Vadim Repin, profundo hasta el dolor
El violinista ruso, en su estreno en Musika Música, brilló con su interpretación de las obras de Shostakovich
Asier Vallejo Ugarte
Sábado, 2 de marzo 2024, 20:13
Apenas un mes antes de terminar en 1948 su Concierto para violín número 1, Dmitri Shostakovich había sido señalado por el régimen de Stalin como ... uno de los compositores que conducían a la destrucción de la música soviética, pues sus obras se veían estrechamente asociadas «al espíritu de la actual música modernista y burguesa que se cultiva en Europa y en América, fiel reflejo del marasmo cultural de estos países y total negación del arte musical». Por eso hubo de mantenerlo en silencio y esperar tiempos mejores, que llegaron a finales de 1953, ya muerto el dictador, con el buen recibimiento de su 'Décima sinfonía' y su encumbramiento oficial como «artista del pueblo de la Unión Soviética». El estreno se celebró finalmente en Leningrado –actual San Petersburgo– en octubre de 1955.
Shostakovich. Concierto para violín nº1
-
Autor Vadim Repin
-
Dirección César Álvarez
-
Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia
-
Lugar Palacio Euskalduna. 2-03-2024
Esa tensión latente en toda la existencia de Shostakovich y en muchas de las obras se advierte desde los primeros compases del concierto, en ese melancólico y meditativo Nocturno inicial, donde el violín expone una melodía casi infinita sobre un acompañamiento orquestal particularmente oscuro y misterioso. Vadim Repin, en su primera vez en el festival pero con mil batallas musicales a sus espaldas, lo llenó de intensidad desde el minuto cero, con un sonido penetrante que conjugaba una expresividad y una belleza avasalladoras, nunca en el límite de lo débil. Uno le hubiese pedido un carácter más enérgico al Scherzo, que pudo perder algo de su clima sarcástico y extravagante, pero la Passagaclia resultó doliente, conmovedora, poderosísima, y toda la Burlesca final fue una exhibición de virtuosismo y madurez interpretativa.
El éxito fue compartido con una Sinfónica de la Región de Murcia que, también debutante en Musika Música, proyectó la imagen de una orquesta joven con el mecanismo bien engrasado, unos metales con buena presencia y unas cuerdas graves (violonchelos y contrabajos) capaces de dar la base de cualquier obra que les pongan delante. Quizás el sonido de conjunto no fuera exorbitante, pero César Álvarez (de larga trayectoria en Rusia) lo amoldó al estilo tan particular del compositor de manera que el solista nunca se viese superado y la influencia de la orquesta no quedase aminorada en el resultado final, tenso y profundo hasta el dolor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión