La sucesión de averías obliga a vender los dos bilbobuses 'londinenses'
El Ayuntamiento se deshace de ellos por el 25% de su precio de compra tras pasar casi más tiempo en el taller que en servicio al no adaptarse a su recorrido
Era tanto el tiempo que los autobuses de dos pisos pasaban en el taller que apenas ha sorprendido no verlos durante los últimos meses por ... las calles de Bilbao. Estarán estropeados, pensaba la gente. Pues no. Tras años de averías y gastos, el Ayuntamiento decidió deshacerse de las dos unidades tan pintorescas que hacían la ruta 56 (Sagrado Corazón-La Peña). Es decir, que ya son historia.
Todo comenzó en 2011, cuando Bilbobus estrenó por todo lo alto aquellos vehículos que daban un aire londinense a la ciudad. Lo hizo con orgullo. «Bilbao se convierte en la primera ciudad del Estado en recuperar los autobuses de dos pisos para el transporte urbano», decía la nota de prensa divulgada por el Ayuntamiento hace exactamente ocho años. Hasta 125 viajeros cabían en las nuevas unidades, 50 más que en las habituales, los que siguen prestando el servicio. Era, además, casi un atractivo turístico vivir desde las alturas el viaje por la Gran Vía, Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Zamakola y La Peña, con la ría omnipresente.
Pero hubo un error de cálculo. A partir de 2015 los dos buses pasaban casi más tiempo en el taller que sobre la calzada. De hecho, sumaban más de cien reparaciones al año de media. ¿Por qué? Ya en 2017 el concejal de Movilidad y Sostenibilidad, el socialista Alfonso Gil, en el cargo desde 2015, asumía que los vehículos de dos pisos no eran un buen negocio. Al menos, para esa línea, minada de elevados badenes entre Urazurrutia y Zamakola. Esos brincos durante la marcha hacen sufrir a cualquier autobús, pero tienen un efecto devastador para estos en concreto porque son mucho más pesados. Así que las suspensiones y la carrocería se resentían más de lo soportable. Eso implicaba no sólo ser apartados del servicio cada poco para llevar a cabo reparaciones, sino asumir una factura de unos 50.000 euros cada año.
En su contexto
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82.000 euros es el precio por el que el Ayuntamiento ha vendido cada uno de los autobuses de dos pisos cuando tenían algo más de siete años de antigüedad. Habían sido adquiridos en 2011 por 330.000 euros cada unidad, de manera que se ha recuperado el 25% de su precio de compra.
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Un error de cálculo. Bilbao fue la primera ciudad española en recuperar los buses de dos pisos, y lo hizo para dar servicio a la ruta 56, del Sagrado Corazón a La Peña, que es una de las tres más concurridas de la ciudad. El problema es que este recorrido, sobre todo entre Urazurrutia y Zamakola, está plagado de elevados badenes que dañan de manera especial a los vehículos de más peso. A partir de 2015, las dos unidades encadenaban entradas en los talleres cada poco tiempo.
Un nuevo tiempo
En algún momento se pensó en buscarles otra ruta, o en utilizarlos como autobuses turísticos. Darles una salida, una vida más tranquila. Pero, finalmente, se optó por deshacerse de ellos. Ya habían dado bastante guerra. Según confirman fuentes del Área de Movilidad y Sostenibilidad, ambos vehículos fueron vendidos el pasado julio por 82.000 euros cada uno a una empresa mayorista, que se encarga luego de colocarlos en cualquier rincón del mundo.
¿Ha perdido mucho dinero el Ayuntamiento por haber hecho una elección tan mala? Los mismos medios aseguran que no. El precio de venta, esos 82.000 euros, supone un 25% del valor de compra, que había ascendido a 330.000 cada uno. Una salida digna, añaden en el Ayuntamiento. Además, recuerdan que a partir de ahora se busca una flota más limpia, con vehículos híbridos o eléctricos -el servicio de Bilbobus está en plena licitación-. Aunque no precisan cuál es el plazo de amortización de los vehículos de dos plantas, añaden que el conjunto de la flota está en proceso de renovación, por lo que hacen de la necesidad virtud y señalan que no ha venido ni tan mal sacárselos ahora de encima. Al fin y al cabo, el nivel de emisiones de semejantes gigantes parecería poco compatible con los nuevos objetivos del servicio.
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