Facturas del pasado
El cine no solo es arte, brillo y glamur, sino también el reflejo o el espejo de los más variados comportamientos humanos, ya sea en ... la ficción o en la realidad, unas veces detestables y otros admirables. ¿Por qué surgen ahora tantas denuncias sobre los abusos de algunos famosos y poderosos protagonistas de la industria cinematográfica? Y, ¿por qué se denuncia y se conoce ahora lo que durante mucho tiempo se obvió o se calló? Pues muy sencillo. Primero, porque los recuerdos de las víctimas se almacenaron en algún lugar inaccesible de la memoria, nunca al resguardo del dolor interior que siguieron generando y siempre escondidos por el temor ante una denuncia que pudiera señalar y hasta anular o frenar una carrera artística. En definitiva, un 'statuo quo' o un código de silencio ominoso, conocido y consentido, vigente hasta hace bien poco, por lo menos hasta el surgimiento del movimiento #Metoo, hasta la aparición de las denuncias que derivaron del mismo y hasta la sensibilización de la opinión pública tras la cobertura que generaron en los medios de comunicación. Naturalmente, el escándalo y el cambio generado por todo ello ha propiciado nuevos códigos de conducta en los rodajes y en los despachos, lo mismo que una nueva conciencia colectiva sobre el tema que ha terminado con el silencio y el miedo, posibilitando la denuncia pública de los abusos. Ahora bien, si como afirma la encuesta realizada hace bien poco por un prestigioso rotativo norteamericano el 94% de las mujeres de Hollywood había sufrido en el pasado acosos y abusos sexuales, entonces parece claro que el cambio operado en la actualidad será compatible con la aparición de nuevas denuncias. Antes o después, sea quien sea el acusado, el pasado siempre acabará pasando factura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión