«Quiero mirarme al espejo y reconocerme»
La popular artista se define «asocial» y desea pasar por la vida «sin dar la nota», pero «tomando partido porque, si no, no eres nada»
En 'El reencuentro', Larrañaga se las trae con una hermana a la que hace 20 años que no ve. Lo que pasa no es nada ... agradable, avisados quedan los espectadores.
– ¿Qué tal la familia?
–La familia, bien, gracias. Igual de loca que siempre.
– ¿Ha repartido mucha leña en ella?
– ¡He tenido que dar muchas hostias porque me he criado en un mundo de chicos! Y lo de los chicos es terrorífico. A mí me ha forjado un carácter importante.
– ¿Como fuera de casa no se vive en ningún lado?
– No lo sabes bien.Venir aquí y no tener a nadie que te toque las narices... ¡Eso es la leche! Aunque exagero. La casa me gusta mucho.
– ¿Los grandes infiernos están en las familias?
– ¡Y también las grandes satisfacciones! Pero lo más fuerte es que de los grandes infiernos no se entera nadie. Están a puerta cerrada, ¿sabe?
– ¿Las cuentas del pasado hay que saldarlas tarde o temprano?
– Nooo. Te puedes morir sin saldarlas. Son mitos de conciencias tranquilas para ir al cielo. Eso me da igual.
– ¿Ha suavizado su carácter?
– No, con los años, lo tengo peor.
– Pero ¿ya no es tan sociópata?
– ¡Ni mucho menos! Ahora soy asocial, que es peor, ja, ja. Ahora, si puedo, me encierro y no veo a nadie.
– ¿Evita los pulsos?
– No. Me gustan, pero si puedo no los provoco. También le digo que no hay nada más fiel que un enemigo, aunque mejor no ser enemiga de nadie.
– ¿Siente la necesidad de ser protagonista?
– Ya no tanto. En el teatro, sí, porque sino me aburro. No tengo redes sociales. Esa necesidad de la gente corriente de estar ahí y de las cosas que son capaces de hacer, contar... Pero yo no tengo...
– ¿Facebook?
– ¡Na-da! Si tuviera 20 años, quizá lo tendría.Los casting se hacen hoy según los seguidores que tienes, pero a mí eso me da exactamente igual.
– ¿Sabe atrapar las oportunidades?
– A mí me ha ido muy bien. La mejor decisión que tomé fue subirme al carro de la empresa familiar y decir 'me voy a quedar aquí'.
– Suerte.
– En su momento me planteé: '¿Cojo la oportunidad o me hago una carrera de largo recorrido y llego hasta el final como quiera sin depender de que me llamen y que me digan tienes que hacer una prueba para una mierda de serie que además no te gusta?' Veía a mi alrededor cómo las mujeres ya no eran nada, salvo si hacían teatro. ¡Y eso no ha cambiado! Además, tampoco me voy a retirar con 90 años.
– ¿Tiene fecha de caducidad?
– Me gustaría trabajar los años justos, jubilarme a los sesenta y tantos, como la mayoría, y, de vez en cuando, hacer algo, si me apetece. No me veo ir matada por los escenarios y cargando maletas de aquí para allá.
– ¿Se gusta más de la cuenta?
– Soy una gran insegura y no me gusto nada. No hay más que verme. La gente que no se gusta se cambia, se pincha... Yo no hago nada. Voy aceptándolo. Pienso como cuando tenía treinta y tantos y cuando me veo en el espejo me digo 'eres una imbécil integral'. Asumo lo que tengo porque como no me va mal y tampoco tengo necesidad de estar ahí, ligar...
– Bravo.
– Entiendo que cada una tiene su... Yo tengo mi vida resuelta y mis cosas organizadas, pero hay gente que tiene la necesidad de currar y pasa por el aro que haga falta.
– Confiesa la edad sin problemas (55 años), pero ¿no le gustaría parecer más joven?
– No, si no me operaría. Parecer más joven hoy en día... ¡es tan fácil!
– ¿Sí?
– Te vistes de mamarracha, te pones 27 inyecciones y a los 10 años estás para que te tiren a la basura. Yo no quiero. No tengo cabeza para mirarme en un espejo y no reconocerme. Quiero reconocerme como soy, hijo.
– ¿Acabará poniéndose años como su padre por pura coquetería?
– Con toda la razón el tío cabrón decía: 'Si digo que tengo menos, la gente pensará qué mayor estás. Si digo que tengo más, pues qué joven'. Siempre se ponía uno de más.
– ¿Le sale caro escoger ser libre?
–Antes sí, ahora no. Ya nadie te exige tanto. Yo he sido libre siempre.
«Tengo la piel muy dura»
– ¿Necesita muchos flotadores para llegar viva a la orilla?
– Los que tengo, ni uno más ni uno menos. Lo de llegar a la orilla es una situación extrema, un naufragio. Y yo tengo bastante gente a mi alrededor que me quiere.
– ¿Siempre hay alguien esperándola?
– ¡Absolutamente ¡Y con toda la artillería! Tengo muchísima suerte.
– En la vida, ¿quiere participar o ganar?
– A veces, ganar, porque el fracaso es durísimo en algunos casos, y en otras solo es cuestión de participar. Pero si no tomas partido también... ¡no eres nada! Se puede hacer muy bien sin necesidad de dar la nota.
– ¿Nunca dice todo lo que sabe?
– Jamás. Soy una mujer con muchos secretos y cosas escondidas.
– ¿Tiene la piel dura?
– No te imaginas. Lo de la gente con la piel fina en profesiones como la nuestra o la política... ¡Anda ya!
– ¿Cómo quisiera ser recordada?
– ¿Quién se acuerda de mi abuela? Lo bonito de esto es que pasas, te vas y adiós. No hay más historia. Tengo todavía en casa las cenizas de mi padre para tirarlas con mi hermana. Cuando veo ese bote digo: 'Esto que hay aquí mezclado con piedrecitas era un pedazo de bestia con un carácter monumental, triunfador, mujeriego... Y aquí está en un bote!'
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