Harkaitz Cano
El autor guipuzcoano reivindica la vida y la ficción «porque en ambas palpita el corazón humano»
Es la tercera vez que gana el Premio Euskadi pero no se duerme en los laureles. Está inmerso en una obra de teatro y una ... serie de televisión, además de otros proyectos que lo mantienen «muy entretenido», admite Harkaitz Cano (Lasarte, 1975), en la primera fila del auditorio de Bidebarrieta. A su lado, tiene un ejemplar de 'Mundua pitzatuta dago baina hantxe gabiltza oinez' (El mundo está roto pero se puede caminar), galardonado en la modalidad infantil y juvenil. Está dedicado al director de cine y teatro Fernando Bernués y a su hija Laia, «parte fundamental de un proyecto que celebra la imaginación como fuente de energía inagotable». La vida, la amistad y la ficción se entrecruzan en el día a día de Cano, «porque en todas ellas palpita el corazón humano».
En los libros, las canciones y las películas, insiste, «hay mensajes dirigidos a todo el mundo». Es un autor que reivindica el sentido comunitario del arte y la cultura, porque los vasos comunicantes no conocen límites de espacio o tiempo. La ira de Aquiles estremece tanto como los recuerdos del coronel Aureliano Buendía ante el pelotón de fusilamiento. En Homero y García Márquez hay la misma pasión por contar historias y dejar huella por los siglos y los siglos. «Vales más por lo que lees que por lo que escribes. Yo me siento orgulloso de todos los grandes que me han alimentado como lector. En este libro rindo homenaje a muchos de ellos».
Es un trabajo –con ilustraciones de Isabel Herguera– ligado a la obra de teatro de Bernués que lleva el mismo título. «Gira en torno a una niña a la que su padre manda mensajes en aviones de papel que luego descifra con ayuda de una bibliotecaria». Se recrea un mundo con olor a hojas y cubiertas, palabras en negro sobre blanco, estanterías rebosantes de historias que aguardan en silencio... «La humanidad entera vibra en las páginas de un buen libro, no hay más que abrirlo».
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