Nicholas Meyer: «Las películas de superhéroes no dejan nada a la imaginación»
El director de títulos de la saga 'Star Trek', 'Los pasajeros del tiempo' y 'El día después' recibe el homenaje del FANT bilbaíno
Nicholas Meyer (Nueva York, 1945) tenía 13 años cuando rodó junto a su padre una versión de 'La vuelta al mundo en 80 días'. La cinta de Michael Anderson insertaba un rótulo de broma que ponía que para hacer películas no hacía falta experiencia previa. Y aquel chaval no pilló el sarcasmo. Meyer engatusó a su familia durante cinco años. Rodaba con una cámara Revere de Súper 8 durante los fines de semana, las vacaciones escolares y los viajes por Europa. Todavía conserva la película. «Es una obra maestra», ríe el ganador del Premio Estrella del Fantástico del FANT, que recogerá el 13 de mayo en la gala de clausura en la Sala BBK.
Solo por ser el hombre que mató a Spock, ya merecería el galardón. Director de la segunda y sexta entrega cinematográfica, así como productor de la serie 'Star Trek: Discovery', Meyer defiende que la saga espacial ofrece algo que nadie más da: esperanza. «La posibilidad de que gente de buena voluntad pueda trabajar junta para conseguir algo bueno», alaba. «Admiro 'Star Trek' porque es una fuente de inspiración; como escribe Tolstói, el propósito del arte es enseñarnos a amar la vida. Y 'Star Trek' lo consigue».
La carrera de Nicholas Meyer, que en los últimos años triunfa como escritor de best sellers sobre Sherlock Holmes, va mucho más allá de Spock y el capitán Kirk. Debutó como director en 1979 con la simpatiquísima 'Los pasajeros del tiempo', cuya premisa no puede ser más ingeniosa: en el Londres de 1893, el visionario escritor H. G. Wells inventa una máquina para viajar en el tiempo. Su creación será utilizada por Jack el Destripador para huir de la policía y trasladarse a los años 70. «Llegué al plató el primer día y confesé al equipo que no sabía nada de dirigir, que ellos tendrían que enseñarme», recuerda Meyer, que había escrito guiones de cintas fantásticas como 'La invasión de las abejas reina' y 'La noche que aterrorizó a América'.
La muerte por cáncer de pecho de su mujer, Lauren Meyer, en 1993 provocó que el cineasta abandonara los platós para criar a sus dos hijos (su hija, la guionista Dylan Meyer es la prometida de Kristen Stewart). Dirigió a estrellas como Tom Hanks ('Voluntarios'), Pierce Brosnan ('La secta de los falsarios'), Gene Hackman ('Espías sin fronteras') y Cristopher Walken ('Vendetta'). Sin embargo, su largometraje más importante lo rodó para televisión.
«El loco se llama Vladimir Putin'
Emitida el 20 de noviembre de 1983 en el canal ABC, 'El día después' permanece como la película más vista de la historia en la pequeña pantalla con más de 100 millones de espectadores. El mundo entero se conmocionó con la crónica de un holocausto nuclear en un pueblo de Texas cuando la guerra estalla entre EE UU y la URSS. «En sus memorias, Ronald Reagan cuenta lo afectado que se quedó después de verla», descubre el director. «Reagan llegó al poder creyendo que se podía ganar una guerra nuclear. Nadie quiere imaginársela, vivimos desde 1945 con la habilidad única de destruirnos a nosotros mismos. Hoy el loco se llama Vladimir Putin y cree que se puede ganar una guerra nuclear. Y no se puede».
Nicholas Meyer reconoce que no ve muchas películas de Marvel. «No me interesan los superhéroes, sino la gente real intentando arreglar las cosas. Pero estoy seguro de que no dejan nada a la imaginación», lamenta. Cita una expresión en inglés, 'eye candy' (dulces para la vista), para definir el cine de entretenimiento que alivia la taquilla de unas salas heridas de muerte por las plataformas. «Creo que es bueno que la gente se reúna para un concierto, un ballet, la ópera, el teatro, en el cine comiendo palomitas...», enumera. «Me preocupa que todo el mundo se quede en casa con sus auriculares. No me parece sano para la civilización. No, no soy nada optimista».
