«Comprobar que no es un sueño y que no estás a mi lado es desolador»

«Yo solo soy padre. Ese hecho me dice que tengo que buscar a Hodei, que ha desaparecido». Pablo Egiluz, el aita del joven de Galdakao cuyo cadáver fue encontrado la pasada semana, nunca contempló la posibilidad de bajar los brazos. Rendirse nunca ha sido una opción para el matrimonio. «El camino está siendo muy complicado, lleno de piedras», aseguraba su ama Koro en un texto que le escribió en la página web Hodei Missing. «¿Dónde te has escondido? De niño siempre fuiste bueno jugando al escondite, me lanzabas tus rayos mágicos, que cegaban mis ojos y a pesar de estar delante de mí, no podía verte. Ojalá esto fuera eso, un juego, y acabara como antes encontrándote», seguía su escrito.

Siempre han preferido pronunciarse mediante la plataforma Hodei Bila, aunque su lucha ha sido constante. En contadas ocasiones han decidido tomar la palabra y compartir su pesar. «No soy una madre coraje, en estos momentos soy una madre débil y destrozada por el dolor. Necesito vuestra ayuda para encontrar a mi hijo», exclamó Koro Díaz en un viaje a Amberes. Era el texto de una carta escrita a todas las madres y que fue incluso leida en flamenco por la mujer del jefe de Hodei.

«No os voy a contar lo difícil que es levantarse cada día, andar como una sonámbula por casa pensando en Hodei. Dónde estará, cómo estará, tendrá frío, tendrá miedo, cómo socorrerle. Deciros lo complicado que es dormir, comer, respirar, en definitiva, vivir, porque si sois madres podréis entenderme. Yo soy madre y os digo que no hay nada más cruel», indicaba Koro en su carta.

«Desde que vine de Amberes, la maleta de Hodei está en la entrada de casa. Está cerrada, no he tenido fuerzas para abrirla. Esa maleta salió llena de ilusiones y ha vuelto vacía porque él no está», lamentaba la madre, en su petición de ayuda.

La noticia de la desaparición cayó como un jarro de agua fría. «Había pensado muchas cosas que le podían pasar. Los miedos que tenemos los padres de que a un hijo le pueda pasar algo, que le atropelle un coche... Mil cosas. Pero que esto le pasara, que desaparezca...», comentaba Pablo Egiluz en una entrevista a este periódico.

Sus padres siempre han estado ahí, pidiendo que se investigase a fondo hasta descubrir qué había pasado con Hodei después de que terminase la celebración del cumpleaños de un amigo. Al comienzo de la pesadilla, recibían el 19 de cada mes -coincidiendo con la desaparición del joven- el apoyo de más de medio centenar de personas junto al Ayuntamiento de Galdakao. En estas concentraciones también llegaron a participar representantes del Parlamento vasco y otros políticos como el alcalde del municipio. De hecho, Ibon Uribe viajó a Amberes hace unos días para apoyar a la familia cuando comenzaron las sospechas de que el cuerpo hallado en el río podía ser el de Hodei.

Caravana para pegar carteles

La pelea para que se no cerrase el caso ha sido constante. Reuniones con los comisarios europeos Joaquín Almunia y Cecilia Malmström, contactos con el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y con el Rey Felipe VI... Han empapelado todos los rincones de Benelux y se han esforzado para que no quede nadie en Bélgica que no haya visto nunca el rostro de Hodei. De hecho, la plataforma Hodei Bila -una asociación creada específicamente para tratar su caso- realizó una ruta en bici para que los carteles con la cara del joven también llegasen hasta los Países Bajos. A esta iniciativa hay que sumar un viaje en caravana y un sinfín de movilizaciones.

El mundo de la política y del deporte se volcaron con la causa. De hecho, equipos como el Athletic y el Real Madrid saltaron al campo con camisetas con el lema 'Hodei missing'. Tampoco se han quedado atrás personalidades de la cultura vasca que han unido fuerzas para crear 'Zerura begira', una tema en el que participan cantantes como Gari de Hertzainak y grupos de la talla de Belako o We Are Standard -ahora rebautizados como WAS-. La galdakaotarra Maider Legarreta también le dedicó una canción a su paisano desaparecido.

Pese al paso del tiempo, Koro y Pablo no han parado de buscar la fórmula de dar con el pequeño de la casa, ese que siempre dejaba las zapatillas en mitad de la habitación y que regañaba a su padre cada vez que no fregaba bien los tenedores. La familia ha llegado a ofrecer una recompensa de 10.000 euros por una pista. Cualquier cosa para conseguir que todos supieran quién es Hodei Egiluz.