Casas en Bizkaia

Natalia Zubizarreta: el antes y el después de la reforma de su piso en Getxo

La prestigiosa interiorista vasca apuesta por un estilo atemporal salpicado de iconos vanguardistas en busca de luz y amplitud. «No he corrido grandes riesgos», confiesa

Lunes, 22 de febrero 2021, 21:26

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A veces, los mejores profesionales son capaces de todo, salvo cuando tienen que volcarse en sí mismos. Es lo que le ha sucedido a Natalia Zubizarreta, una de las interioristas más prestigiosas del País Vasco. Artista en diseñar los hogares de numerosos clientes, ha sufrido lo indecible cuando ha tenido que proyectar el suyo. «Con la reforma de mi primer piso buscaba paz, armonía, luz y tranquilidad. Esta profesión es tan dura y estresante que necesitas especialmente de eso en casa», explica. De ahí que optara por un estilo sencillo y sin grandes estridencias. Tampoco ha arriesgado. «Hay clientes que te piden arriesgar y en mi caso me dije 'quiero una casa que no me canse nunca'. Por eso he apostado por colores neutros y piezas bastante atemporales», se justifica.

¿Cuál ha sido el gran problema de Natalia? ¿Por qué ha dudado y no ha podido «sufrir más», como repite? «Porque de repente quieres poner todo y te das cuenta que no puedes. Y he dudado mucho. Para mis clientes, siempre lo tengo claro, pero para mí no hice más que sufrir con tanta duda. He sido una cobarde», admite.

Sin puertas de acceso al salón

¿Qué es lo que ha hecho concretamente? Vayamos por partes. La vivienda en cuestión tiene 90 metros cuadrados, está en Getxo y dispone de dos habitaciones, otros tantos baños, cocina con lavadero, hall, salón y terraza. ¿Su obsesión? Multiplicar la luz y la sensación de amplitud. Optó para ello por carpinterías lacadas en blanco, pintó las estancias principales también en blanco, instaló puertas de cristal en el hall, amplió y quitó las puertas de acceso al salón y unificó tonalidades. «He hecho que mi casa sea un poco laboratorio. Por ejemplo, la he enmoquetado, algo que mis clientes habituales no me dejarían. Era un piso no especialmente luminoso, por lo que cambié el suelo por una moqueta clara. Lo hice para aportar calidez, pero, sobre todo, para aclarar los suelos. Es lo que más luz aportó», aclara.

Pero matiza que se trata de una moqueta sintética preparada «para alto tránsito» que provoca un efecto cálido y que se limpia con mucha facilidad. «Quiero probar a ver qué resultado da», señala. Las puertas de acceso a la cocina y dormitorios las resolvió con un biombo. «Es un invento y resultó muy bien, pero no me habría atrevido a hacérselo a un cliente sin saber qué tal funciona», reconoce.

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Puertas altas

Zubizarreta mantuvo los armarios existentes y los lacó y empapeló hasta darles un toque actual. Renovó los radiadores –«esto fue un gran toque decorativo», destaca– y sustituyó las puertas por otras más altas. «Las manillas y tiradores negros son de una firma holandesa. Coordiné los tonos de la casa sin grandes estridencias. Quiero paz», insiste de nuevo. Queda más que claro que deseaba dar un marcado estilo clásico a la vivienda, «acorde con el edificio y barrio donde se ubica», pero que a la vez tuviera toques modernos y juveniles. ¿Cómo? Mezclando elementos clásicos –muebles antiguos, molduras, rodapiés altos, moqueta…– con otros de aire moderno: lámparas, toques negros, mobiliario más moderno. «Adoro las piezas antiguas, me recuerdan a la casa familiar de mi infancia. La tumbona de barco del salón, por ejemplo, la tenía hace años guardada para cuando tuviera mi propio piso», descubre. También se confiesa una enamorada del mobiliario de diseño. «Mi capricho fue la butaca negra del salón. Es una joya de Thonet, un importante diseñador de principios de siglo XX».

¿Otra cosa que le pierde? La iluminación, que le ha llevado a incluir algún capricho como es la lámpara Tizio de Artemide. «Es, sin duda, un icono del que nunca me cansaré, igual que la lámpara de pie del salón de Santa&Cole, otro clásico», afirma.

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El único cambio a nivel de distribución fueron los baños. Inicialmente había un aseo y un baño y sacó dos baños completos. En la terraza instaló un suelo de madera tecnológica para tapar las baldosas existentes. La casa se empapeló en varias zonas para aportar calidez. «He probado materiales como el papel de rafia natural en la cocina y el hall lo he revestido de un papel de lana», revela orgullosa y convencida de su reforma tras dejar atrás dudas y miedos. Ahora, a sus 37 años, espera disfrutarla en compañía de su perrita Tacha.

No te pierdas todos los detalles del antes y el después de esta casa en nuestra galería de imágenes.

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