Las restricciones al tráfico no logran reducir la entrada de coches a Bilbao
En los dos últimos años los accesos a la ciudad se mantienen estables y con una ligera tendencia al alza este ejercicio
Bilbao lleva años desarrollando políticas que pretenden reducir la presencia de coches en las calles de la ciudad, desincentivar el uso del vehículo privado. El ... objetivo final es mejorar la calidad del aire, pacificar el espacio público y que el protagonista de este espacio público sea el peatón. ¿Qué medidas son esas? Las ya archiconocidas: la extensión de la OTA a varios barrios periféricos, la proliferación de peatonalizaciones y semipeatonalizaciones en distintas zonas y la restricción a los coches más viejos y supuestamente más contaminantes para entrar en los barrios de Abando e Indautxu.
Pues, pese a todo, no se está logrando contener la entrada de coches en la ciudad en los últimos años. Aunque, eso sí, estamos lejos de la situación que había en 2019, antes de que la pandemia lo cambiase todo.
Vamos con los datos. Son los facilitados por el Área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Bilbao, liderada por la socialista Nora Abete, y se refieren a mediciones realizadas en las principales entradas al centro de la ciudad. No en todas, pero sí en ocho puntos muy relevantes: en San Mamés, plaza Aita Donosti, el puente Euskalduna, el puente de Deusto, el de La Salve, avenida Zumalacárregui, Juan de Garay y Atxuri. Así que las cifras no tienen gran valor por sí mismas para conocer la dimensión real del asunto, pero sí son válidas para el análisis comparativo.
Pues bien, en 2019 esos dispositivos detectaron el tránsito de 30,2 millones de vehículos. En 2020, con la catástrofe del covid, la cifra bajó a 23,9. A partir de ahí comenzó a subir en un nuevo mundo en el que se cruzaban fenómenos diversos y contradictorios: el miedo a los contagios potenció el uso del vehículo privado frente al transporte público, pero el auge del teletrabajo y la contracción del mercado laboral reducían los desplazamientos en general. En 2022 ya habían subido las entradas a Bilbao a 27,9 millones.
Varios factores
Entonces empezaron las subvenciones al transporte público, que aún se mantienen. Lo que propició que en 2023 la cifra de vehículos detectados se redujese un 3,6%, hasta 26,86 millones. Y a partir de ahí, se mantiene estable con una ligera tendencia al alza porque el pasado ejercicio se subió hasta 26,97 y en los ocho primeros meses de este 2025 también aumenta; en ese tiempo fueron 17,77 millones de entradas, cien mil más que en el mismo periodo del año anterior.
Esta situación que se mantiene desde 2023 coincide en el tiempo con la implantación de varias medidas por parte del Ayuntamiento para desincentivar el uso del coche. Lo dicho. Está la llegada de la OTA a San Ignacio, Ibarrekolanda, La Peña, Arangoiti, Olabeaga, Zorroza o los barrios altos de Rekalde. También está la reurbanización de calles para reducir el espacio reservado al coche como son los casos de María Díaz de Haro y Rodríguez Arias. Y, sobre todo, está la zona de bajas emisiones (ZBE) que cierra Abando e Indautxu a los vehículos más viejos. En junio de 2024 se activó la prohibición para los que no tienen distintivo ambiental, y un año después, este junio, llegó el mayor impacto al extenderse el veto a los que tienen etiqueta B (los diésel anteriores a 2016 y los de gasolina previos a 2006).
Por el momento, el Ayuntamiento no ha ofrecido datos sobre la reducción de tráfico en la ZBE durante este verano. Pero lo que queda claro es que la medida no ha tenido impacto en las entradas generales a la ciudad porque en julio y agosto se contabilizaron, según los datos municipales, cuatro millones de vehículos, una cifra similar, incluso ligerísimamente más alta, que en el mismo periodo de 2024, y prácticamente igual a la de 2023.
«Lo relevante es que ya no hay atascos en la ciudad»
¿Acaso no están funcionando las políticas municipales para desincentivar el uso del coche? El director de Movilidad, Ignacio Alday, resta relevancia a los datos que reflejan un estancamiento en la bajada del tráfico en la ciudad. «La tendencia es a la baja desde 2019, y no me dice nada que un año suba o baje un poco». En este sentido, señala que «un año puede tener más días laborales, otro ser más lluvioso», y eso afecta al cómputo global de vehículos en circulación. «Lo relevante es que ya no hay atascos en Bilbao ni tampoco tenemos problemas de contaminación».
Además, el director de Movilidad apunta que entra dentro de lo previsible que «la bajada del tráfico cada vez sea menor», y que si no se llevasen a cabo medidas como las que se están impulsando desde el Ayuntamiento para desincentivar el uso del vehículo privado la situación sería mucho peor.
En este sentido, asume que «pueden estar entrando los mismos coches, pero quizás sean menos contaminantes, o vayan a parkings de rotación». Todo esto lo aclarará un estudio que está ultimando el Área de Movilidad en relación con el primer año en funcionamiento de la zona de bajas emisiones (ZBE). Ahí se verá cómo han afectado las restricciones de acceso a la calidad del aire en Abando e Indautxu, al volumen del tráfico tanto ahí como en el perímetro, y a los parkings donde sí pueden llegar coches con distintivo B. «Lo que tenemos que conseguir es hacer una ciudad mejor, y creo que lo estamos consiguiendo».
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