Amberes se rinde a la familia de Hodei
El padre del joven vasco reivindica el legado de su hijo para que las personas desaparecidas no caigan en el olvido
adolfo lorente
Domingo, 6 de marzo 2016, 21:00
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En flamenco, adiós se dice Vaarwel. Raro sí, aunque quizá tanto como la palabra Hodei para un ciudadano de Amberes. Hodei. Cinco letras y un millón de sentimientos. Hodei Egiluz Díaz. Un joven que desapareció un maldito 19 de octubre de 2013 cuando sólo tenía 23 años sin saber ni dónde ni cómo. 853 días después, el 19 de febrero, los análisis forenses confirmaron que el cadáver hallado en el río Escalda era el del joven de Galdakao. Llegó el final, el peor final. Vaarwel Hodei. Agur. Adiós.
Han sido dos años y cuatro meses en los que su media sonrisa ha acompañado a los habitantes de la capital flamenca. En paradas de autobús, en el metro, en plazas, en farolas, en esculturas... Era uno más. Missing, desaparecido. 853 días de enorme desgaste en los que Koro y Pablo, lo más parecido a eso que llaman padres coraje, nunca desfallecieron hasta poder dar con su hijo. Esta semana, por fin, se espera que sus restos regresen a Galdakao, donde ya nada será lo mismo. Este domingo era el día del adiós y Amberes, una ciudad que sucumbió a la fuerza de Pablo y Koro, quiso rendir su particular homenaje a un sencillo Erasmus que acudió a su ciudad a trabajar y que sufrió la peor de las muertes. ¿Cómo? Nada se sabe.
En el Museo MAS, a menos de un kilómetro de donde apareció el cadáver el 11 de febrero, unas 250 personas se han dado cita para despedirle en un acto que comenzó a las 19 horas y en el que participaron el alcalde de la ciudad, Bart de Wever, la delegada del Gobierno vasco en Bruselas, Marta Martín, y decenas de amigos que Hodei tenía en la ciudad. Entre ellos está Imanol, también de Galdakao y amigo desde los 2 años, como recordó Pablo Egiluz en su breve intervención. Además del propio Imanol también habló Carolina, que trabaja en el lugar donde Hodei solía ir a comer con sus compañeros de trabajo, y con Jan, su jefe, siempre muy implicado en su búsqueda y ayer, como siempre, muy afectado por la pérdida.
«El lado más humano»
Ya sin la camiseta que siempre lució reivindicando a su hijo, Pablo, un padre roto, volvió a tomar la palabra en aquella ciudad de la que tan bien hablaba Hodei. Lo hizo para dar las gracias. «Eskerrik asko a todos por vuestra energía, vuestra fuerza, cariño y apoyo. Estar aquí es importante para nosotros, y poder despedirnos de Amberes y sus ciudadanos», comenzó.
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Su travesía por el desierto ha sido «terrible», como siempre han confesado, así que hicieron un llamamiento para apoyar a esas familias que han conocido todo este tiempo y que sufren su mismo dolor. «Hodei no se queda aquí. Tanto Koro como yo queremos que su memoria siga perdurando en todos vosotros, y que la fuerza de los familiares de personas desaparecidas siga latente y que no les dejemos solos», demandó.
Que Hodei sirva para que esos otros hodeis no caigan en el olvido. Así lo pidió Pablo: «Algunos de vosotros nos habéis reconocido que, sin conocerle, su estela os ha sacado vuestro lado más humano. Queremos que la memoria y el legado de Hodei sigan vivos en favor de todas las personas desaparecidas. Amberes y todos vosotros, siempre estaréis en nuestra memoria. Eskerrik asko».
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