Un proyecto puesto en marcha por el doctor Enrique de Areilza
El eminente médico construyó la primera clínica quirúrgica de Bilbao en 1894 y confió en las Siervas de Jesús para su gestión
La idea de poner en marcha una clínica quirúrgica a finales del siglo XIX en Bilbao surgió a partir de la iniciativa del doctor Enrique ... de Areilza, el eminente médico que fue toda una personalidad en la villa en aquella época. Areilza fundó el Sanatorio Bilbaíno y le encargó su gestión a la congregación Siervas de Jesús de la Caridad, de las que conocía su dedicación y buen hacer por sus años como responsable de los hospitales mineros de los Montes de Triano. Corría el año 1894. Fue la primera clínica de la capital vizcaína en la que se realizaron operaciones.
Areilza, que da nombre a una calle situada también en Indautxu, comenzó a trabajar con las hermanas en La Salve, pero pronto necesitaron más espacio y se trasladaron al número 18 de Gordoniz. Se encargó la construcción del nuevo edificio al balmasedano Alfredo Acebal Gordon.
«Cuidado físico y espiritual»
Areilza murió en 1926. Después de la Guerra Civil, el también doctor Eusebio García Alonso se hizo cargo del proyecto. El Sanatorio Bilbaíno siguió consolidando su lema: «Permanecer fiel a su objetivo primordial, que es brindar la mejor atención y tratamiento de los enfermos, a través del cuidado físico y espiritual, hecho con profesionalidad, dedicación y cariño».
1964 es un año clave en la historia del Sanatorio Bilbaíno. García Alonso, que era urólogo, falleció. En su testamento dejó bien atado que la propiedad de la clínica pasaría a manos de la orden de las Siervas de Jesús, fundada por la vitoriana María Josefa Sancho de Guerra, cuyo nombre religioso era María Josefa del Corazón de Jesús y que había fallecido en Bilbao en 1912, tras haber vivido muy de cerca los primeros años del proyecto de Areilza.
Desde entonces, el Sanatorio Bilbaíno ha venido prestando servicio a los vizcaínos. La plantilla está formada en su mayoría por personal de la orden religiosa. Es cierto que la edad media del personal ha ido creciendo, «pero todavía tienen fuerza y están en condiciones de seguir desarrollando su labor», apunta un médico externo que pasa consulta en las dependencias. «Sería una pena que dijeran adiós», añade.
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