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La posibilidad de que la Línea 4 de metro, que conectará el centro de Bilbao con los barrios del sur, parta de la estación de ... Abando ha quedado enterrada definitivamente. Ya no hay marcha atrás. Después de un lustro trabajando con esta premisa, las instituciones vuelven a la idea original que se puso sobre la mesa en 2009. El trazado arrancará en Matiko y cruzará la plaza Moyua en su camino hacia Irala, Rekalde, Basurto y Zorroza. En una segunda fase se extenderá hasta Alonsotegi, abriendo la puerta de la red del suburbano a los habitantes de Las Encartaciones.
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Euskal Trenbide Sarea (ETS), la sociedad pública dependiente del Gobierno vasco que ejecuta las infraestructuras ferroviarias del territorio, solicitó el pasado jueves autorización para modificar el contrato que tiene firmado con Fulcrum por el que la ingeniería está redactando desde 2023 la parte central del proyecto constructivo de la L-4, el recorrido que irá de Rekalde hasta el entorno de Zabalburu. Según ha podido saber EL CORREO, el organismo pide una prórroga de ocho meses y medio -el plazo para tener listo el diseño acababa en julio- principalmente para «reorientar» el trazado y dejarlo enfilado hacia Moyua en vez de hacia la estación de Abando como se pedía previamente.
ETS atiende así el cambio de criterio del Ejecutivo autonómico y de la Diputación, las administraciones que cofinancian las obras de expansión del suburbano. Tras varios meses de conversaciones, ambas han alcanzado ya un acuerdo sobre el recorrido y se encuentran inmersas en la negociación sobre el plan de obra. Fuentes del Gobierno foral consultadas por este periódico confirman que su «prioridad» es que «el sistema metro llegue a los barrios del sur de Bilbao y a Las Encartaciones lo antes posible», sin importar demasiado si lo hace por Moyua o desde Abando. Portavoces de Lakua consideran, por su parte, «fundamental» que la L-4 acabe en Matiko -es decir, que atraviese Moyua- para que la línea, que será operada por Euskotren con absoluta seguridad, quede conectada con la L-3, que en el futuro se extenderá al aeropuerto, y la L-5 que ya se está construyendo.
El viraje del proyecto, que se viene cocinando a fuego lento desde que las candidatas del PSE lo propusieran durante la campaña electoral de las municipales y forales de 2023 y se le abriera la puerta un año después en el acuerdo de gobierno que los socialistas firmaron con el PNV para hacer lehendakari a Imanol Pradales, va a requerir un encaje de bolillos inédito en la historia de Metro Bilbao. Deben fusionarse ahora el proyecto original (Matiko-Rekalde), presentado por el Gobierno vasco cuando lo presidía Patxi López, con parte del rediseño anunciado en 2019 que planteaba unir Abando y los barrios del sur utilizando la vía de Feve que nace en la estación de La Concordia. Esta ruta permitirá después seguir hacia Alonsotegi, aunque antes debe ejecutarse sí o sí el soterramiento de Zorroza apalabrado hace unos meses por el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento. El convenio sigue sin estar rubricado.
La primera gran consecuencia de este reajuste del proyecto de la Línea 4 será que, cuando esté finalizada, sus estaciones pasarán definitivamente a ser nueve. En Irala y Rekalde su ubicación fue consensuada con los vecinos en una consulta en la que se decidió hacer un 'bypass' en el trazado de Feve que permita acercarlas más al centro de los barrios. Y la desaparición del apeadero que Renfe tiene en Zabalburu debido al soterramiento de Abando para adaptar la terminal a la llegada de la alta velocidad se compensará con un fosterito en la plaza.
Habrá paradas también en tres lugares emblemáticos del centro. Uno es Doña Casilda, donde tendrá que excavarse a más de 30 metros de profundidad. A la estación 'Parque' se podrá acceder desde la Plaza Euskadi, el lateral del Museo de Bellas Artes y la intersección entre las calles Conde de Artetxe y Teófilo Guiard. El segundo es el entorno de la Universidad de Deusto, entre Lehendakari Aguirre y la Avenida Madariaga. En lo que respecta a Moyua, la parada se excavará bajo la actual y ambas quedarán conectadas por un pasillo de unos 75 metros justo por debajo de la plaza. Servirán los accesos actuales, aunque se estudia la posibilidad de crear uno nuevo en la intersección entre Colón de Larreátegui e Iparraguirre.
El otro cambio relevante del proyecto será su coste. Aún no hay cifras oficiales, pero el presupuesto necesario va a elevarse. No serán ni los 289 millones que se preveían para el trazado Abando-Rekalde en 2021 ni los 350 que se estimó en 2016 que costaría que la ruta se iniciase en Matiko. La cifra se acercará más a esta segunda, aunque debe actualizarse. Esta es una de las razones que llevó inicialmente al Gobierno vizcaíno a mostrarse reacio al cambio. La otra es que sigue considerando Abando como un punto de partida más adecuado para la L-4. «Tiene más sentido», dijo la diputada general Elixabete Etxanobe el mes pasado durante una intervención en el pleno de las Juntas Generales. Fue el día en el que, aún así, dio públicamente el visto bueno a la otra alternativa, la de Matiko y Moyua. «Es perfectamente aceptable», zanjó. El tira y afloja institucional llevaba abierto desde julio del año pasado.
El documento con el que ETS anuncia la modificación del proyecto esta semana explica en parte los problemas que veía el Gobierno vasco a poner la cabecera de la L-4 en la futura estación de Abando. El más obvio son los plazos temporales: la nueva línea de metro no podría empezar a construirse hasta que se termine el soterramiento, previsiblemente bien avanzada la próxima década. Pero hay más. Aunque el proyecto de la futura terminal está aún en fase de diseño, la necesidad de encajar vías a dos niveles de profundidad y apartaderos para los trenes de Cercanías, Media Distancia y alta velocidad dificultaban encontrar espacio para la parada de la Línea 4 y, sobre todo, para un espacio donde aparcar y realizar labores de mantenimiento a sus unidades.
Al no existir conexión directa con la Línea 3, y por extensión con las cocheras que se van a construir en Erandio para que Euskotren surta de trenes a las rutas del suburbano que operará, los técnicos de ETS alertaron de que disponer de un apartadero para la L-4 en Abando resultaba innegociable. Y no hay espacio. Este problema desaparece si la ruta 'nace' en Matiko. También el de depender del avance de proyectos que lideran otras instituciones -en el caso de Abando, el Gobierno central- para planificar y ejecutar el proyecto.
Una vez que se adapte el plan constructivo y el Gobierno vasco y la Diputación firmen un nuevo acuerdo de financiación, el cambio de Abando por Matiko deja vía libre a la ejecución del trazado de la L-4 desde su cabecera hasta Rekalde. La extensión hasta Basurto después es relativamente sencilla porque se utilizará la actual estación, inaugurada en 2011. Para llegar a Basurto, como ya se ha dicho, se depende de las obras de soterramiento.
Y luego está lo de Alonsotegi. La fase 2. La estación de Irauregi se ubicará en el mismo lugar en el que para ahora en esa zona Feve, pero el problema es otro. Al ser un trazado ferroviario que surca tres comunidades autónomas (Euskadi, Castilla y León y Galicia) tiene la declaración de interés general y no formó parte de la transferencia que el Gobierno central hizo al vasco de los trazados de las Cercanías ferroviarias. Lakua debe presentar un proyecto definitivo, solicitar el traspaso y esperar a que Madrid lo ejecute antes de plantearse la obra.
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