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Certamen Relato Breve 'En Cuarentena'

El enterrado

Este es uno de los relatos breves seleccionados para su publicación de entre los presentados al concurso 'En cuarentena', que organizan EL CORREO y la UPV. El día 17 de junio se dará a conocer el nombre de los ganadores

Papel de lija

Sábado, 6 de junio 2020, 00:39

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Aunque con la edad se le habían mustiado las piernas, los años habían dejado a la Consuelo con las escurrajas del valor que tuvo en otro tiempo. Quizás por eso, sacó fuerzas para saltarse el confinamiento aquella tarde que la tele no hacía otra cosa que joderle la vejez con la coña del virus. Con una grapadora robada de la recepción de la residencia, salió sola a pinchar carteles de 'se busca' por todos los árboles de la avenida.

Cuando la sorprendió la policía en plena calle durante el confinamiento, la trataron con el respeto que se merecen aquellos que sin saber nadar, se tiran a por los que se ahogan. Mientras grapaba carteles con la foto del desaparecido, les dijo que aunque no sabía si a su edad aquello todavía se podía llamar amor, se negaba a tener que a aprender a vivir sin él. Ayer, siguió diciendo, estábamos acurrucados en el sofá viendo la tele y hoy se me han abierto las puertas de la desesperación buscándolo por todos los rincones de la residencia.

Me había acostumbrado a su compañía, añadió para justificarse, era tan resolutivo, tan complaciente, tan atento con mis deseos que me da vergüenza contarles que hasta lo podía reconocer al tacto. Me gustaban sus curvas y aunque le parezca impropio de mi edad, tocarlo, me aliviaba el escozor de las noticias ácidas de la tele.

Los agentes de policía, como todas las tardes desde hacía años, en un ejercicio de sutileza, dejaron la grapadora sobre el mostrador de la recepción y subieron a Consuelo hasta su habitación, y como otras veces, removieron grotescamente los cajones, rebuscaron con aspavientos bajo la alfombra, levantaron sin pudor las enaguas de la mesa de camilla y por fin, cuando creyeron que la representación había calado, metieron los brazos entre los huecos de los sentones y lo encontraron enterrado en los entresijos profundos del sofá.

Y mientras ella lo resucitaba con unos golpecitos sobre la palma de su mano, y mientras le daba cien vueltas a la programación de la tele para esconderse de esta mierda de noticias amenazantes, la policía, un día más, fue retirando de los árboles de la avenida los carteles con un 'se busca' grande y escrito debajo de una foto del mando a distancia negro y con botones redonditos de la Consuelo.

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