«Mi hermano sería incapaz de hacerle daño»

Un vehículo destartalado en Ibiza. Su dueño, un madrileño, desaparecido desde noviembre. Y su novia, a la que también se buscaba desde las mismas fechas, muerta en Cullera y al parecer arrastrada por el mar. El enigma ante el que se encuentra la Policía Nacional y la Guardia Civil en tres provincias seguía ayer sin respuestas claras mientras un juzgado de Sueca investiga ahora las causas de la muerte de la mujer, Katia F. S., una brasileña de 35 años que la semana pasada apareció sin vida en la orilla de una playa de Cullera.

Por el momento, los investigadores mantienen abiertas todas las hipótesis en el caso mientras el novio de Katia, Marcos Pérez, un carpintero de Móstoles de 36 años, permanece en paradero desconocido. A día de hoy, nadie sabe a ciencia cierta si el hombre ha huido por alguna razón, si ha muerto igual que su pareja o si se encuentra retenido.

El novio sigue desaparecido y el vehículo de la pareja se halló en un acantilado de Ibiza. «Nos hemos puesto en contacto con el entorno familiar de ambos, tanto con la familia del chico como con los amigos de ella, y estamos investigando el origen o causa del fallecimiento», ha indicado Juan Carlos Moragues, delegado de Gobierno en la Comunitat.

La Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación: «Estamos intentando localizar al novio, a ver si está fallecido o no, si cayeron al mar o no, si fue fortuito o intencionado, y si lo fue, quién lo provocó», ha asegurado.

La familia de él descarta el crimen machista

Pese al desconcierto por la extraña secuencia de acontecimientos, Marta Pérez, hermana de Marcos, está convencida de que él no es capaz de cometer un crimen. Descarta por tanto un homicidio de tintes machistas y asegura que tampoco ha recibido información policial sobre esa sospecha. «Mi hermano sería incapaz de hacerle daño. Él no es ese tipo de personas. Antes de perder el contacto con Marcos a mediados de noviembre se mostraba muy ilusionado con su nueva pareja, que había conocido en Ibiza, y nos comunicó su intención de venir con ella a Madrid para presentarla en casa», remarca. Y de repente se esfumaron.

Pero ese sentimiento sobre la inocencia de su hermano, se completa con un absoluta incertidumbre. Marta se ve incapaz de ofrecer «una explicación lógica» a los hechos y mantiene la esperanza de poder encontrarlo con vida. Preguntada sobre si conocía alguna amenaza o situación de peligro sobre su hermano o la pareja, su respuesta es rotunda: «No, al menos que sepamos». Marta no conocía la actividad a la que se dedicaba Katia ni mantiene contacto con sus familiares.

La posibilidad de un suicidio también la descarta un amigo personal de Marcos que prefiere mantenerse en el anonimato. «No lo creo. Lo veo muy difícil. Estaba en un buen momento y ha tenido que sucederles algo chungo, pero no alcanzo a entender qué», manifestó a LAS PROVINCIAS desde Ibiza.

Es en la isla balear donde ambos se conocieron y convivieron hasta su misteriosa desaparición. La familia de Marcos fecha el último contacto telefónico el 18 de noviembre. Tras varias semanas sin noticias de la pareja, interpusieron una denuncia el 8 de diciembre en una comisaría de la Policía Nacional. Ya a mediados de este mes, el coche de Marcos apareció desguazado en una zona montañosa y boscosa próxima a Cala Llonga, en Santa Eulària, donde ambos residían.

La última fecha clave es el jueves de la semana pasada, cuando la familia de Marcos recibió una terrible noticia: Katia había aparecido muerta y en estado de descomposición en la playa de Cullera. Y este punto del caso es el que está ahora en manos de la Guardia Civil de Valencia. Tras el hallazgo del cuerpo, el laboratorio de criminalística de la Benemérita consiguió ponerle nombre. Según Europa Press, se realizó un cotejo de sus huellas con las bases de datos de desaparecidos. Eso confirmó que se trataba de la brasileña, nacida en 1981 y con domicilio en las Islas Baleares.