La concesión en el Zinemaldia del Premio Donostia a Jennifer Lawrence genera por lo menos una mínima reflexión. Con 35 años Lawrence es la ganadora ... más joven de este premio, un galardón que en su filosofía busca «homenajear y reconocer la trayectoria profesional de actores y actrices excepcionales, celebrando la calidad interpretativa, la verdad y la sutileza en sus trabajos a lo largo del tiempo». ¿Encajan en esta filosofía Jennifer Lawrence y su carrera? Pues según se quiera ver. Ciertamente la actriz estadounidense es una intérprete excepcional, con una versatilidad y una capacidad notable para abordar una pluralidad de géneros y personajes complejos, siempre dúctil y acoplada a la dirección de sus películas.
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Además, no se olvide, ha recibido a lo largo de su carrera numerosos premios, entre otros un Oscar, un Globo de Oro, un premio del Sindicato de Actores como mejor intérprete y otros muchos como actriz de reparto. Otra cosa es que la propia nómina del Premio Donostia certifica un galardón para carreras más extensas o al final de una trayectoria excepcional.
Esta es, precisamente, la misma filosofía de los premios honoríficos de los grandes festivales. Por ejemplo, la Palma de Honor en Cannes se ha concedido en las dos últimas ediciones a Robert de Niro y George Lucas. Los dos últimos Osos Honoríficos de Berlín han sido otorgados a Tilda Swinton y Martin Scorsese; y, por lo que se refiere a Venecia, en las sus últimas ediciones el León de Oro a la trayectoria ha distinguido a Sigourney Weaver, Peter Weir, Werner Herzog y Kim Novack.
Se dirá que Lawrence es una digna acreedora a cualquier premio o incluso que su sinergia entre juventud y experiencia es un ejemplo que permite avanzar al cine, combinando la capacidad de innovar de la juventud con la perspectiva y la guía de la experiencia acumulada. Pues muy bien, quedémonos con esta explicación para justificar este Premio Donostia, porque de lo contrario habría que hablar de una imperiosa necesidad de atraer a cualquier precio estrellas al festival donostiarra, algo que desprestigiaría la historia del galardón.
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Música
50 años de 'Wish you were here'
La música es también como una máquina del tiempo, como un instrumento que ilustra el pasado y lo conserva intacto en la memoria. Quizás por eso impresiona que el próximo mes de septiembre se vayan a cumplir 50 años de la aparición de 'Wish You Were Here', el disco de Pink Floyd que siguió a 'The Dark Side of The Moon', el gran éxito que encumbró a la banda británica.
Hay quien dice que fue el disco más logrado y personal en su experimentación psicodélica, quizás eclipsado por 'The Dark Side of The Moon' o, si no, marcado por la tragedia de Syd Barrett, el guitarrista y vocalista destrozado por las drogas. Tal vez fuera así, aunque su banda sonora para 'More' (1969), la película de Barbet Schroeder, suena mucho más primariamente trágica.
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Pero el recuerdo es siempre subjetivo, personal. Fíjense que en 1975 John Lydon y los Sex Pistols acusaron de aburguesada a la música de Pink Floyd, luciendo camisetas customizadas en las que presumían de odiar al grupo. De todo aquello, de tanto, apenas queda algo. Tan solo la música y su recuerdo del paso del tiempo, por supuesto.
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Moda y cine
El turno de Marc Jacobs'
Los 'couturiers' son los dictadores del gusto. Pues quizás el exceso conceptual en esta frase de Lagerfeld explique el éxito reciente de los documentales dedicados a los grandes de la moda. Lo digo porque últimamente se han visto documentales consagrados a Dior, McQueen, Galliano, Armani, Vivienne Westwood o Diana Von Fürstenberg, entre otros. Ahora le toca el turno a Marc Jacobs, cuya película documental dirigida por su amiga Sofia Coppola se presenta estos días en el Festival de Venecia. Está claro que la cinta no será un biopic, pero hay interés en conocer si su amistad mutua permitirá explicar fielmente el declive y los problemas comerciales del diseñador neoyorquino, en concreto el cierre en 2005 de su línea de precios asequibles o las dificultades por las que atraviesa su marca desde que la compró en 1997 el grupo de lujo LVMH, presidido por Bernard Arnault.
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