Alicia vive su sueño en Pabellón 6
El premiado montaje de Kabia utiliza la técnica del videomapping para desplegar un universo onírico que aborda la crisis vital de los 40
ELENA SIERRA
Miércoles, 25 de diciembre 2019, 23:37
¿Dibujos, hologramas o personas de carne y hueso sobre el escenario? Eso es lo que se preguntan los espectadores de 'Alicia después de Alicia', el montaje de Kabia Teatroa que, aunque tiene dos años de vida y en 2017 fue Premio Ercilla a la Mejor Producción Vasca, no se había podido ver en Bilbao hasta ahora. Estos días -mañana y el fin de semana además del 2, 3 y 4 de enero- Pabellón 6 acoge las funciones de un espectáculo que convierte la técnica en parte fundamental de la historia, que mete a los actores y actrices dentro de una maquinaria en la que todo está bien medido para darle un aire de ensueño. Y es que si esta Alicia de Kabia vive un sueño, eso ha de poder transmitirse a los que siguen sus andanzas. «La sensación onírica es muy real», resume el director, Borja Ruiz, que es en parte responsable también de la dramaturgia creada por Emilio Encabo. «Es como mágico, los personajes aparecen de repente, el videomapping se va proyectando en escena, en distintos lugares», explica.
Los espectadores pueden meterse de lleno en los sueños de Alicia, que está muy lejos de aquella niña que imaginó Lewis Carroll pero que comparte muchos elementos con ella. Juana Lor, la actriz que le da vida, la describe como «una mujer adulta pero que en realidad no quiere crecer porque no quiere asumir la despedida de sus padres, no quiere asumir que los mayores se van y que nos toca madurar y ocupar ese lugar, es decir, tener responsabilidades, dejar de vivir entre algodones». Lo suyo es «una crisis vital a los 40», en palabras de Ruiz, en la que se mezclan la muerte de la madre y la conciencia de los sueños que no se cumplieron. «Quería ser una gran violinista y no se cumplió, y a través del sueño se le va a revelar qué puede hacer», completa el director. «Hay que darse cuenta de que, a veces, los sueños que crees perseguir no son tuyos, sino que eran los de otras personas», añade Lor.
Un mensaje «esperanzador»
En escena está Alicia, y van apareciendo la madre, otros personajes de su historia y también los de la Alicia original, así como elementos que están creados gracias al videomapping y que ilustran los «retos» que persigue la protagonista. Aparecen de repente, se proyectan en una gasa que separa a la actriz del público, se van creando distintos niveles y, de ahí, las confusiones de los espectadores sobre lo que es real -o más bien, físico, tangible- y lo que no lo es. Adecuar un montaje así de complejo a Pabellón 6, el viejo pabellón industrial reconvertido en teatro de Zorrozaurre, ha significado «un proceso de adaptación más largo, pero la posibilidad de estar muy cerca del público». Dice Juana Lor que por primera vez en estos dos años Alicia rompe la cuarta pared y se encuentra cara a cara con quienes la miran desde fuera del sueño.
«Ironía e inocencia», explica la actriz, son las dos claves de un texto que habla de «temas muy profundos y muy del día a día como esa crisis de la mediana edad, la depresión y la capacidad de resurgir». Hay en 'Alicia después de Alicia' un mensaje «esperanzador» porque muestra a una persona que se mira por dentro y despierta, después del sueño, con las ideas más claras sobre «qué se queda y qué no para seguir adelante».