La nueva generación de médicos vascos
MIR. Osakidetza comienza a formar en sus hospitales y centros de salud a 566 residentes de primer año que nutrirán de facultativos al sistema sanitario
Hace poco más de un mes que se ha incorporado a Osakidetza una nueva promoción de residentes. 566 jóvenes profesionales de la medicina, la enfermería, ... la psicología y la farmacia han comenzado su formación en los hospitales vascos. También lo ha hecho por primera vez un físico, un perfil cada vez más necesario en la sanidad moderna para poder realizar un correcto manejo de los dispositivos de alta tecnología, como los aceleradores lineales para tratar el cáncer. Ellos son el futuro de la sanidad vasca, el necesario relevo generacional para un sector que va a afrontar un número significativo de jubilaciones en los próximos años. La generación del baby-boom comienza a colgar la bata. Cerca de 1.300 médicos de Osakidetza cumplirán 65 años a lo largo del próximo lustro. Estos jóvenes galenos que ahora se forman en el Sistema Vasco de Salud deberán dar continuidad a la labor de sus predecesores para garantizar la correcta atención de la población.
Aitor Unzueta, Ainhoa Estévez, Asier Vega y Cristina Baeza son cuatro de estos residentes de primer año. Todos ellos se están formando en Cruces, el principal hospital de Bizkaia. Un gran complejo sanitario que aún están conociendo. «Hay un ajetreo enorme. Todavía vamos atentos en algunas zonas para no perdernos», reconocen. Normal en un centro con tantas plantas, pasillos y líneas de colores en el suelo a las que seguir en función de a qué zona se quiera ir.
En su día a día se sienten muy arropados por los adjuntos que les forman y los MIR más veteranos. «Vamos cogiendo responsabilidades poco a poco. Agradecemos la supervisión que nos dan. La medicina no es blanco o negro. Hay grises y es el profesional quien decide. No somos máquinas. Los tutores nos dejan hacer, pero sabemos que nos cubren las espaldas y eso nos da tranquilidad y confianza», subrayan.
Los cuatro coinciden en que en Cruces «se respira un buen ambiente de trabajo». «La gente está dispuesta a compartir conocimiento y ayudar a los compañeros. Así es como más se aprende y es bueno para todos, tanto profesionales como pacientes. La sanidad no deja de ser un trabajo de equipo. Los profesionales médicos y de enfermería no haríamos nada sin los celadores, las auxiliares de enfermería o el personal de limpieza. Tan importantes somos unos como otros para que esto funcione», defiende Asier, residente de Anestesia.
El contacto con el paciente es uno de los aspectos que más valoran. El ver cómo mejoran y agradecimiento que reciben por parte de algunos usuarios es muy gratificante para estos jóvenes profesionales. En el caso de Cristina Baeza, residente de Enfermería Pediátrica, en ocasiones tiene que «improvisar juegos» para tranquilizar a los niños enfermos, en especial «cuando les van a realizar alguna prueba».
Aunque Aitor Unzueta tiene menos contacto con los pacientes que sus compañeros de promoción, los que llegan a su unidad están siempre muy nerviosos. Este físico trabaja con dispositivos de tecnología punta. Entre sus funciones está la de ajustar la dosis de radiación ionizante que reciben los pacientes con cáncer, pero que actúe sobre el tumor pero sin dañar al resto del órgano. Él es el primer residente de Radiofísica Hospitalaria que se forma en Osakidetza.
1.300 médicos
cumplirán los 65 años durante el próximo lustro en Euskadi.
Entre los aspectos que más les pesan en su práctica diaria a los nuevos residentes están las guardias. En especial a los futuros especialistas médicos, para quienes estas jornadas se alargan durante 24 y hasta 25 horas. Ainhoa Estévez, R1 de Anestesia que estos meses está rotando en la Urgencia, confiesa que aún su cuerpo no se ha acostumbrado a estas largas jornadas de trabajo. «El cansancio post-guardia es algo que arrastras varios días. Si estás en Urgencias puede que solo duermas un par de horas, mientras que en Cirugía puede ocurrir que te toque enlazar dos o tres intervenciones seguidas», relata.
Estévez considera que uno de los motivos por los que Dermatología es de las primeras ramas médicas en agotar sus plazas cada año es por el hecho de que no incluye guardias. «Cuando la gente elige especialidad pensando en tener calidad de vida significa que hay otras especialidades que te la quitan», reflexiona.
Estos residentes de primer año realizan entre 4 y 6 guardias al mes, en función de los servicios en los que estén encuadrados. Son obligatorias y para estos jóvenes sanitarios suponen una parte importante de su sueldo. Cerca de la mitad de su salario proviene de ellas.
Reivindicaciones
Esta generación es consciente de la situación actual del sector y considera necesario que los gestores le den la vuelta. «La sanidad está mal pagada para lo necesaria que es y la responsabilidad que asumimos. Por eso hay gente que opta por marcharse al extranjero, donde también se les valora más», apunta Baeza.
«Priorizamos nuestra vocación por encina de la precariedad. Apostamos por la sanidad pública aunque esté peor retribuida y esa es nuestra forma de aportar nuestro granito de arena a esta sociedad. Aunque eso no significa que no se deban exigir mejoras», completa Vega. Para este futuro anestesista, además de subidas salariales, es preciso incrementar el número de profesionales en ejercicio y estudiar qué hacer con las guardias para evitar que los profesionales lleguen 'fundidos' al final de estas jornadas laborales de 24 horas.
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