Una choni encantada de serlo

«Hoy es fin de semana, voy a buscar mi lana

Pelo virgen y conjunto Versace

Cuando entro en el party, una energía rara

Le vi desde abajo, yo estaba en el VIP

Loca, ¿tú vives en otra dimensión

O es que no lo ves?

No le llegas al nivel que yo gasto, loca»

Bad Gyal es el último fenómeno musical y estilístico gracias a pelotazos como 'Gasto' y unas letras rotundas, atrevidas y con desparpajo que le han convertido en una de las jefazas de la música urbana. Sus corrosivas composiciones -'Aprendiendo el sexo', 'Alocao', éxito con Omar Montes, y 'Zorra'- caminan de la mano de su imagen ultrasexual, estética 'bling-bling' (brillos a tutiplén), apariencia 'Bratz' y un aroma choni, no, muy choni, del que se siente muy orgullosa. Alba Farelo (1997), su verdadero nombre, es el reverso catalán de Jennifer López, en la que se mira, con aspiraciones internacionales. Al tiempo, si es que ya no lo es.

Bad Gyal, que se mantuvo al margen de los grandes sellos discográficos hasta fichar por la compañía estadounidense Interscope (Lady Gaga, Kendrick Lamar, Billie Eilish…), ha hecho de sus looks una de sus tarjetas de presentación. Y la industria de la moda, que no pierde ripio de todo aquello que puede permeabilizar y transformar en objeto de uso masivo, le ha echado el lazo. Concretamente, Bershka, para la que ha firmado una colección cápsula atrevida y subversiva e inspirada en la estética de finales los 90.

En versión lujosa podría haber hecho el mismo servicio a marcas como Versace y Cavalli. El 'efecto tanga', con esos finos hilos asomando de pantalones combinados con 'cropped tops', amenaza con volverse viral casi 30 años después acompañado de destellos en colores rosa chicle y azul celeste al estilo de Paris Hilton, pero en plan más 'femme fatale'.

La productora, DJ y compositora de Vilassar de Mar dice que su línea recoge looks que se pondría a diario, «para sentirme cómoda, pero a la vez sin perder mi esencia ni mi estilo». El fondo de armario que busca popularizar es de difícil consumo (y digestión) por su capacidad arrolladora: minishorts, microtops que dejan los ombligos al aire con profusión de tirantes plateados en forma de cadena y mini vestidos ajustadísimos. Su manera de vestir, sin miedo y sin concesiones, recuerda a la de iconos como Cardi B, Amber Rose y la misma Rosalía.

En su afán por desmontar prejuicios, busca dar una vuelta a estilismos con tantas admiradoras como detractoras y devolverles todo su esplendor intentando quitarles la etiqueta de marginal. Una tarea compleja, en cualquier caso, cuando se trata de darle la vuelta a la tortilla y hacer de lo choni algo cool y chic. Cosas, sin embargo, más difíciles se han visto.

En sus canciones, electrizantes y calientes, reivindica las estéticas culonas, los juegos de cama, las lujosas cadenas de oro, las chanclas con tacón 'kitten' y las sandalias con 'bling-bling' y los pantalones de tiro bajo y el brillo en forma de 'strass'.

Con ella, las chicas de barrio se meriendan a las niñas bien. La buena de Bad remite, posiblemente, sin pretenderlo, ¿o sí?, a Kylie Jenner, la más exquisita del clan de las Kardashian. «Simplemente soy yo misma y no busco generar polémica. Creo que al final un artista evoluciona y se posiciona por sus canciones y sus logros como artista, como cantante y como compositor y no tanto por lo que se hable de él», ha confesado a 'Vanity Fair'. «Mi manera de vestir es arriesgada. Va evolucionando también, no tengo miedo a las cosas nuevas», explica.

«Todas somos bonitas, hay que quererse y hay que probar y arriesgar, porque quizás descubrimos prendas que nos hacen resaltar cosas nuestras que no sabíamos que nos gustaban y nos pueden hacer sentir súper poderosas». Ella lo es. Recuérdenlo, se llama Bad Gyal y gasta (y viste) de lo suyo.