Donaciones que dan vida al museo Artium
El museo sopla las velas de su 20 aniversario en un buen momento. El año pasado incorporó a sus fondos los «regalos» de Juncal Ballestín, González Placer y Armesto
Soplar las velas a veces suele ser un motivo de celebración y, llegados a cierta edad, un momento propicio para echar la vista atrás, hacer balance y repasar si los propósitos se cumplen. El Artium cumple 20 años hoy con el objetivo de afianzarse como el «gran museo del arte vasco contemporáneo», lo que lleva a tomar el pulso a los creadores más cercanos y, al mismo tiempo, exponer obras de artistas internacionales como Mariana Castillo, Katinka Bock o Anna Daučíková. A pesar de que los focos suelen iluminar los apellidos foráneos, la conexión con el entorno creativo más cercano es evidente. Lo rubrican las tres grandes donaciones que recibió el año pasado de tres artistas vitorianos muy queridos. Gerardo Armesto (1949), Juncal Ballestín (1953-2015) y José Félix González Placer (1951-1993) han hecho que la colección, alrededor de la que giran buena parte de las actividades del aniversario, crezca hasta las cerca de 2.500 obras y den (más) vida al museo. Con la mirada puesta en el aniversario incluso pueden entenderse como algunos «regalos» adelantados.
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En el caso de Ballestín y González Placer, ambos ya fallecidos, el museo de la calle Francia se convierte en custodio de la obra de dos figuras que destacaron por innovar y apostar por la pluralidad de materiales y el desarrollo de la animación, respectivamente. Más que saldar una deuda con los artistas existe la responsabilidad de seguir exhibiendo y estudiando sus obras. La donación de un grupo de 43 obras de Ballestín fue firmada por Anesvad, una ONG que reivindica el derecho a la salud en países subdesarrollados que era heredera del legado de la artista. Muchas de esas creaciones, en su mayoría de los años 80 y 90, ya se pudieron ver en la exposición 'La vida como ejercicio' que el museo dedicó a la artista a inicios del año pasado. Entre esas piezas se encontraban algunas de las obras más icónicas como 'A Meret' (1996), esos zapatos que en lugar de apoyarse en un tacón lo hace en unos huevos de madera. Y junto a las creaciones, cerca de 300 objetos y textos que constituyen el archivo documental Juncal Ballestín, gestionado por el centro de documentación del museo.
En el caso de Ballestín, la labor de conservación ha ido acompañada de un arduo trabajo de restauración, ya que muchas obras se encontraban en mal estado debido a la sensibilidad de los materiales. En una de sus exposiciones en la galería Trayecto, Ballestín resaltó que le interesaba la fragilidad y hablaba de «la ilusión de perdurar». Si el paso del tiempo suele ser implacable con los artistas y dejar un legado no está al alcance de todos, se puede decir que esa ilusión de perdurar de Ballestín se viene cumpliendo.
Haciendo un repaso de las donaciones al museo Artium habría que remontarse una década atrás en el tiempo para encontrar un año tan fértil en el campo de las donaciones. En 2012 se recibieron obras de Simeón Saiz Ruiz, Asha Schechter, Carmelo Ortiz de Elgea, José Luis Zumeta, Antoni Muntadas, Ignacio Sáez o Alberto Rementería. Eso sí, eran piezas aisladas o un número bastante reducido.
Otra de las donaciones destacadas recientes es la de 40 obras de Félix González Placer. «Una importante selección de estas obras estuvieron en la exposición 'Etxegari'ko Goti', también un caso de estudio dentro de 'Zeru bat, hamaika bide'», recuerdan desde el museo. Sirve como ejemplo de que las donaciones no van directas al almacén, sino que se tratan con mimo y se muestran siempre que encajen con el programa expositivo. Los trazos de González Placer, fallecido con apenas 40 años, redescubren su imaginario pop con esas referencias a Francis Bacon y sus manipulaciones de rostros en el dibujo. A pesar de ser desconocido para buena parte del público ha influido a ilustradores vascos como Mikel Valverde. Junto a las obras, la familia donó el archivo documental del artista (dibujos, carpetas de trabajos, material de animaciones, fotografías…). Al igual que artistas como Txomin Badiola, Joxerra Melguizo o Francisco Ruiz de Infante trabajó el vídeo desde una vertiente experimental y fue uno de los pioneros en Euskadi en concebir la animación dentro del arte contemporáneo.
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En el caso de Gerardo Armesto, conocido exprofesor de Dibujo en el instituto Los Herrán, algo de su «regalo» ya se vio desenvuelto en una pequeña muestra llamada 'El punto de vista inquieto'. La donación incluye seis grabaciones ( Disfraces para un cubo I', 'Autorretrato' y 'Estrategias, entre ellas) de un pionero del videoarte en el País Vasco cuando no había «tantos recursos de efecto digital», como recordó el propio artista en la presentación de la exposición.
Además de estas tres grandes donaciones ha habido otras cesiones individuales recientes como una obra del colectivo PSJM, formado por Cynthia Viera y Pablo San José; un conjunto de dos obras de la artista Lisa Tan; y una obra del artista Xabier Salaberria que se pudo ver el año pasado en la particular muestra 'Una exposición sin arquitectura'. Esto se suma a las compras que ha retomado el museo en el último lustro. Entre las adquisiciones más recientes –para una colección compartida junto a otros museos vascos– se encuentran creaciones de Juana Cima, una figura bastante olvidada, así como de artistas alavesas en activo y a las que merece la pena seguirles la pista como Raisa Álava, Gala Knörr y Nerea Lekuona.
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