Una réplica digital de Bilbao para evitar problemas
Administraciones y empresas elaboran un gemelo virtual de la ciudad para diseñar políticas urbanas y anticipar problemas
Los gemelos digitales son como la versión 4.0 de aquella máxima tan sensata de que los experimentos se hacen con gaseosa. Fundamentalmente, trata de ... crear una réplica virtual de un componente, un edificio o lo que sea, que pueda someterse a distintas pruebas para ver cómo reacciona. Si reacciona mal, no pasa nada. No se rompe nada en el mundo real. Además, el invento permite conocer mucho mejor el objeto de análisis. Eso, siempre que la réplica sea fiel al original. Y para eso hacen falta muchos datos.
Si es para hacer el gemelo digital de una ciudad la información necesaria es mucho mayor. En ello están urbes como Singapur, Helsinki o Róterdam. También Bilbao. Tecnalia, Inkolan, el Ayuntamiento y la Universidad del País Vasco ya han desarrollado un proyecto piloto en un pedazo de la ciudad, en Uribarri, combinando datos facilitados por empresas privadas y por la propia Administración local. Todo analizado en conjunto y con la ayuda de la inteligencia artificial puede aportar información para usos casi infinitos. Por ejemplo, saber qué zonas son más susceptibles de inundarse en según qué momento y, en ese caso, a qué subestaciones eléctricas afectaría el agua, a qué edificios surten esas instalaciones, cuánta gente vive en ellos y si son idóneos los inmuebles para instalar placas solares según su orientación o situación. O probar cómo reaccionarían los consumos energéticos de un bloque de viviendas determinado en caso de que llegase una ola de frío en función de la edad media de los vecinos o de su poder adquisitivo. O analizar cómo se comportaría el tráfico metiendo cientos de vehículos por una calle determinada, a una hora y en una fecha concreta. En fin, se puede probar casi cualquier cosa que se nos ocurra.
Lo que se ha hecho en Bilbao es un proyecto piloto durante el último año y medio en el que se han incorporado un océano de datos. Gran parte de ellos los ha aportado Inkolan, una agrupación constituida por la mayoría de los grandes operadores de servicios que cuenta con información digital de todo lo que hay bajo nuestros pies: infraestructuras de agua, de gas, de electricidad, de telecomunicaciones. También redes de abastecimiento, de saneamiento. La vida subterránea. Buena parte de las cosas fundamentales están ocultas a la vista, dice Lucía Alcibar-Arechuluaga, responsable de desarrollo de negocio.
Por su parte, el Ayuntamiento aporta información de la superficie, que también es abundante: sobre alumbrado público, mobiliario urbano, antigüedad de los edificios, sus usos, alturas, habitantes, rentas medias de las zonas, edad de la población, arbolado, bidegorris... Todo anónimo, claro. «Es un ejemplo de colaboración público-privada que busca mejorar la toma de decisiones», explica la concejala de Atención y Participación Ciudadana, Oihane Agirregoitia.
Con todos esos ingredientes en Tecnalia han elaborado un gemelo digital de Bilbao que mediante algoritmos de predicción puede anticipar qué ocurrirá en distintos escenarios, apuntan las investigadoras Elena Usobiaga y Mauricia Benedito. Al fin y al cabo, conociendo la historia y cómo ha funcionado la ciudad en otras ocasiones es posible anticipar el futuro.
¿Cuándo estará disponible este desarrollo para toda la ciudad? Tardará. Lo más difícil parece estar hecho porque el modelo es escalable, es decir, puestas las bases se puede aplicar a otras zonas. Pero antes, en 2022, «queremos hacer el desarrollo algorítmico de inteligencia artificial», revela Mario Alayo, director gerente de Inkolan. Se trata, esencialmente, de volcar toda la información que tienen los operadores de los últimos veinte años e ir definiendo pautas. Quizá dónde habrá que picar para llevar a cabo reparaciones que se revelen periódicas. Y quién sabe si aprovechar que eso va a ocurrir para urbanizar esa zona y no andar reventando calles cada dos por tres para cosas diferentes. Cuando estos desarrollos estén afinados se podrá generar el gemelo de toda la ciudad. Incluso utilizar los procesos para otras urbes.
Para el proyecto piloto se ha elegido el barrio de Uribarri por sus servicios y su orografía
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Visor en tres dimensiones
Para el proyecto piloto se ha elegido Uribarri por varios motivos: porque se trata de una zona bastante compleja en cuanto a suministros y red viaria, porque conviven edificios de distintos usos (residenciales, hoteles, administrativos, docentes) y «por la orografía», explica Usobiaga. El programa tiene un visor virtual en tres dimensiones que refleja los distintos niveles (tanto en superficie como subterráneos) y los escalones que forman las distintas canalizaciones superpuestas.
Otro ejemplo: conociendo las especies de árboles que hay en superficie y sus edades (esto lo pone el Ayuntamiento) se podría conocer el riesgo que hay de que las raíces causen daños a según qué estructura bajo tierra. También, en caso de temporal, se localizaría con un golpe de vista el arbolado más susceptible de quebrarse.
Los usos son casi ilimitados y la mayoría, aún desconocidos.
Sensorización y startups
El gemelo digital es un ser voraz que se alimenta de la información que se le eche. De todo. En un futuro, también de los datos que arrojen los detectores que el Ayuntamiento tiene previsto ir instalando por la ciudad en un proceso de sensorización que ya está en marcha. ¿De qué hablamos? De ruidos, de afluencias de caminantes y de coches, de medir las rachas de viento en cada esquina... Casi cualquier cosa. Forma parte del tránsito hacia la «smart city, la ciudad inteligente, que busca mejorar la gestión pública», dice Agirregoitia. Todo ello, toda esa información, alimentaría a la réplica virtual de Bilbao para tener una imagen en tiempo real de lo que está ocurriendo en cada rincón y de cómo unas cosas condicionan otras.
Con todo esto de los datos y el big data a veces se corre el riesgo de generar un montón de basura inútil con la que no se sabe muy bien qué hacer. Pero también puede ocurrir que lo que ahora parece estéril e inconexo acabe revelando realidades importantes. Dice Mario Alayo, de Inkolan, que en este terreno se mueven las startups, y que son ellas las que idean desarrollos capaces de sacar utilidad a ciertos datos y de sus relaciones con otros. Ya son muchas las multinacionales que han incorporado en sus procesos productivos o de comercialización ideas surgidas por esta vía que mejoran, y mucho, la rentabilidad.
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