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La guerra de los diamantes: del bilbaíno de Georgina al 'vintage' de Taylor Swift

Este verano las pedidas de mano de las grandes estrellas han estado dominadas por la exhibición de joyas millonarias

Sábado, 30 de agosto 2025, 00:22

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Si algo ha brillado este verano en el universo mediático han sido los anillos de compromiso de las celebridades. Jeff Bezos puso el listón altísimo con el diamante rosa de varios millones que regaló a Lauren Sánchez antes de su faraónica boda de tres días en Venecia. Hace unos días, Georgina Rodríguez selló su compromiso con Cristiano Ronaldo con un monumental pedrusco bilbaíno. Y ahora Taylor Swift acaba de anunciar que se casa con Travis Kelce, que la ha sorprendido con una joya muy distinta: grande, sí, pero menos ostentosa, de aire 'vintage' y con una historia de emprendimiento femenino detrás. Una declaración de amor, pero también de intenciones. Dos maneras opuestas de entender el lujo.

«Todas son piezas extraordinarias, aunque representan universos muy distintos. Swift lleva un anillo artesanal con un aire romántico propio del siglo XIX, un reflejo claro de su estilo. Está trabajado en oro amarillo con delicados grabados y luce un brillante central de talla antigua, que le aporta un carácter moderno y elegante. El diseño de Georgina, por la calidad de los materiales y los quilates de los brillantes, es la máxima expresión del lujo, al igual que el de Lauren Sánchez», explica Pablo García, al frente de la joyería bilbaína García, fundada por su abuelo en 1948.

A la izquierda, el anillo de compromiso de Georgina Rodríguez; y a la derecha, las sortijas millonarias de Lauren Sánchez.

El anillo de Swift luce un diamante de ocho quilates, de gran calidad y con un brillo excepcional, que destaca en su dedo anular sin llegar a ser «un Georgina». Inspirado en la época victoriana, los expertos lo tasan en unos 550.000 dólares (471.421 euros). La piedra central, de talla antigua de cojín, presenta esquinas suavemente redondeadas y un aire histórico, montada sobre oro amarillo de 18 quilates. En lugar de las clásicas garras, queda completamente rodeada por el metal, mientras que la montura se completa con grabados a mano y pequeños diamantes laterales. Es una pieza discreta y «muy ella», según los expertos, que confirma la diferencia estética frente al diamante rosa de Lauren Sánchez y el gigantesco anillo de Georgina Rodríguez.

«Refleja su personalidad romántica y soñadora. Aunque sigue la tendencia de piezas XXL de este año, está perfectamente proporcionado a su mano, resultando elegante y sofisticado. Combina artesanía y un aire 'vintage', estilos que también están en auge, porque cada vez los clientes valoran más el significado de la joya y el romanticismo que transmite. Las gemas antiguas, además, son cada vez más apreciadas por esa luz especial que las hace únicas», añade Unai Aguirre, orfebre y propietario de la joyería que su madre, Victoria Aguirre, fundó en 1998.

El jugador de fútbol americano participó directamente en su diseño y, en lugar de recurrir a una gran firma internacional como Cartier o Tiffany & Co., confió en una creadora independiente. La joya lleva la firma de Kindred Lubeck, diseñadora de 30 años que abrió su propio estudio en Nueva York hace apenas dos. Hija de un orfebre de Florida, estudió Psicología y llegó a trabajar en un bufete de abogados antes de descubrir su verdadera vocación durante la pandemia. Desde entonces se ha formado en técnicas tradicionales como el grabado a mano y la granulación, y ha dado forma a su firma, Artifex Fine Jewelry.

Travis Kelce y Taylor Swift anunciaron este martes en Instagram su compromiso tras dos años de relación.

El amoroso posado de la pareja en Instagram llegó acompañado de cinco fotografías que enseguida fueron diseccionadas al detalle: desde los arreglos florales que los rodeaban -valorados en unos 38.000 dólares (32.595 euros)- hasta el estilismo de la cantante. Swift eligió un vestido veraniego de Ralph Lauren, de rayas blancas y negras, que costaba 319,99 dólares (276 euros) y se agotó apenas 20 minutos después de que lo luciera. «Es clásico y sencillo, con un aire romántico y relajado, que transmite naturalidad sin caer en excesos, como su anillo de compromiso. Ha huido de las tendencias pasajeras y se ha decantado por un estampado atemporal que refleja un momento íntimo y un vínculo sólido con su pareja», explica la asesora de imagen y 'personal shopper' María Uranga.

