
Un problema estructural
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Para evitar que el abuso sexual sea habitual y proteger la privacidad de las víctimas, hay que invertir en educación y tratar adecuadamente las denuncias en los mediosSecciones
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Industria audiovisual ·
Para evitar que el abuso sexual sea habitual y proteger la privacidad de las víctimas, hay que invertir en educación y tratar adecuadamente las denuncias en los mediosDice la cantante Suzanne que en el mundo de la música todos conocen quiénes son los abusadores y depredadores sexuales, aunque al mismo tiempo se ... guarde un silencio sepulcral sobre el tema. La cantante pop acaba de sacar al mercado una nueva canción, 'Yo acuso', con la que pretende «levantar la cabeza» y hablar de las agresiones sexuales sufridas. Sin embargo, ni en la letra de la canción se cita o se desvela a su agresor, ni tampoco la salida al mercado de su disco ha llevado en paralelo a una denuncia concreta contra el abusador en el juzgado correspondiente.
Pasa un poco lo mismo en España, donde la semana pasada la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) sostenía en un informe que el 60% de las mujeres en el cine y el audiovisual han sido víctimas de agresiones sexuales. El porcentaje es escalofriante y su posible veracidad refleja un problema estructural. Un problema doble, digo yo, porque si de un lado la violencia sexual no decae a pesar de que se hable constantemente del tema, de otro tampoco crecen o son demasiado frecuentes las denuncias contra los abusadores. Esto último se explica por el hecho de que la víctima no solo tiene que perder su privacidad al denunciar o asumir que su nombre pueda ser arrastrado por el barro, sino que además debe aguantar que en ciertas ocasiones se cuestionen sus motivaciones. ¿Qué hacemos entonces para que el abuso sexual no sea tan usual en el mundo del cine y de la música?
Difícil respuesta, pero quizás esa Unidad de Prevención creada por el ministro Urtasun para el mundo del cine, con psicólogos, abogados y un escaso presupuesto, no sea suficiente. Más bien me inclino por un esfuerzo añadido en educación y concienciación social, por profesionalizar los castings y las contrataciones de forma colectiva y con criterios exclusivamente artísticos, por una mayor presencia de mujeres en los puestos clave de la industria, por un pacto entre los medios para el tratamiento adecuado de las denuncias y, eso también, por una especial protección a la privacidad de las víctimas en los juzgados.
Teatro
Su frase ha pasado a la antología de las mejores citas: «Mi patria es el teatro y mi país de origen, la España refugiada, la del exilio». Sí, María Casares fue una de las mejores y más grandes actrices teatrales del siglo XX, un prodigio de la expresión dramática con la nostalgia, la emoción y la intensidad existencial como activos para impulsar un valioso e inolvidable legado creativo y artístico. En 2026 se cumplirán 30 años de su fallecimiento y hace solo tres años se celebró el primer centenario de su nacimiento. Pero estos días el nombre de María Casares vuelve a la nostalgia del presente por el recuerdo de su ausencia.
En su última novela, 'Mil ojos esconde la noche', Juan Manuel de Prada la dibuja literariamente en el París de la Ocupación. Y también esta semana se ha vuelto a abrir 'La Vergne', su casa en el departamento francés de Charente, entre Poitiers, Angulema y Limoges, como centro cultural y como mausoleo de su memoria, de su clandestina relación amorosa con Albert Camus y de su infinita pasión por el teatro.
Cine
Nadie discute que la vigente Ley del Cine prevea subvenciones específicas para las películas en lenguas cooficiales distintas del castellano. Es una lógica derivada de la protección constitucional de nuestra diversidad lingüística, con lo cual son normales las subvenciones al sector cinematográfico de Cataluña, Baleares, Galicia, Navarra, País Vasco y Valencia. Ahora bien, lo que ya no resulta tan explicable es que Cataluña se haya llevado en 2024 el 69,1% del montante de estas subvenciones, por mucho que su peso en el PIB español sea superior o que la importancia de su industria cinematográfica sea considerable. Una decisión tan subjetiva y carente de equidad no puede explicarse si no es invocando razones más cercanas a la conveniencia política que a la justicia o la racionalidad.
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