El apoyo del Gobierno vasco a la cultura, un argumento vacío
Pues sí, es muy de agradecer que desde las administraciones vascas se reconozca la importancia de la industria cultural y se apoye verbalmente su desarrollo. ... Es lo que hizo en el arranque del BIME la vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendía, cuando consideró al sector musical – según ella, una industria que aúna cultura, creatividad, innovación y empleo- como un elemento tractor para el resto de la economía vasca. Sin duda tiene razón y además está muy bien que lo diga, ya que en general las industrias creativas aportan al PIB y encima tienen un enorme potencial de futuro que debe ser desarrollado en el País Vasco, incluso con el apoyo de la política industrial y más allá de las subvenciones ordinarias de la política cultural.
Ahora bien, y con independencia del respaldo público que el departamento de Mendía pueda aportar en términos de formación y de normativa laboral, la verdad es que las administraciones vascas están muy lejos de apostar por las industrias creativas. Véase, si no, que en el presupuesto del ejecutivo vasco de 2023 la partida de cultura apenas llega al 2,5% del total, 353 millones de euros, de los que encima la mitad se los lleva EiTB. En cuanto al resto de las cuentas públicas, son mucho más que escasas las partidas destinadas a las llamadas industrias creativas. Piense la vicelehendakari, además, que en el último anuario estadístico de la SGAE se constata que el cine y las artes escénicas pierden en el conjunto español un 40% de público desde la pandemia, algo que refleja por igual una situación de crisis y una urgente necesidad de apoyo público.
¿Es la cultura un elemento o un activo tractor para la economía, el empleo y la innovación? Por supuesto que sí, pero de momento solo lo es en teoría, sobre el papel y como argumento vacío en el discurso político.
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