«Desde mi puesto de privilegio puedo hacer visible lo invisible», dice el ganador
Bottura está convencido de que su proyecto gastronómico es como el buen vino, gana enteros conforme pasa el tiempo
Massimo Bottura era ayer la viva imagen de la alegría desbordante. El chef de Osteria Francescana subió al escenario deseando a voz en grito «buona sera tutti», luciendo pajarita y una flor en la solapa. Sus sentimientos eran transparentes. De nuevo al frente de la prestigiosa lista, reconoció que le embargaba la emoción. «El corazón me latía muy fuerte, vigilando de reojo a Can Roca», confesaba mientras recibía continuas muestras de felicitación. «Es una sensación increíble compartir esta noche con una comunidad de chefs que, paso a paso, está cambiando el mundo. Si no fuera por la amistad que nos une, muchos proyectos no saldrían adelante».
Bottura está convencido de que su proyecto gastronómico es como el buen vino, gana enteros conforme pasa el tiempo. «Para ser honestos, somos mejor restaurante que la última vez que nos eligieron número 1 y tenemos también un mejor equipo, más maduros y evolucionando en todos los sentidos». El chef, que tiene en la actualidad varios proyectos en marcha -es muy conocido por su empeño en no desperdiciar comida y cuidar la buena alimentación-, está volcado en abrir una cocina «especial» con su hijo «también especial» en Módena el próximo mes de septiembre, en la que van a enseñar a preparar tortellini y lasaña para venderla a todo el mundo. «Lo mejor de ocupar este puesto de privilegio es que te permite hacer visible lo invisible», dijo.
Bottura es muy consciente de cómo su fama ha afectado a la ciudad de Módena, convertida en un referente gastronómico mundial. «Cuando voy al centro en bici, mis conciudadanos me paran para darme las gracias. Módena es muy pequeña y antes no había turismo. Que venga gente a sacarse fotos a mi restaurante, al final beneficia lo mismo a las tiendas de sandwiches que a las cafeterías».