Una 'influencer' llamada María Pombo confiesa que lee poco... ¿A quién importan algunas opiniones?
Comienza el curso y te confieso que sigo con las mismas carencias que en el anterior. Una de ellas, que no soy capaz de entender ... algunas polémicas. Esta misma semana se ha registrado una que me parece sorprendente, pero puede que solo me lo parezca a mí. Resulta que una 'influencer' llamada María Pombo ha levantado una polvareda porque ha confesado que lee poco y lo que lee más bien de escaso fundamento literario (autoayuda y cosas así) para añadir luego que quienes leen no son mejores que el resto.
Así ha arrancado la temporada, y lo primero que he tenido que hacer es enterarme de quién es María Pombo. No me ha costado mucho la indagación, por supuesto. Y entonces me han surgido dudas. Dado a lo que se dedica esta chica, ¿qué importancia tiene lo que diga respecto de la lectura?
En mis clases de Periodismo Cultural en el Máster de Periodismo Multimedia de El Correo y la Universidad del País Vasco, cuando hablo de la entrevista siempre insisto en que a los agentes de la cultura hay que preguntarles sobre aquellas cosas de las que saben y no acerca de las que no saben. En los terrenos que no son los suyos, sus opiniones son como las de cualquiera. Y, por tanto, carecen de interés general. Así que mejor emplear el tiempo y el espacio en aquellos asuntos de los que sí entienden y en los que su voz está autorizada por el conocimiento.
Lo mismo me pasa con 'influencers' y similares. Imagino que María Pombo sabe mucho de moda, pero estoy convencido de que en asuntos culturales su opinión no tiene ninguna relevancia. Además, la afirmación con la ha querido arreglar la polémica no pasa de ser una obviedad: leer no hace mejor persona a nadie. No hay más que ver la cantidad de escritores, intelectuales y demás que han apoyado dictaduras a lo largo de la Historia. De la misma forma que hacer deporte no convierte a nadie en buena persona, ni tener un perro o dedicarse a correr aventuras por el mundo.
La lectura, que de esto se trata, da conocimiento y placer. Y con eso debería bastarnos. Dicho lo cual, quien no quiera leer que no lea. Como quien no quiera hacer deporte que no lo haga o quien no desee leer periódicos, escuchar música y ver cine o TV. Nadie es mejor o peor persona por ello. Solo estará poco o mal informada y se perderá algo muy importante. Pero, al fin y al cabo, ¿qué es la vida más que una sucesión de opciones y renuncias?
En fin, que estamos ya en el nuevo curso, tras un verano de incendios, polémicas irritantes y estériles, incompetencias rayanas en lo delictivo, guerras y exterminios insufribles y seguimos deteniéndonos en lo irrelevante. Quizá es que sea la única forma de sobrevivir. Iba a haber escrito esta carta sobre la flojera de la programación de las fiestas de Bilbao o la extrañeza que genera que un premio a toda una trayectoria artística, como el Donostia, se lo entreguen a una actriz que acaba de cumplir 35 años. Habrá más oportunidades, imagino.
Por cierto, he visto que María Pombo es tataranieta de Concha Espina y está también vinculada familiarmente a Víctor de la Serna y Jesús de la Serna. Otra prueba de que la pasión literaria e intelectual no se transmite a través de los genes.
Que pases una buena semana. Y espero que el retorno a la vida cotidiana no te haya sido muy duro.
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