
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Un millón de personas que lo hablan, lo conocen o lo aprenden, 365.000 que lo reclaman para ser atendidos en Osakidetza, 385.000 artículos en la wikipedia, 11.000 usuarios en la red social X y, finalmente, 6.100, esta última cifra, el número de personas que visitaron el pasado año el espacio expositivo de Euskararen Etxea. Todos estos números, que se muestran en un panel interactivo, son tan solo algunas de las piezas del puzzle del euskera que se puede visitar y completar en este centro interpretativo del barrio bilbaíno de San Ignacio, que ofrece una radiografía exhaustiva (y también educativa y muy divertida) de la situación de una lengua viva e inclusiva en una sociedad vasca más diversa que nunca.
Euskararen Etxea está además de plena actualidad, con un galardón reciente de las instituciones europeas. En concreto, el Premio Museo 2025 del Consejo de Europa, otorgado por ofrecer una «perspectiva única y poderosa sobre Europa y la identidad europea, vista desde el prisma de una lengua minoritaria», según palabras de la comisión parlamentaria. Una distinción que les llevó a Estrasburgo y que valoran como el reconocimiento a un trabajo de años, pero que se ha intensificado en los últimos dos, desde que en 2023 remodelaron por completo el espacio expositivo.
Con motivo del Día de los Museos y en pleno Euskaraldia, el centro cultural de San Ignacio bien merece un recorrido a fondo para comprender de dónde viene y hacia dónde va la lengua vasca. Su directora, Iurdana Akasuso, guía a este diario por las salas de un museo pequeño, pero muy completo, y con una exposición de carácter interactivo y pensada para público de todas las edades.
«Queremos ser el escaparate de la fuerza del euskera en la actualidad, nuestro mensaje principal es que es una lengua viva que se puede utilizar en todas las situaciones de la vida y del día a día», expone.
Y es precisamente en esa idea-fuerza en la que inciden los contenidos de un espacio expositivo cuya remodelación integral fue pensada y diseñada por el triunvirato que conforman el poeta Kirmen Uribe, la museógrafa Eva Tuneu y el sociólogo Patxi Baztarrika. La mayor parte de los materiales se muestran en la planta superior de Euskararen Etxea, con una exposición pensada para que el visitante «salga con una actitud y mirada positiva hacia el euskera, que sienta que el euskera le aporta y le interpela».
La premisa es que la lengua no tiene ni principio ni fin, y la actualidad es simplemente un momento determinado de esa línea de transmisión. En ese sentido, el visitante observa en primer lugar fotos familiares y de antiguas escuelas de los 60 y los 70 con testimonios de andereños de las primeras ikastolas, que se contraponen a las aulas de hoy en día en diversos municipios vascos. Destaca aquí el testimonio de Elbira Zipitria, pedagoga, maestra y mujer pionera en la transmisión del euskera.
Al lado, se encuentra un diccionario digital interactivo. «Son unas determinadas palabras que hemos seleccionado por su interés. Algunas antiquísimas, otras nuevas y otras muy literarias», explica Akakuso, que destaca el humor y las vivencias personales que atraviesan esta selección.
Insiste la directora del espacio en que la diversidad de la lengua es hoy en día más rica que nunca y supera ya las tradicionales divisiones de dialectos territoriales. «Ya no están solo los euskalkis, sino también los diferentes acentos de cada hablante, entre ellos, muchísimos extranjeros que estudian euskera», incide, antes de recordar que el euskera «tiene muchísimas formas y no es una lengua pura», sino que ha estado durante siglos en relación directa con muchas otras lenguas, de las que ha recibido mucho, a la par que también ha aportado términos y palabras al castellano y al francés.
Otro de los espacios expositivos consiste en una serie de cajones y archivadores que se despliegan para investigar determinadas palabras, tanto su origen como su recreación en el imaginario. «Las palabras más antiguas son del mesolítico y casi monosilábicas, como 'ur' o 'lur'», enumera la responsable de Euskararen Etxea en una sala que hará las delicias de los más pequeños, ya que invita a descubrir y a jugar con los contenidos, con 'playmobils' incluidos.
No todo es origen y transmisión, sino que el papel fundamental en una lengua lo ejerce la sociedad que la utiliza. «Una lengua se mantiene viva si se utiliza», resume Akakuso, antes de mostrar una línea temporal que comienza en la mítica Torre de Babel y sigue con hitos como la Mano de Irulegi o el 'Linguae vasconum primitiae' de Etxepare, donde suena la canción de Xabier Lete, que musicó el primer libro editado en euskera en el siglo XVI.
El itinerario concluye con interacciones y guiños al visitante, entre ellas, una encuesta para que muestren su nivel de contacto con la lengua a través de hilos y preguntas, varios testimonios de enamorados del euskera, o una máquina que ofrece bertsos a cambio de sonrisas. Se cierra la visita con un karaoke de la adaptación musical de Mikel Urdangarin de los ya universales versos de Kirmen Uribe: 'Munduari begiratzeko modu bat, laguntzarrekin kantatzeko modu bat'. Y es que el euskera nos da unas gafas particulares para observar el mundo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.