Más allá de la cuidada puesta en escena, todas las miradas se centraron en el anillo, que representa un regreso a la elegancia 'vintage'. «En Bilbao siempre nos hemos caracterizado por un estilo sobrio y refinado. Los solitarios con diamante central continúan siendo los más demandados, al igual que el icónico anillo de zafiro de Lady Di. Pero las joyas antiguas están viviendo un gran momento. Cada vez se valoran más estas piezas históricas, tanto por su estética única y distinta a las modas pasajeras como por la historia que llevan detrás», explican Guillermo y Laura Urquijo, cuarta y quinta generación de joyeros, que acaban de inaugurar la joyería 'vintage' From Bilbao, en Alameda Mazarredo 81, junto a la plaza Euskadi.

García también destaca el gusto clásico que predomina entre los bilbaínos: «Lo más común sigue siendo un solitario de oro blanco, donde varía el tamaño de la piedra, o un 'cinquillo', un tipo de alianza con cinco brillantes. Otros clientes prefieren piedras de color -rubí, esmeralda o zafiro-, rosetones o anillos de oro amarillo. Durante un tiempo se pedía mucho el anillo de la reina Leticia: una alianza de oro blanco con brillantes tipo baguette, de forma rectangular».

El anillo inolvidable de Lady Di

El icónico anillo de zafiro que Carlos de Inglaterra regaló a Lady Di, y que ahora pertenece al joyero de Kate Middleton, es una de las sortijas de pedida más famosas de la historia. Creada por la casa joyera Garrard & Co, se convirtió en una pieza muy especial para Diana, que incluso la siguió llevando después de separarse del príncipe Carlos en 1992. Hoy, la joya sigue brillando en la mano de la duquesa de Cambridge, que la recibió como regalo por su compromiso con el príncipe Guillermo. En realidad, fue Harry quien la conservaba como recuerdo de su madre y se la cedió a su hermano para la pedida de mano.

Lady Di y Kate Middleton lucen el mítico anillo de compromiso que Carlos de Inglaterra regaló a Diana.

Esta joya inolvidable ha inspirado incontables imitaciones y se ha transformado en objeto de deseo de novias de todo el mundo. «Es un anillo de compromiso que se ha vendido mucho, sobre todo tras el estreno de la serie The Crown en Netflix. Lo hacemos por encargo y cuesta entre 1.200 y más de 3 millones de euros, según los quilates que lleve», explica Aguirre, desde su joyería de General Concha.

De Grace Kelly a Melania Trump

Las celebridades suelen demostrar su amor a lo grande. Jennifer López lo vivió en 2019, cuando Álex Rodríguez se arrodilló en una playa de Bahamas con un diamante cuadrado de unos 16 quilates, tasado en más de cuatro millones de dólares.

Grace Kelly y Elizabeth Taylor, con sus icónicas sortijas.

Antes que ella, Grace Kelly convirtió en mito su anillo de Cartier: un diamante de talla esmeralda flanqueado por dos baguettes, valorado en varios millones de euros y tan icónico como su vestido de novia. Elizabeth Taylor llevó la ostentación al límite con la descomunal piedra que le regaló Richard Burton, estimada en más de ocho millones de dólares y tan grande que solía lucir una réplica en público.

Blake Lively y Ryan Reynolds.
Anna Kournikova y Enrique Iglesias.
Paris Hilton y Carter Reum.
Mariah Carey y James Packer.
Melania y Donald Trump.

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Los anillos de compromiso se han convertido en un escaparate de afectos… y también de fortunas. Blake Lively recibió de Ryan Reynolds un diamante rosa ovalado de 12 quilates, tasado en 1,7 millones de euros, muy parecido al que Enrique Iglesias regaló a Anna Kournikova. Paris Hilton apostó por un corazón brillante, mientras que Mariah Carey llevó en su dedo una joya valorada en 10 millones de dólares, regalo del magnate James Packer que luego vendió tras su ruptura. Incluso en la política hay pedidas de récord: en 2005, Donald Trump sorprendió a Melania con un diamante de unos 2,6 millones de euros, aunque él mismo presumió de haberlo conseguido a mitad de precio.

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