Anti-tributo al Rock Radical Vasco en el Euskalduna
Seis grupos vasco-navarros participaron en la presentación del libro 'Fiesta y rebeldía', albergada en el oscurecido espacio Urban Hall, donde Joseba Irazoki dio el mejor concierto
Nada más entrar este sábado al Euskalduna Urban Hall nos informaron de que habría 555 almas en el concierto séxtuple inspirado por el libro 'Fiesta ... y rebeldía. Historia oral del rock radical vasco', escrito por el periodista musical bilbaíno Javier Corral, alias Jerry, publicado por la editorial Liburuak, un tentáculo de la promotora Last Tour, y que ya ha colocado 2.500 ejemplares (un éxito, pues va por la tercera edición).
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Ya saben que el Rock Radical Vasco fue un movimiento de los años 80 de punk y derivados, con letras de temática social, quejosa e incluso política, con nombres destacados como La Polla Records, Kortatu, Hertzainak, Barricada, Cicatriz o esos Eskorbuto que huían de esta etiqueta como de la peste.
La víspera, el viernes, se desplegó el mismo programa en Pamplona, en la sala Zentral. Hay que hacer notar que dos nombres del cartel son navarros, La Txama y Joseba Irazoki, y que se cayó un tercer navarro de los siete anunciados en primera instancia, Kiliki. El caso es que el sábado en Bilbao las seis actuaciones, a tres canciones por banda, discurrieron ágiles, durando en total dos horas y diez minutos de show, contando los rápidos cambios de escenario.
Hubo dos quejas: el Urban Hall estaba demasiado oscuro y no había barra, carencia paliada únicamente por La Chama, que repartieron cervezas y vino gratis entre la audiencia en un gesto que les honra. Ah, La Chama fueron los peor vestidos de un mini-festival anti-tributo (anti suponemos que porque no copiaron con fidelidad las canciones versionadas) donde no se destacó por la buena estética. Los mejor vestidos serían Lore, la bajista de Belako, y pongamos que Irazoki, dentro de su formalidad en la indumentaria. Hay que señalar también que Silitia salieron con pelucas.
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Repasando a vuelapluma el encuentro, que sufrió muchas fugas entre el público (parecía que había gente que había ido a ver a un grupo determinado, seguramente por amistad), digamos que el trío guipuzcoano Gailu dejó de lado su mecanicismo motórico en pro de un punk desatado que alcanzó su culmen en la versión de 'Don Vito y la revuelta en el frenopático' de Kortatu (la asamblea de majaras…), que en formato quinteto la songwriter guipuzcoana Anari facturó un rock noventero muy espeso y lentificado que lastró el dinamismo del 'Pakea utzi arte' de Hertzainak, y que el cuarteto mixto de Mungia Belako se lo montó muy bien y muy punk, pero también en plan noventero, al revisar a Belladona, el 'Hay algo aquí que va mal' de Kortatu y a Hertzainak.
Tras un cambio de escenario más largo de lo habitual salieron los navarros de La Txama, cinco sujetos con tres vientos que forman una especie de brass band ranchera con autotune que revisó el 'Miguelín el cashero' de Potato, el 'Clarete y speed' de sus paisanos Tijuana in Blue, y el 'Adiós reina mía' de Eskorbuto, ésta en plan ranchera. Luego los bilbaínos Silitia, los cuatro con peluca, a base de post-funk bailón y actualizado remozaron a su bola el 'Iñaki' de Zarama, otra que sonó a Itoiz y una primera cuya música estaba influida por los Clash. Y cerró la noche seca y oscura (seca por la ausencia de barra y oscura porque estaba todo negro excepto el escenario) el guitarrista navarro Joseba Irazoki, en cuarteto, dando el mejor bolo, rotundo, preciso y alocado, arrancando con un 'Mucha policía poca diversión' de Eskorbuto tan inspirado en los Clash como en la Velvet Underground, y cerrándolo con un muy progresivo 'Zoaz Euskal Herrira' de Zarama, a su vez rematado con alaridos muy Alan Vega de Irazoki, que en una especie de coda a solas en el escenario se puso un tricornio y acabó pisándolo. ¿Sería algo simbólico?
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