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«Si no soy la musa, seré la artista», es el mantra que defiende Lucía Revuelta Gónzalez, que no entiende su vida sin crear. Esta ... joven bilbaína de tan solo 15 años ha sido seleccionada como finalista en el concurso internacional de moda sostenible Junk Kouture. El certamen se celebró el pasado jueves 6 de marzo en el recinto The Helix de Dublín y contó con la participación de 80 aspirantes. Lucía ha conseguido con el diseño 'Miss Mares', que homenajea los mares de Euskadi e Irlanda, hacerse un hueco en la final que se celebrará el próximo mes de mayo para elegir al grupo de 10 personas que representará a Irlanda en la Word Final, cuya fecha y lugar aún están por determinar.
«Todavía no me lo puedo creer, ha sido una locura maravillosa, a las siete de la mañana ya estaba preparándome», explica Lucía pocas horas después de conseguir hacerse un hueco en la final. Aunque el proceso de creación empezó mucho antes. «Han sido más de tres meses de trabajo para llegar hasta aquí y ahora continuaré perfeccionando el diseño para el evento de mayo», revela. Junk Kouture es un certamen dirigido a escolares de entre 12 y 19 años que exige que los diseños estén íntegramente realizados con materiales reciclados. Por eso, la creación de Lucía está elaborada con bandejas de aluminio, cuerdas marineras, latas de conserva recortadas, conchas de mejillones... El resultado es un diseño compuesto por una capa, un corsé, una falda corta y una cola formada por 120 peces pintados con tres patrones diferentes. Está cosido íntegramente a mano y lo ha presentado ella misma en el escenario al ritmo de la música de Kepa Junkera.
¿Pero cómo llega esta jovencísima bilbaína a participar en un concurso internacional en Dublín? «Al principio, vino a estudiar inglés durante un trimestre, pero nos gustó tanto el modelo educativo irlandés que nos trasladamos aquí. Mi trabajo como directora en una agencia de comunicación me lo permite y considero importante estar junto a ella a su edad». Lucía lleva la creatividad en su ADN, desde pequeña apuntaba maneras y aquí se fomenta mucho esa faceta en los colegios», explica Cristina González Barrios, madre de Lucía. Viven en el condado irlandés de Roscommon, donde han tenido que acostumbrarse a una vida totalmente diferente a la que tenían en pleno centro de Bilbao. «Es un contraste brutal, aquí vivimos en una cabaña rural y cuando hay temporales o tormentas te puedes quedar sin luz y sin teléfono o se congelan las tuberías, pero hemos desarrollado el ingenio para apañarnos en cualquier situación. Es una experiencia muy enriquecedora y disfrutamos de unos paisajes impresionantes. Imagínate, me asomo a la ventana y puedo ver un zorro», cuenta Cristina emocionada.
Mientras su madre teletrabaja, Lucía estudia en el colegio Elphin Community College. Precisamente, allí nació la idea de participar en este concurso internacional del que ya han salido notables figuras como Mariusz Malon, que tras convertirse en ganador de una edición de Junk Kouture, ha logrado ser diseñador para participantes de Eurovisión y del reality RuPaul's Drag Race UK y ha presentado recientemente su propia colección en la Semana de la Moda de Londres. «Ofrecemos una plataforma a los jóvenes para expresarse, para retarse y para encontrar su espacio. Este festival puede ser un punto de inicio para una carrera prometedora», explica Megan Kelly, portavoz del certamen.
«En cuanto supe de la existencia de este concurso, no lo dudé, todo lo que tiene que ver con el arte me llama. En la primera fase, envié fotografías, vídeos y una descripción de mi trabajo y fui elegida entre 1.200 candidaturas. Mi idea era hablar de la necesidad de preservar nuestras aguas y sus recursos naturales», detalla Lucía. Para la joven bilbaína, participar en Junk Kouture «ha sido toda una inspiración, sobre todo, por ver cómo los participantes han utilizado grandes dosis de ingenio para crear sus diseños. He visto a gente trabajar con cinturones de seguridad, bolsas de té, plantas... También han utilizado cubiertas de camión, barriles, vinilo, alambres… ¡Una chica llevaba un año coleccionando tetrabricks!», ríe.
El certamen de moda sostenible ha sido la primera incursión de Lucía en el mundo de la costura. «Hasta ahora me había decantado más por el dibujo o el cómic, pero cada día voy descubriendo nuevas formas de expresarme. En realidad, me gusta todo lo que tiene que ver con las Bellas Artes. La escultura ha sido también un gran descubrimiento», confiesa. A pesar de ser tan joven, tiene muy claro que su futuro está en el mundo de la creatividad y quiere evolucionar con cada experiencia. «Aquí me impulsan más a explorar esa faceta desde el colegio. Ya he hecho hasta prácticas en un museo. También hay muchas comunidades creativas con todo tipo de artistas y muchos de ellos jóvenes. Me gusta que aquí si alguien quiere ser artista lo dice sin pudor porque no se considera como algo de segunda clase, como si no hubiera sido capaz de estudiar algo más 'productivo'», recalca. Por eso, para Lucía su estancia en Irlanda va más allá de perfeccionar el inglés o explorar su creatividad. «Está siendo todo un aprendizaje de vida y seguro que me servirá para lograr mi sueño de dedicarme al arte».
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