Agentes de la Policía Científica, con buzos, acceden al interior de la lonja incendiada en Atxur Luis Calabor

Policías y forenses creen que el incendio de Atxuri fue causado por un acelerante

La patóloga que valoró las graves quemaduras de la víctima considera más probable «la intervención de un tercero» queel intento suicida

Viernes, 24 de mayo 2024, 00:57

Agentes de la Policía Científica de la Ertzaintza y forenses del Instituto vasco de Medicina Legal coinciden en que el incendio en una lonja en ... Atxuri en el que una mujer sufrió graves quemaduras, tuvo que ser provocado por un producto «acelerante». Por las «peculiares y homogéneas» lesiones que presentaba Dori, joven de origen nicaragüense de 27 años, de segundo y tercer grado en la cabeza, tórax y uno de los brazos, «la hipótesis más probable es que fueran causadas por la intervención de un tercero», concluyó ayer la patóloga forense que valoró a la víctima en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia vizcaína. El acusado, Aitor B. se enfrenta a una petición de pena de hasta 29 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa y otro contra la Administración de Justicia.

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La perito descarta que el fuego tuviera un origen «accidental» o que hubiera detrás un «intento de suicidio», como se ha llegado a barajar. «Sería una forma de actuar extraña y altamente improbable», afirmó. Según su hipótesis, Dori debía estar «tumbada», con la cabeza ligeramente ladeada y un codo doblado y cubierta con una manta, cuando le arrojaron el líquido inflamable. La responsable de la Unidad de Grandes Quemados del hospital de Cruces donde Dori permaneció ingresada 54 días, muchos en coma y con peligro inminente de vida, también considera «raro» un «intento autolítico» en el que las manos no hubieran sufrido ninguna quemadura. «Normalmente al manipular un líquido inflamable se ensucian y se queman», afirmó.

Las claves

  • Las lesiones Dori presentaba quemaduras en el 18% del cuerpo -el 12% profundas-, en la cabeza, el tórax y un brazo.

  • Estado mental Aitor B. presenta «menoscabo leve» de sus facultades sin llegar a conformar una enfermedad mental.

  • Análisis químico El informe de laboratorio de las muestras de la lonja no es concluyente sobre la presencia de acelerante.

Esta versión coincide con la aportada por los policías que realizaron la inspección ocular en el lugar durante tres días y que descartan el origen eléctrico. Por las marcas del humo y las llamas, los ertzainas sitúan el «foco primario» del fuego junto a los dos somieres en los que dormían Dori y su hija de dos años, en una de las habitaciones de la lonja. El acusado pernoctaba en un dormitorio contiguo. El análisis de las muestras recogidas en el laboratorio no resultó «concluyente», lo que no descarta que se hubiera vertido alcohol o gasolina y «se hubiera evaporado por el fuego».

La mujer se encontraba «tumbada y tapada con una manta» cuando vertieron sobre ella líquido inflamable

Ningún hematoma

Ni los peritos ni los médicos que la han atendido, sin embargo, apreciaron que tuviera un hematoma en la frente como afirmaba Dori. Respeto a las «contradicciones» que presenta la declaración de la víctima, según la cual aquella noche del 30 de abril de 2022 ella y su pareja mantuvieron una discusión en la que él la agarró del pelo y la estampó contra una pared provocándole una herida sangrante en la cabeza, la forense experta en psiquiatría, Ana Eugenia Abasolo, mantiene que puede ser debido a un «mecanismo reactivo de la mente» tras una situación tan traumática. «Todos le exigimos que nos cuente lo que pasó. La demanda es insistente porque el caso está inmerso en un procedimiento judicial con consecuencias graves. El recuerdo es imperfecto y esas mismas preguntas van haciendo que ella cree su propio relato, que intente reconstruir su memoria borrada». Por eso, Abasolo instó a la sala a «fijarse en las lesiones físicas más que en el relato, que es menos preciso».

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En la sesión de ayer se visionó un vídeo que grabó el acusado de la víctima momentos antes del incendio en el que la mujer dice que se ha tomado «20 pastillas» y se va a «morir». La mujer alega que solía mencionar la muerte, pero «como algo superficial y no estructurado», según la experta en psiquiatría. Tras el incendio y en medio de una depresión severa por los importantísimos perjuicios estéticos y de merma de su calidad de vida, Dori ha tenido varios episodios autolíticos.

Sufrió quemaduras en el 18% del cuerpo, la mayoría de ellas profundas, le tuvieron que amputar los pabellones auditivos, no puede mover el cuello y sufre fuertes dolores, además de un trastorno por estrés postraumático y otro bipolar, que puede haber «florecido» a raíz del incendio.

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