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Pasarela en un Bilbao desierto: así se interpreta el silencio que vivió la villa a través de la moda

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Leire Cavia

Pasarela en un Bilbao desierto: así se interpreta el silencio que vivió la villa a través de la moda

Una sesión fotográfica realizada en pleno centro de Bilbao antes de entrar en la fase 2 refleja el extraño letargo en el que estaba inmersa la capital vizcaína

Jueves, 18 de junio 2020

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Bilbao se quedó en silencio durante aquellos largos días. La villa, tan bulliciosa y alegre, estuvo inmersa en un extraño letargo, sin el trasiego cotidiano de los vecinos, sin comercios ni voces, sin bares ni terrazas, sin niños jugando en los parques. Ni un ruido en una ciudad desierta. Los pitidos de los semáforos, el ladrido de los perros o los aplausos de las ocho de la tarde fueron los sonidos que nos acompañaron durante el confinamiento. La vida no estaba en las calles o en las plazas, sino en las casas, recluida y a salvo de un enemigo desconocido cuyo nombre ha conseguido esparcir el miedo y la incertidumbre por todos los rincones. Y ahí, en la intimidad de su hogar, es donde la fotógrafa vizcaína Leire Cavia, de 28 años, empezó a dar forma a este proyecto audiovisual, titulado 'Silent city'.

Leire Cavia

Su idea era capturar a través de la moda las sensaciones que despierta una ciudad dormida en el inmenso silencio del día a día. «Me parecía una oportunidad única para que quedase reflejado en el tiempo lo que ha ocurrido. Ha sido duro, todos queremos pasar página, pero es un momento histórico que tenía que atrapar con mi cámara», cuenta.

Leire Cavia.

Esta sesión fotográfica se realizó el domingo 24 de mayo, un día antes de que Euskadi entrase en la fase 2 de la senda hacia la 'nueva normalidad'. Por aquel entonces, los enclaves elegidos -la Gran Vía bilbaína, el puente Zubizuri o el exterior del Museo Guggenheim-, todavía estaban sumergidos en una quietud desconocida. «Vinieron agentes de la Ertzaintza para decirnos que no podíamos estar ahí, debió llamar algún vecino, pero enseguida supieron que teníamos el permiso del Ayuntamiento», recuerda Leire a modo de anécdota.

Vídeo. Vídeo: Borja Herrán

Cuando Leire ideó esta sesión fotográfica quiso plasmar dos periodos diferentes. Por un lado, los días de encierro en casa, el distanciamiento social, el miedo y la incertidumbre. Y, por otro, la luz al final del túnel y la esperanza ante un mundo distinto. «En esa primera parte, las modelos van ataviadas con pantallas protectoras, llevan guantes y lucen looks en tonos verdes y morados, que para mí representan la enfermedad. Después, van vestidas en tonos neutros y con el Guggenheim de fondo, ya que mediante su aspecto futurista quería reflejar un nuevo comienzo. Todo se vuelve blanco como símbolo de que caminamos hacia un futuro mejor», explica Leire.

Leire Cavia

Fue una intensa jornada de trabajo que comenzó a las 10 de la mañana, cuando las modelos vizcaínas que protagonizan la sesión fotográfica, Naiara Álvarez y Naiara Guerra, se pusieron en manos de la maquilladora Alba Herrera y la peluquera Alazne Montero. «Para la primera parte, maquillé sus ojos en un negro intenso, para que transmitiesen tristeza y miedo; la piel la deje al natural, sin colorete, y los labios los pinté en un mate grisáceo para reflejar la enfermedad. Para la segunda parte, opté por resaltar la mirada en tonos alegres y la piel la dejé más jugosa, con unas mejillas rosadas, al igual que los labios», detalla esta 'make up artist' vizcaína.

Leire Cavia.

En cuanto al peinado, creado a base de trenzas y gomas blancas, la prometedora peluquera vizcaína Alazne Montero se inspiró en la arquitectura de Bilbao. «Las líneas geométricas y formas se integran en el pelo de las modelos de la misma forma que nuestros emblemáticos edificios lo hacen en el paisaje de la villa», describe esta zornotzarra de 32 años, que trabaja en el salón de belleza Furundarena Pelukerak de Amorebieta.

Leire Cavia

Durante la cuarentena, cuando se empezó a fraguar esta sesión fotográfica, conseguir los diseños que lucirían las modelos se convirtió casi en una misión imposible. «La mayoría de los diseñadores con los que contacté eran de Madrid, sus showrooms estaban cerrados y no me podían mandar la ropa, me tiré dos semanas buscando las prendas», cuenta Leire. Y, finalmente, las encontró entre las propuestas de los diseñadores Eder Aurre, la firma de Durango Dossis Designs, capitaneada con pasión por Maialen Illescas; y los modistos Santiago Zambrana, Charo Azcona y Melania Mendoza. Un trabajo en equipo que refleja la pasión por la moda y el poder de la imagen para transmitir las sensaciones que dejó una primavera extraña que poco a poco regresa a la vida.

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