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Los viveros de Gaizka Fernández lucen estos días vacíos porque no tiene establecimientos hosteleros a los que enviar su género. EL CORREO

Rodaballos a 7 euros y centollos a 4: así han dado salida al pescado acumulado los mayoristas de Mercabilbao

«Los distribuidores somos los grandes olvidados, nadie se ha dado cuenta», clama Gaizka Fernández, del puesto 118 de Mercabilbao, que tiene de clientes a 200 establecimientos hosteleros

Miércoles, 22 de abril 2020

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De la noche a la mañana, cuando se decretó el estado de alarma hace más de un mes, Gaizka Fernández Zarate, mayorista de pescado en Mercabilbao (puesto 118) que distribuye exclusivamente su género a 200 restaurantes y hoteles repartidos por la geografía vasca se quedó «con 300.000 euros de pescado fresco en cámara y 40.000 en mariscos vivos en los viveros». Un infierno económico. Consciente de que a cada día que pasa el pescado vale menos, para salir del paso se le ocurrió filetear rapes y rodaballos para después congelarlos y hacer paquetes congelados de kilo con los camarones vivos, porque tenía «palés y palés que se iban a echar a perder» y «malvender a pescaderías y lonjas todo lo que podía a mitad de precio». «Incluso envié género -rodaballos, reyes y besugos- a Pasajes para que lo vendieran en Francia», advierte el propietario de Pescados y Mariscos Gaizka, que doblegó al virus hace tres semanas.

Se deshizo de los rodaballos gigantes de Holanda, que normalmente están a 17 euros el kilo, por siete. La almeja fina la puso a precio de semicultivo. Los meros, los bajó de 30 a 15 euros. Y los bueyes, de 36 a 15 los grandes y de 8 a 4 los pequeños. «Todo esto no habría pasado si hubieran avisado antes », señala este distribuidor, que recuerda que detrás de los restaurantes y los hoteles, al igual que de los bares o las cafeterías, hay una cadena de proveedores quizá más larga que el ARN del virus. «El pescatero de un hotel y de un restaurante tiene el mismo problema que el hotel y el restaurante. Y lo mismo sucede con el frutero y el carnicero que se dedica a este sector. ¿Cómo es que nadie se ha dado cuenta? Los distribuidores de estos clientes somos los grandes olvidados. Las empresas grandes tienen todas las soluciones, pero no las hay para las pequeñas y se necesita seguir vendiendo para llegar a final de mes», protesta.

«Cobros pendientes»

La secuencia que relata en su negocio la viven estos días muchos empresarios como él. «En primer lugar, nos quedamos con las cámaras llenas y sin clientes». Algunos clientes aún no le han abonado recibos pendientes «de enero, febrero y marzo» y «como están cerrados, veo que va a ser muy difícil cobrar, sobre todo si con el tiempo no abren. ¿Acaso creemos que cuando esto acabe la gente va a salir a llenar los restaurantes y llenar los hoteles?».

Y continúa. «Nos han anulado todas las bodas, bautizos, comuniones, que representa el 50% del beneficio de todo el año. Y como consecuencia de todo ello, nos hemos visto abocados a un ERTE. ¿O es que vamos a venir todos los días treinta empleados para vender cuatro chicharros?». Gaizka Fernández también lamenta la letra pequeña de las ayudas del Gobierno. Avales hasta el 80% respaldado por el Estado, pero tramitados a través de la banca. «Vamos a tener que endeudarnos 10 o 15 años para pagar esto», lamenta este mayorista, que sigue acudiendo a Mercabilbao cada mañana para «ordenar la oficina» y «tratar de gestionar algún pago». «El servicio para las pescaderías está abierto con normalidad, pero los puestos que se dedican a hostelería están vacíos», reconoce mientras posa junto a uno de sus viveros huérfano de mariscos.

 

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