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La cazatesoros que rescata moda de lujo para llevarla a Bilbao

Kim Bodenski es una captadora de tendencias que busca prendas de décadas pasadas en los mercadillos europeos para darles una segunda vida dentro de su firma 'Noisette'

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Miércoles, 24 de julio 2019

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Dejarse envolver por las originales piezas de la firma bilbaína Noisette es como retroceder en el tiempo hasta la década de los 80', con sus camisas de mangas abullonadas o unas faldas cuajadas de lentejuelas. Uno también se puede meter de lleno en los años 90', gracias a aquellos característicos tops a cuadros o a esos icónicos 'slip-dresses' que lucían con descaro las 'top models´ del momento: Kate Moss, Cindy Crawford o Claudia Schiffer, entre ellas. Es inevitable rendirse a estas prendas eternas, y más cuando la mayoría de ellas son artículos de segunda mano originales de las grandes firmas de moda, como Burberry o Moschino. Kim Bodenski es la diseñadora y estilista que rescata estos artículos únicos en los rincones más recónditos de Europa , como en los mercadillos de segunda mano de Notting Hill, en Londres, y en otros menos reconocidos al sur de Francia. «Ya he destapado algunas 'reliquias' en alguno de los 'markets' celebrados aquí, en Bilbao», reconoce.

En agosto del 2017 nacía Noisette, un nombre que llega con metáfora incluida. «Viene de la palabra 'avellana' en francés, se puede decir que su cáscara es la página web y las prendas conforman el fruto», cuenta entre risas. Se trata del proyecto más personal de Kim, con el que pretende compartir con sus clientes el apego que siente hacia esta moda de antaño. Con esta firma quería demostrarle al mundo que se podían encontrar piezas 'vintage' de diseño y en perfectas condiciones, a pesar de que cada una de ellas tenga más de veinte años. «Se trata de unas prendas que perduran en el tiempo, antes se utilizaban mejores materiales y composiciones», explica. Encontró, además, un modelo de negocio con el que incentivar la moda sostenible y con precios asequibles a cualquier bolsillo que oscilan entre los 25 y 200 euros. Tras un año entero dando forma a su idea inicial, sus piezas veían la luz el pasado verano. Todavía recuerda cómo una parisina se convertía en su primera clienta, al interesarse y comprar un traje morado que luego tuvo mucho éxito. «También me hizo especial ilusión porque era francesa», expresa, ya que, como todos saben, las mujeres del país galo se caracterizan por su impecable y exquisito gusto a la hora de vestir.

Cada dos o tres meses, suele pasear con calma y, a poder ser, en solitario, entre las callejuelas de estos mercadillos 'vintage' para 'cazar tesoros'. Se los conoce como como a la palma de su mano y sabe a qué zona concreta hay que dirigirse para conseguir los artículos más exclusivos, aunque, a veces, sea necesario rebuscar mucho. «Hay que tener buen ojo. Con mi experiencia ya puedo detectar de lejos algo que me interesa, solo por el tipo de prendas que crea un diseñador determinado o por los botones que tiene.», desvela. Así descubrió en Francia una chaqueta 'bomber' de la prestigiosa firma Cèline. Se encontraba tirada al lado de un baúl con otras prendas de segunda mano. Reconoció en seguida su logo en la botonadura, no se lo podía creer y hasta exclamó un «Oh, Dios mío» frente a una tienda repleta de compradores. «La compré sin pensarlo, yo creo que el mercader no era consciente de lo que tenía entre las manos.», cuenta con orgullo.

  1. Un minucioso proceso de restauración

Ya con sus nuevas 'joyas' debajo del brazo y en su estudio, examina sus nuevas adquisiciones. En primer lugar, les echa un vistazo general y más tarde, repasa todos sus detalles para asegurarse de que están en buen estado. Si encuentra un defecto, por mínimo que sea, lo restaura a toque de aguja e hilo. Cada una de sus prendas, además, siempre pasan por la tintorería. «Soy muy exigente en este proceso porque quiero elevar la experiencia de mis compradores cuando adquiere una de mis piezas 'vintage'. Su estado debe ser excelente.», expresa con emoción. La apariencia de los artículos de Noisette no se corresponde en absoluto al concepto general que se tiene de las piezas de segunda mano, con un cuidado escaso o en mal estado. Kim se encarga personalmente de que parezcan nuevas.

Su página web y las redes sociales son su mejor carta de presentación. Por ello, Kim cuida al detalle la imagen de su firma, algo esencial para transmitir el concepto exclusivo de sus piezas. Cuando sus trabajos como estilista 'freelance' se lo permiten, se encarga absolutamente de todo: crea los looks, hace de directora de arte… hasta hace, a veces, las fotografías. «En otras ocasiones, sin embargo, colaboro con otras personas talentosas de Bilbao, desde modelos a fotógrafos. No quiero ser egoísta y quiero hacerles partícipes de este proyecto tan especial para mí», expresa. Cuando todo el trabajo está hecho, cuelga sus prendas para que los más fieles se puedan hacer con ellas. Ya tiene clientas de China, Estados Unidos, Francia, Italia o Londres.

  1. Una nueva colección práctica y sencilla

En la colección de verano se pueden apreciar diferentes tendencias, como la de los colores tierra y los estampados de flores o 'vichy', que aparecen en tonos muy suaves. «No quería prendas potentes, buscaba diseños que te los puedas poner para ir a tomar algo con tus amigas», expresa. La sesión de fotos de esta colección tuvo lugar en el puerto de Algorta, con sus casas blancas y detalles a todo color.

Aún no ha pensado lo que colgará de sus perchas en la próxima temporada, ya que a Kim le gusta tomarse las cosa con calma y disfrutar de esa búsqueda de piezas únicas en mercadillos insólitos. En un futuro tangible, le gustaría poder abrir su propia tienda con piezas de segunda mano y, puestos a soñar, le encantaría convertirse en un referente del sector en nuestro país, situando a Bilbao en el epicentro de la moda 'vintage'.

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