Los etarras Juan María Múgica (I) y Luis Ignacio Iruretagoyena, acusados de intentar matar a Aznar con un misil, en el juicio iniciado hoy en la Audiencia Nacional.

La estafa del misil con el que ETA intentó matar a Aznar en tres ocasiones

Hoy comienza en la Audiencia Nacional el juicio contra cuatro etarras acusados de intentar matar al presidente del Gobierno en 2001 con un proyectil antiaéreo. Las compras de estos materiales han revelado que los traficantes vendieron a la banda un armamento que había sido saboteado en origen por servicios secretos desconocidos

óscar b. de otálora

Miércoles, 9 de diciembre 2015, 13:45

En 2001, un comando de ETA intentó con todas sus fuerzas acabar con la vida del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, mediante un misil antiaéreo. En la campaña electoral vasca de ese año, el máximo representante del Ejecutivo viajó a Euskadi en avión oficial en tres ocasiones y los terroristas se habían colocado en las inmediaciones de los aeropuertos donde iba a aterrizar con un 'Sam 7' de fabricación rusa, un arma capaz de destrozar en vuelo una aeronave. La banda había comprado esta tecnología a traficantes irlandeses del IRA sin saber que estaba saboteada en origen.

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La Audiencia Nacional comienza hoy el juicio contra los etarras Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz, 'Suny', Pedro María Olano, Gregorio Jiménez Morales y Juan María Múgica como autores de los tres intentos de asesinato contra José María Aznar. La Fiscalía pide 72 años de cárcel para 'Suny' y sendas penas de 71 años de prisión para el resto por delitos de pertenencia a banda armada, depósito de armas y tres asesinatos en grado de tentativa.

Según la acusación, el comando intentó de forma desesperada asesinar al presidente del Gobierno en tres ocasiones. La primera, cuando Aznar acudía a un acto al Palacio Euskalduna, la segunda cuando se dirigía al Kursaal e iba a aterrizar en Loiu y la tercera en Foronda, ya que el presidente iba a dar un mitin en Sansomendi. En todas ellas, los etarras llegaron a tener el avión en el punto de mira pero el misil nunca se activó. Finalmente, los terroristas devolvieron el arma a Francia, desde donde se la había hecho llegar la cúpula de ETA. Las investigaciones posteriores revelaron que en esos viajes con los 'Sam 7', los etarras habían llegado a esconder los proyectiles en un local municipal de la localidad guipuzcoana de Lizartza. Los proyectiles acabaron en poder de los jefes de la banda Mikel Albisu, 'Mikel Antza', y su compañera, Soledad Iparraguirre, 'Anboto', detenidos en 2004. Al registrar su vivienda, la Policía gala los localizó en el interior de un zulo.

'Dispara y olvida'

En su libro 'La agonía de ETA', el periodista y escritor Florencio Domínguez explica como este armamento fue vendido a la banda por traficantes irlandeses vinculados al IRA. La banda pagó por ellos al menos 40 millones de pesetas, consciente del poder que les entregaba de repente el disponer de un armamento con esas posibilidades. El 'Sam 7', en este sentido, es un misil con un sistema de infrarrojos capaz de seguir el rastro de un avión en vuelo y derribarlo. Se trata de un arma sofisticada que responde al concepto de 'dispara y olvida' puesto que quien lo maneja solo tiene que colocar el objetivo en su punto de mira y apretar el gatillo, ya que la tecnología del dispositivo se encarga del resto. Una vez que consiguió este instrumento bélico, la banda comenzó a fantasear -incluso en sus documentos escritos- con la posibilidad de cometer un magnicidio.

Lo que no sabían los activistas, pero quizás sí los terroristas irlandeses, es que el armamento estaba saboteado en su origen. Cuando llegaron a manos del IRA, algunos de sus componentes vitales ya no funcionaban, por lo que jamás se habría podido realizar un disparo. No se sabe si el daño fue cometido por los servicios secretos rusos -que controlaron la primera venta de la operación- o por los británicos -que también eran conscientes de que los irlandeses buscaban ese tipo de arma-.

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Efecto propagandístico

La primera información que llegó a España sobre estos misiles surgió en 2001, cuando se interceptó en Francia una carta del etarra Asier Oiartzabal Txapartegi, 'Baltza' en la que se pedían explicaciones a la cúpula sobre el funcionamiento del proyectil y se exigía que se entrara en contacto con los vendedores que habían facilitado el armamento para que resolvieran los problemas. ETA era incapaz de resolver el desafío técnico que les planteaba que el 'Sam 7' fuera incapaz de activarse. Nunca llegaron a encontrar la solución.

Los dos proyectiles, no obstante, se convirtieron en un arma propagandística. El 25 de mayo de 2009 dos miembros de ETA aseguraron en una entrevista publicada por el diario 'Gara' que «los misiles para derribar aviones arrebatados a ETA fueron activados en tres intentos de atentado contra José María Aznar cuando era presidente del Estado español. Por desgracia, las acciones no cumplieron su objetivo». Lo que no sabían es que se los habían vendido en mal estado.

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