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Una fotografía de la exposición 'Tom Kublin para Balenciaga. Una colaboración inusual'.

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Una fotografía de la exposición 'Tom Kublin para Balenciaga. Una colaboración inusual'. Tom Kublin
Balenciaga y Tom Kublin, en el museo de Getaria

Balenciaga, desde la cámara de Tom Kublin: sus obras llegan al museo de Getaria

La muestra, que incluye 110 fotografías y cinco extractos de películas, podrá visitarse hasta el 30 de octubre

Viernes, 10 de junio 2022, 14:45

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Fue seguramente el mejor y más preciso intérprete visual del estilo Balenciaga, quizás el mayor responsable de que la obra del maestro de Getaria se haya incorporado con todo detalle a la memoria visual y estética de nuestro tiempo. Es Tom Kublin, fotógrafo de moda e inusual cómplice de cabecera del modista vasco en la documentación de sus creaciones o en la publicitación comercial de su marca, al que ahora se consagra una muestra en el museo de Getaria, que se puede visitar desde este viernes hasta el 30 de octubre.

Había nacido en 1924 en una pequeña localidad de Hungría, donde se inició muy joven en la fotografía. Tras la II Guerra Mundial sus primeros pasos en el oficio le llevaron al género documental, con imágenes que reflejaban la devastación bélica en las ciudades. Con la invasión soviética de Hungría en 1956, Kublin se trasladó a Suiza donde abrió su estudio en Zurich y conoció a los grandes fabricantes textiles que suministraban a las mejores casas francesas de la moda. Entre aquellos estaba Gustave Zumsteg, comerciante de sedas y director en París del fabricante Abraham & Co, suministrador fundamental de telas para Cristóbal Balenciaga y con quien precisamente desarrolló en 1957 el gazar, un tejido de propiedades escultóricas.

Diseño de Cristóbal Balenciaga compuesto por vestido, mangas largas y recogido de 1958. Tom Kublin

Seguramente fue Zumsteg el que introdujo a Kublin en la Casa Balenciaga, donde desarrolló una intensa pero corta carrera profesional entre 1953 y 1966, año en el que falleció repentinamente. Bajo el epígrafe 'Tom Kublin para Balenciaga. Una colaboración inusual', la muestra de Getaria incluye 110 fotografías y cinco extractos de películas. Comisariada conjuntamente por la propia hija de Kublin, María, y la crítica y profesora de la Universidad de Navarra, Ana Balda, la alusión del título a la relación excepcional entre el fotógrafo y el modisto tiene un claro sentido.

Dado el carácter extremadamente reservado de Cristóbal Balenciaga, el concepto de exclusividad que atribuía a la Alta Costura y su visión de una fotografía de moda que debía resaltar por encima de todo el detalle y la innovación de las prendas, la elección de un joven fotógrafo de interiores como Kublin -alejado de la foto narrativa, urbana o con modelos en pose erotizada que habían empezado a hacer otros maestros del género -como Avedon o Irving Penn-, dio lugar a una relación cómplice y familiar con el modista, inusual en su ámbito profesional. La hipótesis que formula Ana Balda al respecto es la de un joven Kublin que fue moldeado por Balenciaga según sus preferencias por ese tipo de fotografía, en contraposición a la revolución que se estaba produciendo en el género o a las preferencias de las revistas de moda que enviaban a las casas parisinas sus propios fotógrafos y seleccionaban en sus redacciones las imágenes.

Imagen de 1964 de un tocado de Cristóbal Balenciaga. Tom Kublin

Con un orden más temático que cronológico, el recorrido por la muestra se inicia con un guiño familiar y sentimental: un hueco circular en un panel que se asemeja al objetivo de una cámara lleva la mirada a un retrato de la bellísima Katinka Bleeker, mujer de Kublin y modelo del «couturier» que también llegó a ser Miss Holanda. A partir de ahí, el montaje distingue las imágenes destinadas a documentar la obra de Balenciaga y las fotografías artísticas publicadas por las revistas de moda.

Al primer grupo pertenece un amplio lote de fotografías procedentes de los archivos de la casa Abraham & Co, que detallan las creaciones de Balenciaga entre 1953 y 1966, un periodo de extraordinaria evolución formal en su carrera. También se incluyen en esta sección las imágenes pertenecientes a la colección personal de Maria Kublin y las guardadas por los archivos de la Casa Balenciaga, hoy propiedad del grupo Kering, con modelos posando de frente o de perfil y llevando en la mano un número, cuyo fin era el de documentar la creación del modista y proteger el copyright ante copias indeseadas.

Vestido de Balenciaga de 1957 realizado con seda de Abraham. Tom Kublin

De otro lado, un expositor central contiene las fotos de Kublin que ilustraron las portadas de publicaciones tan reputadas como 'Harper´s Bazaar', 'Jardin des Modes' o el suplemento dominical del rotativo inglés 'The Telegraph'. La última sección proyecta cinco extractos de películas que también testimonian la evolución fílmica del fotógrafo a partir de 1960, desde sobrias tomas de desfiles en blanco y negro hasta la icónica película del maestro realizando unas pruebas en su atelier, otra más coral, editada y en color; o incluso una inédita y cuasi expresionista por sus colores brillantes en blanco y negro, encontrada en casa de Maria Kublin y realizada por el fotógrafo como anuncio del perfume 'Le Dix' de Balenciaga.

Tom Kublin trabajó también para otras revistas como 'Vogue' y con otros creadores como Givenchy, Saint Laurent, Dior o Chanel. A pesar de que muchas de sus fotos son icónicas en el mundo de la moda, su nombre no se incluye hoy entre los grandes del género. Por ello su hija María considera que esta muestra «es un homenaje y un reconocimiento a un fotógrafo del que la gente conoce buena parte de su trabajo, pero no tanto su nombre, ya que murió muy joven».

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