Mircea Cărtărescu: «Un escritor debe implicarse en la vida pública porque es un modelo para la gente»
El reputado autor rumano ha ganado atención mediática en su país por la defensa de Europa frente a la extrema derecha
Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956) es una persona bastante reservada, no dada a eventos sociales, besamanos o distinciones. Es más, no le hace ninguna gracia que le recuerden que es todos los años uno de los favoritos en las quinielas al Nobel. Sin embargo, ayer recibió el galardón de la Feria del Libro de Bilbao agradecido y con cierta humildad. «No soy una persona formal que valga para estas ceremonias», reconocía, «pero sí quiero mostrar agradecimiento por quienes han pensado que merecía este premio que recibo con mucho afecto».
El autor de 'Solenoide', la trilogía 'Cegador' o la más reciente 'Theodoros' (Editorial Impedimenta, 2024) maneja un estilo literario que no está muy claro si debe enmarcarse en la novela, o más bien en un cuento extenso que hace del lirismo su forma de ser y de narrar. En cualquier caso, el autor rumano no se detiene en exceso a analizar su obra o estilo: «Me resulta difícil hablar de mi trabajo, porque yo escribo según respiro, no pienso mucho en ello. Para mí, el hecho de escribir es un acto o un gesto igual de automático que respirar».
Lo que sí se muestra es sumamente preocupado por la deriva de las democracias europeas y la irrupción de autoritarismos y populismos que, desde Rusia a Estados Unidos, pasando por Israel, amenazan con destruir las garantías que han permitido a los escritores las libertades necesarias para desarollar su obra. «Los tiempos de libertad y democracia son sinónimo de literatura y de paz», señalaba al recoger la Pluma de Plata.
– Reivindica la libertad, pero su última obra, 'Theodoros', aborda mayormente la dictadura y el autoritarismo. ¿Reflejo de los tiempos que corren?
– Theodoros es un personaje arquetípico que, en cierto modo, representa la arrogancia de convertirse en dictador, en tirano. Como bien es sabido, los tiranos han existido desde la antigüedad hasta nuestros días, y los tenemos hoy en día en muchos países. Así que este personaje es un símbolo de opresión, de discriminación. Y, sobre todo, de crueldad, una característica constante de la humanidad. Sentí la necesidad de escribir sobre él como advertencia, como recordatorio de los enormes problemas que, desafortunadamente, enfrentamos en el mundo actual.
– En Rumanía un partido populista de extrema derecha ganó la primera vuelta de las elecciones y solo pudo ser frenado por la mínima en la segunda ronda.
– Tuvimos un problema inesperado: la participación de Rusia en nuestra democracia y en nuestro proceso electoral. Así que tuvimos que enfrentarnos a esta guerra de un país agresivo contra el nuestro. Tuvimos lo que llamamos una guerra híbrida. En la primera parte de estas elecciones, la gente no era consciente de esto y cayó en una trampa pero, después, despertaron. Despertaron y entendieron que estábamos ante la amenaza del ascenso del fascismo.
– ¿Se refiere como fascista a la Rusia de Putin?
– Exacto, es el nombre que hay que dar a las fuerzas que intentaron apoderarse de nuestro país. Es fascismo alentado por Rusia. Pero la gente en Rumanía ha reaccionado con mucha fuerza y hemos logrado ganar. La situación sigue siendo bastante peligrosa, pero por el momento estamos muy aliviados.
– Nicusor Dan, el presidente electo, es un convencido europeísta.
– Sí, es una persona de confianza. Un intelectual y matemático con estudios en La Sorbona y que fue dos veces alcalde de Bucarest. Es, en mi opinión, la persona que necesitamos hoy para que nuestro país avance.
– ¿La creación literaria está por encima de los vaivenes políticos o el escritor debe implicarse a fondo en esta batalla?
– Es que un escritor es también un ciudadano. Y no solo eso, sino que muchos escritores se convierten en modelos, no solo para sus lectores, sino también para el pueblo, para todos. Por lo tanto, un escritor debe implicarse en la vida pública, tiene que decir lo que piensa y tiene que expresar lo que, en su opinión, es bueno o malo para su propio país. Y esto es lo que yo he hecho, por eso me he involucrado tanto en este período tan difícil que hemos vivido. He tratado de mostrar a la gente la dirección correcta que es, en mi opinión, la dirección hacia Occidente, hacia Europa, hacia los ideales cívicos de todos, hacia la democracia. Es decir, hacia los Derechos Humanos, que son los principios que siempre he defendido para lograr un mundo civilizado.
– Unos Derechos Humanos que están más en entredicho que nunca desde Gaza a Ucrania. Por no hablar de Estados Unidos.
– Estados Unidos no está en buenas manos en estos momentos. Y observando lo que sucede allí, creo que el resto de fuerzas democráticas del planeta deberíamos aprender la lección e involucrarnos en defender lo que realmente importante: el bienestar de nuestras democracias y de nuestro hogar.
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