Cullera protege por ley la costumbre de 'tomar el fresco'

La manera de socializarse hoy en día, con la preponderancia del uso de los teléfonos móviles y similares, es uno de los factores que ha llevado al Ayuntamiento de Cullera a querer proteger una tradición ancestral: 'tomar el fresco' a la puerta de casa. Y es que esta costumbre, casi una obligación durante las calurosas noches de verano en multitud de pueblos y ciudades valencianas, corre el riesgo de desaparecer con el nuevo ritmo de vida que impone la sociedad moderna. El hecho de sacar la silla, la hamaca, la mecedora o incluso la tumbona playera a la calle había generado algún conflicto en el municipio al impedir el paso de peatones, y su Ayuntamiento ha querido zanjar de forma tajante cualquier motivo de enfrentamiento.

El último pleno aprobó, con los votos a favor del equipo de gobierno, PSPV y Compromís, y la abstención de la oposición PP, Gent per Cullera y Ciudadanos, una modificación de la ordenanza de policía y buen gobierno para 'proteger' esta actividad y que no se pierda con el tiempo.

El alcalde de la ciudad, el socialista Jordi Mayor, explicó que esta variación en la normativa llega tras una petición realizada por parte de la Policía Local durante este verano en la ciudad costera. Los agentes trasladaron al primer edil sus dudas en algunos conflictos en los que habían tenido que intervenir. En varios casos, las personas sentadas a la puerta de sus casas impedían el paso a un peatón, lo que generaba un debate sobre si el transeúnte debía bajar a la calzada o debía levantarse de la silla el vecino que obstaculizaba el paso.

Aunque no llegó a haber denuncias interpuestas por parte de ninguna de las partes, los agentes sí tuvieron que mediar, por lo que pidieron al alcalde que estableciera unos criterios objetivos de aplicación en todos los casos.

Lo primero que quiso remarcar el alcalde es que el es peatón quien debe esquivar el 'obstáculo' y bajar a la calzada, salvo que exista riesgo de atropello. El primer edil recordó que en muchas calles las aceras son «muy estrechas o casi inexistentes», pero apenas existe riesgo de arrollamiento debido a su escaso o prácticamente nulo tráfico de vehículos que soportan.

«Una tradición muy arraigada»

Mayor añadió que la costumbre en estos casos, es caminar por la calzada en todo momento. «No estamos hablando de vías en las que hay aceras de tres metros, donde no hay ningún problema», agregó.

De este modo, y dejando claro que no debe existir riesgo para el peatón, el primer edil de Cullera recalcó su intención de defender «una tradición muy arraigada y muy valenciana. Ahora caminamos todos mirando el teléfono móvil y estos ámbitos de socialización y de relación entre personas están en riesgo de desaparecer, por lo que hemos tomado esta medida que también resuelven algunas dudas que nos plantearon los policías».

«Se trata de una cuestión de mero sentido común», concluyó Mayor, quien señaló que, a partir de ahora, los agentes de la Policía Local de Cullera tendrán una herramienta legal, que ni mucho menos es estricta, para poder actuar ante conflictos vecinales que puedan producirse.