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En el pleno municipal del pasado mes de marzo, el Ayuntamiento de Igorre realizó la aprobación inicial de su PGOU (Plan general de ordenación urbana) por unanimidad. Fue un hecho histórico para el municipio por dos motivos fundamentales. El primero es que Igorre nunca ha tenido un documento de este tipo, y todavía se rige por las Normas Subsidiarias de Planeamiento, vigentes desde 1996. El segundo alude al camino recorrido para su aprobación. La localidad comenzó este proceso en 2003 y han hecho falta más de veinte años y seis legislaturas para que ahora, por fin, se atisbe su final. Contar con un PGOU abrirá al Consistorio muchas posibilidades. La principal es la construcción de 405 viviendas, aunque de momento son dos los proyectos que el equipo de gobierno tiene en mente poner en marcha: la construcción de una rotonda en el barrio de Urkizu y la creación de una zona deportiva con unas piscinas al aire libre.
El PGOU es un documento de carácter estructural, que se convertirá en el instrumento básico de ordenación integral de todo el municipio. El proceso para su aprobación consta de ocho fases. Desde el 2003 Igorre ha ido avanzando, con mayor o menor presteza, hasta llegar a la quinta, la de la exposición pública. La ley marca que los ciudadanos tienen 45 días desde su aprobación inicial para presentar posibles alegaciones, aunque el Ayuntamiento ampliará ese plazo hasta el 30 de septiembre. «Queremos que todo el mundo tenga tiempo suficiente para preguntar todas aquellas dudas que puedan tener», ha señalado la alcaldesa Olatz Urkiza (PNV). Para ello, desde el área de Urbanismo se están ofreciendo citas a los vecinos para resolver las cuestiones que les preocupen y ofrecer información
El nuevo plan recoge la posibilidad de edificar 405 viviendas, de las cuales 104 serían de protección oficial, 60 de precio tasado y las restantes de precio libre. Urkiza destaca que «el Ayuntamiento no va a construir, pero si una empresa está interesada tendrá un espacio donde hacerlo, ese es precisamente el objetivo del plan». Por otro lado, hay dos proyectos que sí se van a desarrollar desde el Consistorio. El de la rotonda de Urkizu responde a un problema de accesibilidad. El cambio de sentido para acceder al barrio pasa por debajo del nivel del río, lo que provoca inundaciones los días de lluvia y obliga a los vecinos a recorrer 4 kilómetros hasta Lemoa para acceder a sus hogares. «La rotonda unirá el barrio con el resto del pueblo», ha señalado Urkiza. También se pretende dotar a Igorre de otra zona deportiva, en la que se incluirán unas piscinas descubiertas. El proyecto, al igual que el de la rotonda, no está recogido en el nuevo plan, sino que se presentará una alegación por parte del equipo de gobierno para incluirlo. «El motivo es que si lo hubiéramos querido meter dentro del plan se hubieran retrasado el proceso», ha destacado la primera edil.
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