Perros asilvestrados causan la mitad de los ataques que sufre el ganado en Bizkaia
La Diputación registra 25 incursiones de cánidos en dos años. Pese a las batidas, la última en 2016, el lobo también sigue activo
Orozko dio la voz de alarma a principios de este año. Tres ataques y 14 ovejas caídas en sólo un mes en el entorno del ... Gorbea, y no por culpa del lobo. La carnicería llevaba esta vez el sello de alguno de los perros que a menudo andan sueltos por la zona. Una presencia que, según los ganaderos vizcaínos, se ha intensificado en el último ejercicio. Los datos que maneja la Diputación respaldan esa creencia. De hecho, la mitad de las 25 incursiones que, según sus registros, fueron realizadas por depredadores en el territorio desde 2017 y hasta febrero de este año fueron obra de canes y se saldaron con la muerte de al menos medio centenar de reses.
La lista oficial de ataques se empezó a escribir en Errigoiti. Allí cayeron cinco ovejas y desaparecieron dos. ¿El causante? Uno o varios perros. La cosa no quedó ahí. Ganaderos de Muxika, Elorrio, Zeberio, Gamiz-Fika, Ubidea, Gatika y Muskiz también sufrieron el azote del considerado mejor amigo del hombre.
La Diputación persigue el abandono de animales. Y lo castiga. Así, en los últimos ocho años ha impuesto más de un centenar de multas que suman más de 171.000 euros. Los ejemplares que quedaron a su suerte durante este tiempo fueron 120, todos, salvo tres, perros. «Los ganaderos persiguen intensamente el exterminio del lobo, de una especie autóctona, cuando el verdadero problema puede estar en otro lado», advierte el apoderado de las Juntas Arturo Aldecoa. Por eso reclama a la institución foral que ejerza «un control más efectivo sobre los perros, porque pueden ser peligrosos, y no sólo para el ganado», subraya.
La acción de canes asilvestrados en los montes vizcaínos es un hecho, y así lo atestiguan las certificaciones realizadas por los técnicos forales, que también han detectado la acción de algún zorro y un jabalí. Pero el lobo también sigue ahí, y lo dicen los datos. Con un ataque constado en Carranza en abril de 2017, tres más en el valle encartado en enero, julio, septiembre y noviembre del pasado año, y otro en Galdakao. Y eso a pesar de las batidas que la Administración ha llevado a cabo, la última en enero de 2016. Entonces cayeron cuatro depredadores salvajes en un solo fin de semana, tras los reiterados ataques al ganado denunciados en Las Encartaciones. Dos años antes se había llevado a cabo otra en la misma zona, después de tres sin que se autorizase ninguna captura.
La institución foral ha impuesto desde 2011 un centenar de sanciones por abandono de animales
171.000 euros en multas
Cuadrillas nocturnas
El último censo oficial sobre el lobo es de 2015 y habla de la existencia de un único grupo reproductor en el territorio y en torno a ocho ejemplares. Tras las batidas, a día de hoy puedan quedar tres individuos, que no se han podido reproducir, según los datos que maneja el grupo Lobo Euskadi, que aboga por proteger de urgencia a este cánido y adoptar medidas para que su presencia sea compatible con la ganadería extensiva. Su portavoz, Andrés Illana, no es ajeno al problema de los perros sueltos, que a menudo forman «cuadrillas nocturnas» y causan daños al ganado. El colectivo realizó en 2004 un estudio genético con heces aparentemente de lobo. «Se analizaron en Suecia y se constató que un gran porcentaje de ellas eran de perro», explica.
En Bizkaia, apunta Illana, ha quedado demostrado que los canes «comen lo mismo que los depredadores en el monte», preferentemente ganado. «Lo que no sabemos es si lo matan o simplemente se alimentan de la carroña».
La clave
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117 canes fueron abandonados por sus propietarios en los montes vizcaínos entre 2011 y el 31 de agosto del pasado ejercicio.
«Va a ser un problema mayor que el lobo»
Los archivos forales recogen 25 ataques a ganado en Bizkaia desde 2017 hasta febrero de este año. Pero no todos los que se producen en realidad se denuncian. Sin ir más lejos, Xabier Monduate, un ganadero del barrio carranzano de Sierra, ha perdido más de medio centenar de ovejas desde que arrancó este 2019 en varias incursiones de cánidos. Pero sólo ha dado parte a la Diputación del último, que tuvo lugar poco antes de Semana Santa. «Me mataron 16 de un golpe», lamenta este joven encartado, que a sus 25 años mantiene la tradición familiar y a 150 ejemplares de ganado ovino, otros tantos de vacuno para carne y una treintena de yeguas.
La bióloga de la institución foral «no pudo aclarar» si la matanza fue obra de un lobo o de algún perro. Tampoco Xabier lo tiene claro, pero apuesta por los canes, «por los cuatro o cinco que desde hace un mes andan de correría por la noche». «Tengo muchos animales en el monte, y no les ha pasado nada», advierte. El problema, dice, es de los dueños de estos animales, «que cada vez los tienen menos controlados. A este paso, se van a convertir en un problema mayor que el lobo», lamenta el ganadero.
«Todos en el valle tenemos esa preocupación por los perros», sostiene Monduate. Sobre todo en verano, «cuando la gente los lleva al monte, los deja sueltos y no se preocupa de lo que puedan hacer». La Diputación debería, en su opinión, «controlar más a los dueños de canes, como hace con nosotros, con nuestro ganado y el chip», reclama este baserritarra, que tampoco pierde de vista al lobo.
«Los mastines no sirven»
«Está a un paso, matando mucho en la zona de Soba, en Cantabria, desde hace dos años. Si quiere venir, en una noche está aquí». Y de nada valdrán, defiende, los mastines que, gracias a un programa del Gobierno vasco financiado con fondos europeos, la Diputación entregó a los ganaderos del valle carranzano para proteger a sus animales de este depredador. «Eso no vale para nada», afirma. Una opinión que no comparte Lobo Euskadi, que defiende el uso de estos grandes perros, procedentes de la montaña leonesa, como medida preventiva para evitar ataques.
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