«Ha habido tal silencio con el acoso que ahora el ruido es ensordecedor»
Icíar Bollaín compite en el Zinemaldia con 'Yuli', biografía del bailarín cubano Carlos Acosta. «El cine español no es más machista que otros sectores», afirma la directora en una entrevista a EL CORREO
Icíar Bollaín (Madrid, 1967) ha escogido un mal día para presentar su nueva película en San Sebastián. Todas las entrevistas que concede por 'Yuli', relato biográfico del bailarín cubano Carlos Acosta, acaban hablando inevitablemente de la situación de la mujer en el cine. Y es que el domingo el Zinemaldi presentó con la presencia de la vicepresidenta Carmen Calvo un informe de la asociación de realizadoras CIMA con conclusiones desoladoras: solo el 9% del cine de ficción lo firman directoras. Para ayudar a solucionarlo, el festival ha suscrito una carta por la paridad y la inclusión de la mujer en el cine que ya han firmado festivales como Cannes, Venecia y Locarno. El documento obliga a hacer públicos los comités de selección y programación del certamen para que haya igualdad de género. «¿Titularás con la película, ¿no?», inquiere Bollaín a este periodista. Y da en el clavo: «Si hoy presentara película un director, ¿harías lo mismo?».
- Durante mucho tiempo en el cine español solo ha habido dos directoras: usted e Isabel Coixet. Las cosas no han cambiado demasiado según el informe de CIMA.
- Son cifras que reflejan lo que pasa en la sociedad. En las tomas de decisiones, en los lugares clave donde se decide qué se hace y cómo se hace, hay muchas menos mujeres que hombres. Y el cine no es una excepción. Ha sucedido algo buenísimo: que es un tema que está en la mesa. Hace diez años, cuando formamos CIMA, era difícil incluso hablar con la prensa del asunto, sonaba raro. Ahora es un tema que sacáis vosotros. Se han tomado medidas y hay conciencia de que no tiene sentido, de que tiene que haber paridad. Porque estamos contando historias, y debemos contarlas entre todos para que sean representativas de la sociedad. Si solo la mitad de la población hace el audiovisual, no será completo.
- ¿Apuesta por las cuotas?
- Nunca he apostado por ellas. Lo que sí tiene que haber es paridad en la gente que selecciona las películas y decide qué cine vemos, en el Festival de San Sebastián, en Televisión Española… Y también debe haber paridad a la hora de decir qué cine se hace.
- ¿El movimiento #MeToo ha marcado un antes y un después? ¿Ya no hay vuelta atrás?
- El #MeToo ha sacado el acoso del silencio. Es un tema que está en la cultura y tardará mucho tiempo en cambiar, hay que empezar desde abajo, con los niños. Enseñarles otra manera de entender las relaciones. Lo que sí se ha conseguido es que sea inadmisible el abuso de una situación de poder para aprovecharse sexualmente. Antes ocurría porque había una complicidad silenciosa. Ahora ayudaría que los hombres participen condenando esas actitudes.
- ¿Cree que se están produciendo desmanes en el #MeToo, que caemos en una cierta censura? Pienso en Woody Allen.
- No lo sé. Es que ha habido tal silencio, que ahora el ruido es ensordecedor. No solo ocurre en el cine, sino en todos los ámbitos. ¿Que haya alguna injusticia? Puede ocurrir, aunque ojalá que no. Pero es un grito que se está escuchando desde todos los sitios: la política, la ciencia…
- ¿El cine español es especialmente machista?
No más que otros sectores. Cuesta que te tomen tan en serio como un hombre, pero también ocurre en otros lados. Yo no lo he sentido, porque reconozco que he hecho el cine que he querido.
- ¿Cómo actriz nunca sufrió acoso?
Escuché todo tipo de cosas, pero yo no era la guapa oficial. He hecho un cine de autor, no estaba en esa categoría de actriz. Pero entre las compañeras he escuchado cosas toda mi vida. No me ha extrañado nada el #MeToo.
- ¿Qué le diría a una chica que quiere ser directora de cine?
- Que persevere e insista. Que necesitamos muchas voces femeninas contando el mundo. Que siga su intuición y se escuche lo que tenga que contar, porque seguro que vale la pena. Bienvenida.
- 'Yuli' es la historia de alguien que triunfa sin tener vocación.
- Sin tener vocación de entrada. Es un niño que quiere jugar en la calle como el resto, ser un niño normal. No quiere ser bailarín. Pero, como se cuenta en la película, hay un momento en que algo hace clic. En su autobiografía se explica muy bien. Se da cuenta de que en lo único que es bueno es en el baile. En las notas era un desastre. El baile será su refugio.
- Qué paradoja. Su triunfo se lo debe a su padre, machista y terrible.
- Sí. El padre tenía una manera de educar a base de golpes, con disciplina dura. Es parte de la educación que tenía este hombre. Había una contradicción: se sufre con un padre así, pero si no fuera por él no habría triunfado. Por él y por la maestra, que es un personaje real, la directora de la escuela de ballet, que arriesgó muchas veces para que Yuli desarrollara su talento. La autobiografía está dedicada a su padre.
Crítica
- Un libro publicado en Cuba pero difícil de encontrar allí.
- Está 'guardada'. Carlos prácticamente no bailó nada en el Ballet Nacional, porque enseguida encontró contratos en el extranjero y se marchó. Alguien ha interpretado que Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional, no sale muy bien parada. Yo he leído la autobiografía y no encuentro nada.
- Cuando todos se iban de Cuba, Acosta quería volver.
- Sí. Al estar fuera no vivía momentos tan terribles como el periodo especial, en el que la gente pasaba verdadera hambre. No es que idealices tu país, pero, como no vives el día a día, cuando lo ves ansías quedarte para colaborar. Hay mucha gente que se marchó de Cuba y ha vuelto tiempo después. Muchos bailarines, deportistas, 'peloteros'… Carlos siempre ha querido volver, de hecho su autobiografía se llama así, 'Sin mirar atrás', 'No Way Home', en inglés. Es un hombre muy apegado a su casa, a una familia que vivió cosas muy dramáticas. Supongo que sentía que tenía que estar allí.
- ¿Cómo ha encontrado Cuba?
- Complicada. Hay una doble economía, están los salarios en pesos y la otra moneda que es un cambio al euro y con la que se pueden comprar muchas cosas. Los cubanos que no tienen acceso a 'remesas', porque trabajan en la hostelería y el turismo o porque tienen familia fuera, lo pasan mal. Veo a la gente con muchas ganas de cambios económicos que les ayuden en el día a día.
- ¿Es optimista respecto al futuro en la isla?
- Ya no está Fidel, y muchas de las cosas que ocurrían económicamente se han legalizado. El mismo Raúl Castro ha facilitado cosas para la vida diaria de los cubanos. Tiene que haber más cambios, porque los cubanos necesitan tener acceso a productos de primera necesidad. Eso está por los pelos. ¿Sabes? Allí es difícil hablar de política. La gente solo piensa en ir a la tienda y poder pagar con su dinero lo que necesita.