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La familia de Getxo que pasó de hacer collares y pulseras durante la cuarentena a fundar su firma de bisutería
Marta Herranz, su marido, Aketza, y sus dos hijos en común, Hodei y Mara, que comenzaron a elaborar unos accesorios de cuentas durante el confinamiento, crean su propia marca bajo el nombre 'Pleamarta'
La cuarentena fue muy larga. Durante casi tres meses, tuvimos que ingeniárnoslas con lo que encontrábamos por casa para entretenernos y pasar las horas muertas entre las cuatro paredes de nuestro domicilio. No había otra opción. Mientras la vizcaína María Zárate invirtió su tiempo en crear una línea de pendientes «cañeros» que conquistaría a las famosas vascas, esta familia de Getxo ha rescatado uno de los pasatiempos que unió a toda una generación allá por los años 90: crear bisutería a partir de cuentas de colores. Es el caso de Marta Herrán, de 46 años, su marido Aketza y sus dos hijos en común, Hodei, de 14 años, y Mara, de 8, que convirtieron el salón de su vivienda en un taller de accesorios improvisado. «A mí siempre me ha gustado mucho dar forma a mis propias joyitas, por lo que disponía de abalorios de todo tipo en casa, además de montones de conchas que habíamos recogido en nuestros viajes por el mundo», explica Marta. Así que en aquellos días de encierro, animó a sus pequeños a que hicieran sus propios collares y pulseras para que «estimularan la cabeza y no estuvieran pegados a las pantallas».
La costumbre de reunirse cada tarde para crear bisutería con sus propias manos se convirtió en su rutina de cuarentena. «Lo pasábamos muy bien. Cada uno se dedicaba a una tarea: Aketza hacía los agujeros a las conchas, mientras que Hodei, Mara y yo llevábamos a cabo nuestros propios diseños con bolitas de cristal checo, concha y el hilo trenzado que se usa para pescar», recuerda. Pero los días pasaban y los collares y las pulseras que tanto les entretenía elaborar, se fueron acumulando en todos los rincones de casa, así que Marta les propuso venderlas. «Les entusiasmó la idea», asegura. Para ello, esta amatxu, que trabaja como comercial para marcas de moda surfera, creó un perfil de Instagram dedicado a la firma de joyitas. Pero antes, tuvieron que pensar el nombre con el que bautizarían el nuevo proyecto. «Nos gustó la palabra pleamar, pero no estaba disponible. Así que lo cambiamos un poco y le pusimos: Pleamarta». De esta manera, Marta, Aketza, Mara y Hodei fundaron su pequeño negocio familiar en unos momentos marcados por la pandemia.
En un principio, comenzaron a recibir pedidos de sus amigos y de sus conocidos. «Esto se ponía interesante», precisa Marta entre risas. En cada envío, cuidan todos los detalles como los verdaderos profesionales: meten las pulseras y los colgantes en un bonito sobre o caja y añaden una nota de agradecimiento. «No se imaginan la ilusión que nos hace recibir un nuevo encargo», indica. Aunque el detonante de su éxito sin precedentes llegó cuando les enviaron varios modelos de su bisutería a su amiga Carmen Esperanza, más conocida como 'trimadredeprincesas' en esta red social, donde supera los 190.800 seguidores. «Los complementos le gustaron tanto que decidió mostrárselos a sus incondicionales. Es un amor de persona y me ayudó mucho a darme a conocer», cuenta. En ese momento, la cuenta de la firma ganó popularidad en la red, donde ya sobrepasan los 1.000 'followers'. También enviaron una pequeña muestra de sus accesorios a Leonor Olabarría, una de las bilbaínas mayores de 50 años que triunfa en Instagram con su estilo impecable y a Alazne Aurrekoetxea, número nueve mundial de paddle surf y profesional de modalidades como el longboard. «A esta última le hicimos embajadora de la firma», detalla Marta.
La popularidad de la firma vizcaína coincidió con el fin de la cuarentena y Marta se quedó de un día para otro sola con el proyecto. «Mi hijo Hodei prefiere pasar el rato jugando con sus amigos y mi marido ha vuelto a sus quehaceres. La pequeña es la que me echa un cable cuando quiere», cuenta. Reconoce que era mucho más divertido cuando los cuatro compartían este momento. Pero Marta, que sigue trabajando como comercial, se encarga de todos los pedidos de la firma en su tiempo libre. «Hubo un momento en el que no daba a basto. Desde que empezamos he podido hacer más de 300 joyitas, bolita a bolita», detalla.
Sus joyitas no solo tienen éxito en Bizkaia, también reciben encargos desde distintos rincones de España. «Han contactado con nosotros a través de Instagram desde Madrid o Canarias hasta Barcelona», cuenta emocionada. Y no solo eso, si no que sus clientes han rebasado nuestras fronteras. Sus diseños han sido demandados desde Suecia o Bayona hasta Costa Rica e Italia. «Suelen pedir una serie de diseños a la vez», añade. Además, ya se puede encontrar su bisutería en diferentes tiendas de nuestro territorio: Eurosport en Bilbao, Kongi Denda en Plentzia y en el centro de estética Bia Bia y en la peluquería Ikusi en Gorliz.
Y pese a que el estilo de la bisutería que crea esta familia es propio del verano, Marta adelanta que no abandonará la firma cuando termine la temporada estival. «Para mí pasar las horas en mi estudio rodeada de cuentas de colores y conchas es un placer, me relaja tanto...». Y adelanta que en otoño se reinventará e incluirá en sus piezas tonalidades propias de la estación. Además, cuando toque a su fin la oleada de pedidos de este verano, se pondrá a trabajar en el desarrollo de una tienda online para comercializar la marca. Porque Marta, con mucho esfuerzo y dedicación, espera poder vivir en un futuro de este negocio familiar que tanto les unió y divirtió durante aquellos días en casa.
