«Hauser & Wirth nos respeta, no hay decisiones unilaterales y las responsabilidades se comparten»

- Con la llegada de Hauser & Wirth, usted también pasa a un segundo plano, no sé si harto o cansado.

- Es el ciclo de la vida. Son cosas que tienen su lógica. Me siento cómodo haciendo lo que puedo desde la fundación, me encanta recibir de vez en cuando a gente y recorrer con ellos el museo, que ha sido mi vida. Ahora estoy más cómodo y relajado.

- Desde la galería, sostienen que Eduardo Chillida no se cotiza en el mercado tanto como merecería.

- Es un artista que ha sido muy estable en sus valoraciones. No dio un 'pelotazo', ni estuvo de moda, como muchos otros que de repente suben y de repente bajan. Lo que dice Hauser & Wirth es que artistas que en los años setenta estaban al mismo nivel que aita, luego se han disparado. Pero yo creo que hay un aspecto en el trabajo de mi padre que para mí es positivo, pero no para el mercado: nunca aceptó hacer reproducciones de sus obras porque eso al final hace que haya muchas piezas en muchos lugares. Y es curioso porque en el mercado del arte eso es algo que la gente valora. Hay coleccionistas que dicen: «Tengo la misma escultura que el Guggenheim». Un ejemplo clarísimo es la araña de Louise Bourgeois, de la que se han hecho varias reproducciones, cada una más cara que la anterior. Para mí el valor es que sea una obra única, que sea algo exclusivo. Por otro lado, es curioso el respeto que aita tiene entre los artistas.

- Los responsables de Hauser & Wirth, ¿les consultan lo que van a hacer o sólo les informan?

- Te informan y te consultan. Si hay alguna cosa que no vemos claro, lo repensamos o lo dejamos para más adelante. La galería nos respeta y es una forma de trabajar muy agradable en el sentido de que las responsabilidades son compartidas. No hay decisiones unilaterales.