nuevo Rock Americano (NRA, no por la Asociación Nacional del Rifle) con muchos reflejos de The Del Fuegos ('Oscuridad', el honky tonk de 'Merecido', la apertura del bis con 'Brindemos'...), mejoramientos de los Long Ryders ('Cazador', con tono vocal onda Negativos), paralelismos con Jason & The Scorchers ('Discoteque Breakdown', con prolongación jam onda Allman Brothers), la única versión que además fue la única de las 22 que se entonó en inglés ('Hard luck blues' de los Leroi Brothers, un trallazo rock-a-roller que les sirvió para conceder el segundo bis y con el que suelen despedir sus conciertos), o más arquetipos puramente NRA como serían 'Correcto', 'Ahora' o la anticipada y ansiada 'Gasolina', en lo que fue un concierto con vigor, empaque, dominio del idioma, asimilación de los americanismos, guitarrazos, carisma e incluso alma. Saludemos siempre a Los Deltonos.

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