La japonesa Chiharu Shiota invita a su casa edificada con telarañas rojas en Azkuna Zentroa
Una treintena de personas de su estudio de Berlín y la propia Alhóndiga han trabajado a sus órdenes durante dos semanas para colocar los miles de hilos de lana de 'My house is your house'
Hay muchos detalles llenos de significado en la vida de la artista de fama internacional Chiharu Shiota (Osaka, Japón, 1972) y resulta un hallazgo descubrirlos ... en las obras que componen la muestra 'My house is your house' (Mi casa es tu casa), que Azkuna Zentroa exhibe desde este martes y hasta el 28 de septiembre en su sala de exposiciones (bajando los dos tramos de las escaleras de los cines). Como las fotos de un piano quemado por la propia Shiota, reflejo del incendio que asoló la vivienda de sus vecinos cuando ella tenía solo 9 años. Aquellos restos del instrumento calcinado, lejos de instalarle en la tristeza, le hicieron sentir la música que en un pasado había salido de sus teclas, algunas de ellas intactas pese al siniestro y que ella hizo sonar en aquel momento. Recuerdos intangibles que ella une por medio de hilos de lana a objetos reales.
Y miles de hilos componen esta muestra que ha necesitado del trabajo de 30 personas, muchas llegadas de su estudio de Berlín y otras de la propia Alhóndiga, para poder crear a sus órdenes durante dos semanas esta exposición. Propone una inmersión en el hogar que ha edificado aquí de forma artesanal y que tras los meses de exhibición simplemente será destruido, como obra efímera que es, explicó ayer la propia artista acompañada de la comisaria, Tereza de Arruda. Esta señaló que las redes sociales han sido intercambiadas por redes reales que conectan a las personas entre ellas y también con su memoria, uno de los elementos centrales en la obra de Chiharu Shiota.
«El resultado es espectacular, impresionante», señaló el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria, quien destacó la colaboración de los ciudadanos con el envío de decenas de cartas sobre el significado de hogar introducidas en los entramados de Shiota. Tras una típica construcción en forma de casa a un tamaño que podría ser real confeccionada con el mismo material «y que simboliza el hogar visto desde fuera», el visitante se da de bruces con lo que podría ser el interior, una zona con decenas de muebles en miniatura, igualmente envueltos en lana. Pues Shiota utiliza en su arte objetos con una vida anterior, que se unen a sus propietarios con esos hilos de recuerdos.

Sistema circulatorio con venas, arterias...
Todo esto antes de pasar a una de las estrellas de la exhibición, el paseo por el interior del hogar que ha creado exprofeso para Azkuna Zentroa: «El exterior del edificio es el del almacén de vinos, y dentro, Philippe Starck construyó otra casa». Como una muñeca matrioska, en su interior, el hogar de Chiharu invita a recorrer sus estancias. A veces, las instalaciones recuerdan a arterias, venas y vasos capilares; en un momento concreto el visitante se interna en medio de un auténtico sistema circulatorio que continuamente bombea pintura roja a modo de sangre.
Videoarte, instalaciones, cuadros, miniaturas, fotografías... pero sobre todo la espectacularidad de las enormes telarañas rojas entre las que el visitante puede caminar, sintiéndose acogido o intimidado, a través de pasadizos envolventes, túneles. Cuando empezó a estudiar arte en la Universidad Seika de Kioto, el acceso a la pintura y al espacio para crear estaban tan restringidos que empezó a dibujar en el aire con sus hilos de lana. Son rojos cuando aborda vivencias de las personas, sentimientos, recuerdos, la sangre, el cuerpo, las relaciones humanas. El negro, para cuestiones relacionadas con el universo. Y el blanco, para la paz, la muerte, el vacío, la atemporalidad.

Con la piel y el pelo quemados
No solo quemó aquel piano. Cuando empezó a trabajar con la pintura, Shiota se sentía atrapada, inmovilizada como ella dice. Tuvo un sueño en el que se vio «dentro de un cuadro donde todo era blanco, gris y negro. Me costaba respirar porque todo estaba cubierto de óleo». Aquella pesadilla le inspiró la performance 'Become Painting', de la que queda constancia en la exposición gracias a una foto: Shiota se cubrió de esmalte rojo por completo, una 'ocurrencia' que le quemó la piel y le tiñó el pelo varios meses (tuvo que cortarlo).

En vídeos se la ve utilizando su propio cuerpo con mirada artística, sumergida en una bañera llena de pintura, cómo no, roja. Intimidantes lienzos blancos con siluetas de manos manchadas de sangre. La muestra recibe al visitante ya en el atrio, junto al sol, donde ha colgado unos vestidos de una largura desmesurada que se convierten en cortinas, como las de una casa. Y hay una cama con bombillas, «luz en medio de la oscuridad. En la cama todos nacemos y morimos, es un elemento central en nuestras vidas».

En la universidad se especializó en caligrafía japonesa, continuó estudiando en la Escuela de Bellas Artes de Hamburgo y en la de Artes Plásticas de Brunswick. Vive y trabaja en Berlín desde 1999. No se considera una feminista activista, pero se enmarca en una generación de artistas mujeres de los años 70 que igualmente utilizaron su cuerpo en su arte, como Marina Abramovic y Rebecca Horn, Ana Mendieta, Janine Antoni, Louise Bourgeois y Carolee Schneemann. En unos meses, Shiota cortará todos los hilos que ha tendido en Bilbao y volverá a tejer en otro lugar.
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